Texto de contraportada

2016: Otro verano pasado por agua. Pero esta vez, la barrera de contención del Támesis cede y el centro de Londres se convierte en una marisma. Las aguas se retiran y la economía empieza a recuperarse, pero en cuestión de dos años, Londres y Nueva York se verán sumergidas bajo el mar. El papa se dirigirá por última vez a los fieles desde el Vaticano: la Meca también desaparecerá bajo las olas. El mundo se ahoga. Comienza una desesperada carrera por averiguar qué ocurre. El nivel de las aguas no deja de subir y la humanidad se retira a los puntos más altos del planeta. Comenzarán las guerras por ver quién domina las montañas. ¿Ha llegado el momento de que la humanidad luche por la supervivencia?

Después de leer esta novela mi impresión es que no funciona bien. No funciona porque el escritor no define claramente lo que pretenden hacer con ella. Es una novela que transita entre la crónica de un desastre de magnitud planetaria, a la vez que narra la historia de un conjunto de personas que viven la situación desde diferentes puntos de vista. Pero en ningún caso sabe dar prioridad a uno de los dos enfoques.

Uno de los problemas es que no existe un protagonista claro de la novela y en ningún momento se consigue que el lector quede atrapado por los personajes; son fríos y tienen poco desarrollo. La historia además salta de forma poco convencional, muchos de los elementos son gratuitos a la vez que otros son demasiado complejos a la vez que el deux ex machina campa bastante descontrolado por toda la novela.

Un mundo que se va a pique (nunca mejor dicho) y siete u ocho personas se van encontrando más o menos de forma periódica sin muchas complicaciones y con excesivas casualidades. Muy forzado todo el conjunto.

Stephen Baxter, que ha escrito libros de corte parecido, como EVOLUCIÓN, mucho más centradas en los conceptos que los personajes, siendo meros transmisores, esta vez intenta profundizar y mejorar ese aspecto pero falla estrepitosamente no consigue un conjunto más sólido; ni dar mayor importancia al concepto argumental que a la narrativa; no consigue que la novela muestre su punto fuerte que es la parte de la crónica del desastre de manera suficientemente clara y definida para que ese aspecto aguante la novela; mientras su intento de dar cuerpo y consistencia a sus personajes no es suficientemente buena. Baxter es un buen escritor de ideas pero un pésimo escritor de personajes.

El ritmo del libro no es bueno, y 440 páginas para una novela de este estilo me parece una exageración, inflado e innecesario. Se me ha hecho pesado al final, mientras los libros de la pila de pendientes me lanzaban miradas lascivas, y uno no es de piedra, mientras acababa la novela ya había empezando el siguiente libro. Siempre me ha parecido un síntoma de un mal libro; que rompa la continuidad lectora intercalando ya nuevas lecturas antes de finalizar y sin ser premeditado. Si la lectura no es buena siempre hay una razón para lanzarse a otras novelas antes de acabarla.

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