La novela tiene un inicio engañosamente apacible, donde se mezclan la etología (… incluso los defectos de una especie determinada pueden contribuir al conjunto de la vida en la Tierra), la cetrería (El pequeño grupo de aficionados a los halcones era una hermandad: el oficio era difícil, esotérico, absorbente, como el de los monjes Zen o los maestros de Go
) y la paisajística (Las vastas llanuras picadas de marismas que se deslizaban desde las laderas hacia el mar… sólo estaban habitadas por seres salvajes
), combinación que no permite presagiar el torrente de acción y de violencia que se desencadenará luego, pero cuyo procedimiento de presentación en el texto, será tan distanciado y desasido como si se tratara de montajes teatrales y no eventos por los cuales atraviesan los personajes, en cierto modo potenciándolos.
Encuentro que existen semejanzas en el tono con HELIÓPOLIS de Ernest Junger y un compartir características entre el cantinero y el etólogo, de allí que ambas novelas devienen en discursos sobre el poder, aunque en Crowley con un claro rechazo a las dictaduras por más justificadas que parezcan. Además se vislumbra cierta similitud entre sus campiñas y panoramas con los expuestos por Ángela Carter en HÉROES Y VILLANOS.
La emoción transmitida por los párrafos finales de BESTIAS nos inunda como una ola cuando escuchamos hablar a sus personajes (Los hombres hacen planes. Yo no soy un hombre. La apariencia es un engaño. Una mentira. Pura charla, dijo Reynard
) y nos rendimos ante una propuesta humanitaria y solidaria que colinda con la presentación de evidencias en los más recientes avances de investigación biológico-etológica realizados en el planeta, en las certidumbres que se acumulan y empujan a reconocer en los animales (y por ende en las Bestias de Crowley) a nuestros socios, a nuestros compañeros de ruta en el acaecer de la vida y la materia sobre la tierra, en la evolución, en el surgimiento de las emociones, lo cual nos lleva a la siguiente reflexión donde nos aproximamos a ese lugar del cerebro donde yace el misterio de la inteligencia emocional.
Investigaciones con primates no homínidos (capuchinos) permiten establecer que la igualdad es una necesidad para la vida de los grupos complejos y se constata una sensibilidad instintiva hacia la igualdad, por que los capuchinos responden negativamente a una distribución injusta de las recompensas, llegando incluso a negarse a ejecutar nuevas labores si sienten que han sido maltratados, marginados o injustamente tratados. Así, el sentido de la justicia brota como una capacidad innata en nuestra especie (y en otras), que su origen no se liga a la cultura, y que además se ha transformado complejizándose y revelándose como una necesidad para la vida de los grupos dinámicos.
Es así como científicos de Harvard en la revista Nature sugieren que el sentido de la justicia puede basarse más en una facultad moral innata anclado en los instintos (pero no exclusiva de nuestra especie), que en una reflexión lógica, producto de una tradición cultural. (ver Los primates tienen un sentido de la justicia similar al de los humanos por Vanessa Marsh en http://www.tendencias21.net, dirección electrónica de Tendencias Científicas)
Semejante hallazgo establece un vigoroso impulso para cavilar no sólo acerca de la naturaleza del sentido de la justicia en nuestra especie sino igualmente de la codicia, del afán de lucro y de ganancia, reflexión que refuta las teorías económicas clásicas y neoclásicas, las cuales afirman que los individuos persiguen como valor máximo la satisfacción de sus respectivas necesidades materiales básicas.
Añadimos que experimentos como el de Betty la Cuerva (inteligencia mecánico-espacial y creatividad), la observación de comportamientos democráticos en las manadas de artiodáctilos y cardúmenes de peces, la capacidad prospectiva de las moscas, y otras investigaciones más, nos permiten aceptar literariamente el desprendimiento y la dilatada generosidad de Reynard el zorrombre y la digna serenidad de los leos, cualidades que les otorga el autor, basado en que la vida en su afán diversificador había llegado a crear seres tan dinámicamente equilibrados. La propuesta política del zorrombre tiende a borrar las diferencias entre especies con una revolución que trasciende clases, grupos, clanes; basada en una visión ecológica, sobre todo de la actitud y el sentipensar, a pesar de no quedar explicitados determinados mecanismos y hasta tornarse deliberadamente confusos algunos acontecimientos, la forma de presentarlos los convierte asimismo en páginas de deleite y estímulo mental.
También la manipulación genética que se ejerce sobre los leos creados a partir de la diagenética (nominación con la cual se alude en la novela a la tecnología de recombinación de genes, quizás por ser de 1973) se liga con la noticia de que las experiencias emocionales de la historia de cada una de las personas (y en BESTIAS, de los leos y de Reynard) estarían almacenadas en las regiones más profundas del cerebro, conformando el mapa de nuestra identidad emocional, aquella que nos hace únicos e irrepetibles entre los demás miembros de nuestra especie, según una investigación que publica American Journal of Psychiatry. Se determina en esa investigación de Toronto que existirá una reacción diferente según las emociones sean positivas o negativas, simultáneamente puede constituirse en un significativo progreso para el tratamiento de la depresión, enfermedad que afecta en el mundo a una persona de cada diez, pero desde otro ángulo también una posibilidad para establecer que la rebeldía es algo natural y que se encuentra insertada en nuestros genes. (ver Identificada la zona del cerebro donde se alberga la identidad emocional en Tendencias Científicas. Quizás por esas consideraciones, Reinhardt y los leos, en especial el héroe encarnado por Painter, y sus compañeros humanos (Loren, Meric, Caddie) poseen potencia carismática... y la trasmiten.
Crowley avizora con precisión literaria desde los ´70 (Las cosas vivas, nosotros, somos sólo un consorcio de muchas cosas vivas, en una especie de continuo debate parlamentario, dependendientes unas de otras, interpenetrándose…
) lo que la ciencia devela en el primer lustro del siglo XXI: que somos ecosistemas ambulantes donde coexisten en simbiosis diferentes especies bajo una identidad y que de la redoma de la ingeniería genética brotarán múltiples monstruos y quimeras como el misly (mezcla de genes de zorro, perro y mapache) y el pez luminoso (primera mascota transgénica aprobada) que salió a la venta en febrero 2004.
En cuanto a innovación recalcamos que para la época un texto como el de Crowley por su alta calidad literaria y especulativa desde el punto de vista científico se muestra como un ejemplo a seguir, su posición aporta una particular coloración al tema de los seres creados (ver Crean en laboratorio la primera forma de vida sintética, en Tendencias Científicas una vez más). Si rastreamos su capacidad fabuladora, encontraremos que nos sumerge en un sólido mundo alternativo signado por la catástrofe de la segunda guerra civil USA, el desplome de la estructura tecnológica, la desintegración social, territorial y en cierta forma intelectual del archipiélago político que surge tras un precario equilibrio bélico. Y no es porque dedique innumerables páginas a contarnos la realidad de esa sociedad, la inferimos, la deducimos de la línea central de la narración, pero nunca nos abandona esa sensación de estar percibiendo las explicaciones vertidas como pertenecientes a otra dimensión.
Habría que añadir que rinde homenaje a las arcologías y a las utopías anarquistas encarnadas en la Montaña. Es evidente su aproximación envolvente, su específico enfoque holístico, manifestado desde las primeras líneas pero que se consolida con el correr de los capítulos mediante la construcción de redes comprensivas que se ramifican e interconectan a los personajes y las peripecias (a propósito la acción es descrita con un cierto grado de confusión para alterar la percepción del lector y sumergirlo en los acontecimientos de tal manera que palpe la impredecibilidad de la historia), con plasticidad replicadora parte en ocasiones de observaciones o anécdotas que se bifurcan o desvanecen (solo para resurgir más adelante) en sucesos que logran ser considerados como observados por otro ser desde otro lugar, y esa sensación de extrañeza lo tornan en un excelente y muy recomendable libro de ciencia-ficción.