Contraportada

Laura Muñoz es una madura profesora de física que ha llevado una vida intensa, incluyendo dos divorcios y su participación en la Inicitativa de Defensa Estratégica durante la Guerra Fría. Ahora se prepara para afrontar la parte que supone más sosegada de su carrera.

Se equivoca. El inesperado reencuentro con su primer marido, el coronel Jim Conrad del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, la conduce a ella y a su joven ayudante Neko a viajar a un lugar remoto para enfrentarse a un misterio de colosales proporciones.

Un satélite militar estadounidense ha descubierto un objeto enterrado a gran profundidad en la meseta Laurentina canadiense. Se trata de una geoda perfecta de dos kilómetros de diámetro, para la que los geólogos no encuentran ninguna explicación racional. Además, este asombroso artefacto tiene al menos dos mil millones de años de antigüedad. Los militares norteamericanos se han hecho cargo de la situación y han levantado sobre ella una base destinada a investigarla. Pero los problemas con el gobierno canadiense no tardan en surgir, y todo se complica cuando Jim Conrad descubre que hay un traidor entre sus hombres. En esas circunstancias, sólo puede confiar en Laura para que le ayude a desentrañar el misterio de la geoda.

Pero nada de lo que habían imaginado les había preparado para lo que iban a encontrar en su interior...

LA RED DE INDRA bebe de los orígenes del género dentro de lo que podríamos llamar, en la taxonomía habitual, una novela de gadget o artefacto extraño y, en este caso, de origen desconocido, con lo cual tenemos un libro de tradición clásica tanto en los aspectos positivos como en los negativos. La novela parte de una buena premisa pero abandona muchas de las implicaciones laterales para darle cierta credibilidad a medida que van pasando los capítulos, hasta llegar a un final de los que podríamos llamar completamente cerrados; autoexplicados y, en este caso, poco satisfactorio.

Creo percibir influencias claras de clásicos como LA MÁQUINA DEL TIEMPO de H. G. Wells. Seduce poco la resolución final muy poco convincente que se aleja de la visión hard inicial de la novela, y se pierde en aquellos elementos BEM (Big Eye Monster) de sociedades imposibles de alta tecnología combinada con lo más tribal y primitivo que podríamos imaginar. Muy pulp a veces, con el rigor necesario para explicar el funcionamiento del artefacto pero caer luego, como un gigante con pies de barro, en las soluciones de la causa subyacente de todo lo acontecido.

Por otro lado la novela tiene todos los ticks de los best-sellers actuales. Capítulos reducidos, poca descripción, personajes poco profundidos y sin complejidad, simplicidad de las técnicas literarias aplicadas y, otro de los grandes recursos habituales, capítulos que terminan en su mayoría con un cliffhanger de enganche entre ellos para generar tensión al lector, lenguaje bastante sencillo y explicaciones técnicas bastante minimalistas y con variados ejemplos para no exigir mucho al lector. Esto no es malo, pero si el ambiente es inexistente y la atmósfera indefinida, junto con personajes desdibujados, penalizan la calidad de la novela.

Lo que le falla principalmente son esos personajes tan poco convincentes, con motivaciones poco creíbles y cambiantes en la mayoría de los casos, y una trama que pierde enteros a medida que evoluciona, con una excesiva necesidad de explicaciones mediante algún discurso de los personajes sobre lo que esta pasando, porque la novela no tiene suficiente claridad para que se pueda comprenderse por si misma.

En fin, libro entretenido pero que no nos aporta nada especial. Aguilera tiene novelas de mucho mejor nivel como LA LOCURA DE DIOS.

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