
De Vladimir Hernández, reciente ganador de la XXI edición del Premio Alberto Magno, apenas había leído algún relato suelto, incluido en antologías y revistas, pero nunca había tenido una visión amplia de su obra. Esta antología me ha servido para descubrir un narrador poderoso y fascinado por las nuevas tecnologías, hasta el punto que incluso los relatos que no son decididamente cyberpunk, como así ocurre en los tres primeros del volumen, están salpimentados con genes manipulados y biochips rampantes.
Esto, si bien proporciona una lista fascinante de nuevos vocablos con los que jugar y describir los artefactos y actitudes de los personajes, también puede llegar a embarullar y espesar la narración, hasta el punto que en más e una ocasión la combinación de términos llegados de diferentes tecnologías hacen no muy creíble la narración. Ciertamente, este nuevo ciberpunk tiene poco que ver con el de Gibson, o Sterling, aquellas eran máquinas dominadas por el hombre e integradas en el hombre, el universo que presenta Vladimir Hernández se adapta a los tiempos y va más allá de un par de obleas de silicio hábilmente ensambladas, ya no solo es silicio, también es carne convertida en máquina de cálculo intensivo, no son prótesis sustituyendo o potenciando los órganos originales, sino la propia esencia de los genes fundiéndose con las patillas de los microtransistores y las sinapsis nerviosas.
¿A que queda bien?
Tanta fusión, no obstante, ha de ser mezclada con cautela so pena de volver a los heroicos tiempos de la tecnojerga: palabrería inteligible vacía de contenido. Vladimir Hernández lo consigue, peor no siempre ni con igual fortuna.
En cuanto a los relatos, siendo de una calidad media notable, algunos están mejor acabados que otros, sobre todo con finales más trabajados y menos abruptos. Cuanto más reciente es el relato más consistente resulta, esto se confirma consultando la bibliografía que se encuentra al final del volumen, lo que indica que Vladimir Henández mantiene una progresión clara y constante como escritor. Estos son los relatos:
SEMÍOTICA PARA LOS LOBOS
Ónix es puta, drogadicta, ladrona y asesina. Dicho así parece que está en lo más bajo del estrato social pero en realidad se trata de una depredadora sin piedad, sus clientes no se diferencian de sus víctimas, y es que en el duro mundo en el que vive apenas hay más salidas que matar o morir. Es más, está tan segura de sus habilidades y posición que ella misma se considera en la cúspide de la pirámide trófica.
SUEÑOS DE INTERFAZ
Roy es un soldado licenciado con una paga más que aceptable que invierte en vivir apaciblemente la vida. Su entrenamiento y condicionamiento militar le proporcionan ciertas ventajas en según que situaciones comprometidas, pero no le han preparado para convertirse en protector de un par de muchachitas huidas de una corporación malosa. Melodrama y violencia se funden en una historia ciberpunk tan trepidante como trillada en la que no falta ni un solo tópico del subgénero.
HIPERNOVA
Otra montonera de tópicos ciberpunk en mayor medida aún que los relatos anteriores, hasta el punto de parecer una parodia desaforada, hasta el punto de hacer dudar en muchos casos que el autor tuviera claro si el contexto de las palabras que utiliza es coherente: ...el tejido orgánico del embidromo poseía una cualidad idónea para ser encriptado
Puede que usar las palabras según vienen a la mente resulte en un collage de cierto interés artístico, pero en lo que respecta a la narración no hace más que construir obstáculos a la comprensión del texto.
EL ORÁCULO DE PENROSE
Se acabó el ciberpunk, al menos en estado puro, y vuelve la buena y vieja space-opera. En esta ocasión los humanos venden, literalmente, medio sistema solar a unos misteriosos alienígenas. Estos a su vez revenden y alquilan porciones de espacio y planetas a otras razas menos sutiles que también negocian en, y con ellos. La raza humana, confinada en la órbita de Marte, acaba por ser consciente de que ha sido comprada por un par de espejos y un cuchillo de hierro, no obstante, alguien inventa en algún lugar un artefacto que interesa, y mucho, a los alienígenas. En este relato, la carrera por encontrarlo.
EMPERATRIZ
La humanidad ha chocado con una implacable (u artrópoda) raza alienígena empeñada en borrarnos de la faz del universo. La guerra es total y sin cuartel, se lucha literalmente por la supervivencia, pero dentro de lo que es la lógica de la guerra siempre hay quien más preocupado en sacar el mayor provecho de ella, y la tecnología alienígena capturada por los militares interesa mucho a ciertas corporaciones industriales. Por supuesto, siempre hay quien, previo pago, está dispuesto a robar de todo a quien sea.
SIGNOS DE GUERRA
Ambientada en el mismo universo y la misma guerra que EMPERATRIZ su tono es aún más oscuro, más desesperado, más fatalista. Los alienígenas siguen implacables en su avance y solo con grandes pérdidas los mundos humanos les pueden hacer frente, e incluso, obligarles a retroceder. Pero los alienígenas tienen clara su misión y objetivo: destruir a la raza humana y nada les va a parar, la selva, el espacio, cualquier escenario se convierte en un campo de batalla ideal, y cualquier medio y arma es idónea para culminar la misión final. El relato tiene dos apuntes interesantes, uno bueno y otro malo, El bueno es que se justifica la lucha cuerpo a cuerpo por el planeta-escenario por su valor incalculable como hábitat para ambas razas, respiradoras de oxígeno. Lo malo es que se descubren las razones de los alienígenas para actuar como lo hacen, y es que resulta que los humanos somos malos, malos y su misión sagrada y pundonorosa es exterminarnos. ¿A nadie se le ocurre una idea un poco menos sobada para estos casos? Menos moralina y más practicidad. No se, cíclicos periodos de expansión que impulsan a los alienígenas de turno a apropiarse, genocidio mediante, de todo hasta que se termina el impulso expansivo. O algo, que uno ya está cansado de ser el puching de todas las razas virtuosas del universo.
LÁNGOSTA PÁLIDA
Sigue en el universo de EMPERATRIZ y SIGNOS DE GUERRA pero en esta ocasión desde el punto de vista del enemigo. Un enemigo, todo hay que decirlo, muy especial. Los tecnología genética alienígena les permite fundir ADN y clonar seres humanos. Esta es la historia de uno de esos, un tanto amarga porque también relata el final de la guerra y el destino de los perdedores.
KRETACIC RAP
Escrito mano a mano con Ariel Cruz es un salvaje relato de raperos enviados al cretácico para rodar un reality sobre la caza de grandes bestias prehistóricas. Naturalmente todo se complica y lo que debería ser una apacible expedición de caza se convierte en una carnicería en toda regla. Más viajes en el tiempo y guiños a la ingeniería genética y la televisión basura en un relato dinámico y espectacular. Este relato ya apareció en la antología FRAGMENTOS DEL FUTURO de Espiral Ciencia-Ficción. No he cotejado ambas ediciones pero esta es un tanto descuidada, con una buena cantidad de erratas que no he detectado en los otros relatos.
La tecnología en si no es ni más ni menos peligrosa que el uso que se haga de ella. En este relato una genetista desquiciada pone sus conocimientos al servicio de sus propios traumas. Tan breve como contundente.
FRAGMENTOS DE UNA FÁBULA POST-HUMANA
Como su propio título indica, una brevísima fábula moralista. En resumen, la naturaleza humana, sea la que sea, se impone al intelecto. Incluso al alienígena.
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Publicado originalmente el 7 de febrero de 2010 en www.ciencia-ficcion.com