Una raza alienígena invadió la Tierra, la conquistó y se quedó, son unos seres de pequeño tamaño que usan a los humanos como montura.

La novela ganó el Premio Philip K. Dick en 2002 y fue nominada al Nébula en 2003.

Una gigantesca nave alienígena se estrelló mucho tiempo atrás, en ella viajaban los Chillones, llamados así por los humanos. Poco tiempo después del accidentado aterrizaje los humanos sufrieron una gran devastación por un extraño virus y los Chillones, aunque pequeños en tamaño pero muy numerosos, pasaron a ser la especie dominante. Sus piernas son pequeñas y débiles pero los brazos muy fuertes y sus manos son grandes y también son muy rápidos, en un segundo pueden atacar y matar a un ser humano. También sus sentidos del oído y el olfato son mucho más desarrollados, mediante ellos pueden saber la presencia de otros seres a una gran distancia. El nombre de Chillones es por el chillido intenso que son capaces de emitir, un ulular en una potencia tal que derriba a los humanos y hasta los puede matar.

Montados sobre los humanos los alienígenas a veces cantan o les dicen a sus monturas ve, ve, ve., las riendas pueden ser más o menos lujosas y en ocasiones, como es el caso de los que son montados por el cuerpo de guardia, los bocados llevan pinchos por si el jinete cree necesario aplicar un castigo. Los Chillones adulan a sus monturas, junto con el ve, ve, ve. les repiten una y otra vez cómo los quieren y necesitan y les dan golosinas como chocolate y fresas, algunos humanos se sienten agradecidos por ello mientras otros les aborrecen y se rebelan.

Las monturas tienen un nombre humano con el que a veces se llaman los unos a los otros, el otro nombre es el otorgado por el alienígena dueño de la montura, así el protagonista de esta historia es Charley y a la vez es Sonrisas. A su vez los Chillones llaman a los humanos Sams y Sues, dependiendo del sexo que sean y entre ellos hay dos razas a destacar: los Seattle, altos y fuertes, y los Tennessee, ágiles y veloces. Los demás tipos de monturas no son dignos de destacar, son los llamados Don Nadie. Para conseguir buenos ejemplares de Seattle y Tennessee los apareamientos son controlados y pronto son separadas las crías de las madres.

Charley fue adquirido para Su Excelente Excelencia, el Futuro Gobernante, el Pequeño Amo. Al empezar el relato éste es todavía casi un bebé y Charley tiene once años. Feliz de ser la cabalgadura de alguien de tan alta importancia Charley / Sonrisas vive contento en su establo con cama, agua caliente y fría, con algunos libros incluso, un lugar agradable para descansar después de los entrenamientos ya que también será destinado a correr en los estadios en las habituales competiciones contra otros corceles de carreras. Las monturas que se rebelan sufren grandes castigos pero Charley ni piensa en rebelarse, no por miedo al castigo sino porque le gusta su vida tal como es, entrenar para ser la montura de Su Excelente Excelencia y para corcel de carreras.

Pero un día todo cambiará, los humanos salvajes que viven en las montañas llegan hasta la pequeña ciudad, matan a casi todos los alienígenas y rescatan a sus congéneres. Al principio Charley y el Pequeño Amo se esconderán pero pronto serán encontrados y es que uno de los objetivos del ataque por parte de los humanos era rescatarle a él pues su padre, que tiempo atrás también fue liberado, encabeza la rebelión.

Están todos tan empeñados en eso de la democracia que no me he atrevido a preguntarle a nadie cómo se llama lo que teníamos allá.

En la aldea de los humanos todo se decide por votación aunque Gallardo, nombre de montura del padre de Charley, tiene poder decisivo. Por deseo de Charley la vida de su augusto jinete es respetada pero no le gustará nada esa vida salvaje en las montañas, allí no visten de seda sino con prendas de burda lana, la comida no es muy abundante y no hay golosinas, hace frío y los habitáculos son incómodos.

Charley se encontrará entre dos mundos y aunque pueda sentir admiración por su padre no acabará de saber cuál es su lugar.

La mayoría de los capítulos son en primera persona con la voz de Charley y así el lector obtiene de primera mano la visión que éste tiene del mundo que le rodea, de la vida con los alienígenas y después con los humanos. Otros capítulos en cambio son en tercera persona ya sea un alienígena o un humano quien lo protagonice. Algunos de los que habían sido monturas han quedado muy perjudicados física y psicológicamente por el trato recibido de manera que su manera de hablar es muy primitiva o muy sintética, esto le ocurre a Gallardo quien se ve muy apurado en sus intentos de convencer a su hijo sobre la necesidad de rebelarse.

Una curiosidad es que Chillones y humanos nunca se refieren a las piernas de las monturas como tales, siempre son las patas, nombre que era el usado para referirse a las piernas de animales, pero en esa nueva realidad en la que son monturas, usan para ellos mismos.

Los Chillones no se llevaron esa agua; ya había desaparecido mucho antes de que ellos llegaran.

El texto no es muy explícito en cuanto a la transición de especies dominantes, se dan pinceladas sobre el virus exterminador o que algunas partes de la Tierra estaban inhabitables, se habla de las ciudades de los alienígenas pero no hay ciudades humanas aunque parece que los rebeldes van recuperando la tecnología que una vez construyeron. Esta información escasa y repartida a lo largo del libro aporta más misterio y extrañeza a la historia, no contarlo todo obliga al lector a extraer sus propias conclusiones a partir de las pistas dadas.

Charley ha crecido siendo montura y por ello sus sentimientos son de desprecio a los rebeldes y su modo de vida tan lejos de lo que él entiende por civilizado. Desprecia a los Don Nadie y a duras penas soporta a los otros Seattle y a los Tennessee que lejos de lucir elegantes tienen un aspecto tosco y desgarbado en la aldea en las montañas, es un tipo de vida con la que él no se identifica y sueña con volver a su cómodo establo. Con su padre y con otros miembros de la aldea mantendrá charlas sobre lo que eran los humanos antes de la llegada de los invasores y sobre lo que podrían volver a ser, sobre el respeto hacia uno mismo y sus semejantes y el sentido de libertad y de ser humano.

Muy al contrario de otros humanos que han crecido y vivido casi toda su vida en la aldea junto a otros humanos en igualdad Charley rechaza ese modo de vida y piensa que su lugar no es ese, aunque en algún momento es consciente de la crueldad que los invasores han ejercido sobre su gente, crueldad que pretenden disfrazar con palabras elogiosas o con la prestación de cuidados.

Él no es el único que modifica en parte su idea de cómo deben ser las cosas, el Pequeño Amo, Su Excelente Excelencia, ha sentido más apego a su Sonrisas que a otros de su especie. La experiencia conjunta de estos dos compañeros de viaje será la que decida el desenlace en el que se expresa cómo cada uno interpreta la idea del mundo en el que quiere vivir.

Carol Emshwiller (EEUU, 1921 – 2019) escribió ciencia-ficción y realismo mágico y su autor favorito fue Kafka del que reconoció amplia influencia. Nacida Agnes Carolyn Fries adoptó el apellido Emshwiller al casarse con Ed Emshwiller, artista y cineasta experimental y tuvieron tres hijos. De pequeña vivió en Francia y Alemania y tras su matrimonió en Nueva York, pasando los veranos en el Valle Owens, California, lugar que fue escenario de varios de sus relatos. En 2009 donó su biblioteca particular a la Northern Illinois University. Además del Philip K. Dick otras de sus obras fueron nominadas y ganadoras de diversos premios. En RETROFUTURISMOS, recopilación de relatos hecha por Lisa Yaszek (Almadía, 2023) se incluye PELAJE, relato corto de la autora.