Texto de contraportada
Varios años después de la última guerra contra el Submundo, Richard Pike, exiliado de su país e investigador privado de poca monta, debe descender a las entrañas de la Tierra para devolver a su amada Gala la vida que le han arrebatado sus semejantes. Porque Gala ha sido castigada por los suyos, los malignos del Submundo, por compartir la luz del sol con un hombre...
Malignos es la primera novela publicada en castellano de Richard Calder, autor que ha irrumpido con fuerza en la escena de la ciencia-ficción con una propuesta tan personal como obsesiva e innovadora. Poético, transgresor y estilista deslumbrante, Calder narra un descenso a los infiernos impregnado de una sensualidad mórbida e irresistible.

Cuando la editorial Gigamesh lanzó su colección de libros, empezó de manera fulgurante: un buen libro de Greg Egan, otro de Neal Stephenson, algunas reediciones de clásicos de Tim Powers y Alfred Bester, etc... Posteriormente la colección ha ido decayendo, a mi parecer, y se está decantando más por la fantasía que por la ciencia-ficción. A pesar de haber editado un buen libro de George R. R. Martin, la tónica general es la edición de fantasías más bien mediocres como es el caso de la que hoy reseñó.
Aunque MALIGNOS no es una mala novela del todo, no innova ni aporta nada nuevo a un subgénero como es el steampunk. Efectivamente, si en algún lugar tenemos que encasillar a MALIGNOS es ahí, en esa corriente literaria de la que el máximo exponente es Tim Powers.
La novela cuenta un verdadero descenso a los infiernos (el submundo terrestre) del protagonista para buscar el antídoto que devuelva la vida a su amante. El inframundo está poblado por Malignos, una raza que según parece es descendiente de las ratas y que tienen aspecto de demonios. De hecho la compañera del protagonista es una Maligno.
Durante el periplo, nuestro protagonista se encontrará con toda una serie de prodigios, maravillas y peligros, hasta alcanzar su meta, el ansiado elixir.
Para recapitular hay que decir que hay algunos pasajes descriptivos de la obra que son verdaderamente inenarrables por su calidad visual, pero nada más y además son muy esporádicos y puntuales. La obra es corta y no se hace pesada al leerla.