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FRAGMENTOS DEL FUTURO
FRAGMENTOS DEL FUTURO Varios (selección de Domingo Santos)
Título original: ---
Año de publicación: 2006
Editorial: Juan José Aroz, Editor
Colección: Espiral nº 38
Traducción: ---
Edición: 2006
Páginas: 289
ISBN: Ficha en La Tercera Fundación
Precio: 12 EUR

Tiempo estimado de lectura: 2 min 17 seg

El texto de contraportada es ya un llamado a la añoranza inmediata, aún no he terminado de leer los Asimov­ de Robel y ya le rinden homenaje a su singladura. La erosión del tiempo o el inevitable oscilar de la ciencia-ficción en español entre el éxtasis o la miseria, de la plétora a la hambruna, pueden influir para la desaparición de las revistas, es posible que gracias a Internet se haya alcanzado una homeostasis que sin la presencia de la red retornaría a su pendular recursividad, de allí que este ejemplar deferente y casi nostálgico se convierta en un referente de cierre para quienes deseamos complementar su ciclo.

Arranca Domingo con Revista Asimov, lo que quedo en el tintero una velada requisitoria del propio Domingo Santos —a quien por el ímpetu que percibo al leerlo, he llegado a considerar como alguien próximo—, contra la precariedad del quehacer editorial (si por allá llueve...) Termina rompiendo otra lanza en ese Flandes que ha enterrada tantas iniciativas atómicas y hasta virtuales y se lanza de nuevo a la palestra. Se da maña para recordar a Nueva Dimensión y esbozar una semblanza de Juan José Aroz, culminándola con un enunciado que, por lo menos a mi, me impulso de inmediato a la faena de comentarla.

Cuando siete de ocho te impresionan y cuatro son trascendentes (Bayeto, Cruz­ & Hernández, Gallego & Sánchez, Planells) lamentas que no se dilapiden más y que AJEC no le pidiese a Santos incluir otros similares para ampliar el volumen; también palpas que más allá de tu goloso deleite el tomo tiene la dimensión justa y sabes que te encuentras ante una crestomatía que linda con lo ejemplar, de una altura profesional digna y comparable con celebradas compilaciones USA, que de una u otra manera terminan por ser el norte hacia donde dirigimos nuestras brújulas al momento de contrastar. Por si acaso, los otros cuatro (incluido el de desenlace previsible) se desenvuelvan con oficio, poseen suficientes cualidades para seducir en otro ramillete, ante el bombazo conseguido por el resto, ceden terreno en nuestra emoción y memoria.

EL FLUIR DEL TIEMPO, de Domingo Santos.

Domingo Santos

Reconocerse a si mismo y propulsarse en ese examen para continuar en la brega signan a este relato clásico y militante, como una declaración de principios casi testimonial, donde la denuncia de la codicia se aúna al rechazo de la manipulación de las conciencias a través de un medio insospechado: los sueños, y nos indica que ahora que la virtualidad posibilita la aparición de universos virtuales, ha llegado para los grupos de poder que medran en el secreto y el capital transnacional el momento de apoderarse de nuestros íntimos momentos y colocarlos al servicio de la ganancia. Las peripecias funcionan como un antiguo mecanismo de relojería, donde cada rubí destella lo suficiente para alumbrar hasta el brillo del próximo, nos deslizamos hasta un final, que combina una cierta ingenuidad que enaltece con un anhelo permanente de mejorar la condición del prójimo, una muestra de esa ciencia-ficción social que provoca escozor en las conciencias. Es inevitable que surjan enlaces hacia The Cell donde asimismo se religan suelos y realidad virtual apuntando a un FBI controlador onírico y hacia Christopher Priest en SUEñO PROGRAMADO o JACINTOS de Chelsea Quinn Yarbro.

MI DIARIO, de Joseph E. Alamo.

Joseph E. Alamo

Pulso narrativo formidable. Cada línea transmite información proyectada al estilo hipertexto, siempre va más allá del hecho aludido, convirtiéndola en ramificaciones de un espejo quebrado. Lenguaje adaptado a la psiquis del relator (sobreviviente avezado no puede ni eludir ni borrar las huellas del shock post-traumático) por eso las repeticiones y el uso continuo de ciertos verbos que corre paralelo al deterioro de las lealtades y los valores. Rinde deferencia poco disimulada al perro, nuestro lobo casero, como aliado que nos acompañará trascendiendo la hermandad forjada según los datos de Savoleinen (Science, 22 de noviembre del 2002, pág. 1610) hace 25 mil años atrás contra enemigos ET, retornándole al sitial que perdieron cuando abandonamos la organización de cazadores recolectores. Algunas imágenes perecen crudas, eventualmente en venideros relatos el estilo deberá evolucionar para captar con delicada sensibilidad las palabras justas que vigoricen una descripción o para emitir una metáfora, a pesar de lo proferido no quedan dudas sobre su potencia y versatilidad (en ese contexto la escena del chihuahua puede parecer tosca, funciona engarzada en el subtexto como poderoso reclamo que apuntala las sensaciones de los martirizados sobrevivientes) A pesar de ser postapocalíptico y tomar ciertas temáticas presentes desde El Eternauta (Mítica historieta argentina, creación de Oesterheld y Solano López) hasta Galouye (Lords of Psychon y The City of Force) sin olvidar al fallecido Rafael Pinedo y su excelente performance en PLOP posee originalidad en el planteamiento y fuerza en la ejecución.

LA FUERZA DEL DESTINO, de José Carlos Canalda.

José Carlos Canalda

Connie Willis en POR NO MENCIONAR AL PERRO ya abordó el tema destacando su costado frívolo, William Tenn tiene un relato que funciona de manera bastante parecida (EL DESCUBRIMIENTO DE MORNIEL MATHAWAY) y Michael Moorcock, en un paisaje que bordea el sacrilegio para los cristianos, reemplaza a Jesús por Karl Glogauer en una aproximación similar. Cuando uno encuentra sus neuronas atiborradas de narraciones afines, de inmediato se decanta para apreciarlo hacia el aporte específico, aquí la singularidad se extravía y pese a manar su sustancia con facilidad, y realizar su faena ajustando el tratamiento al toro literario a las suertes de capa, la promesa previa que ha querido pactar con el lector se desvanece, da la impresión de haberlo leído antes, en algún momento anterior; ocurre que la tentación de usar figuras señeras de la historia, por la general, otorga una carga adicional y lastra el curso de las ocurrencias desgastándolas y empalideciéndolas, aunque queramos colorearlas, en especial cuando el personaje evocado es nada menos que Leonardo Da Vinci.

LA AUSENCIA DE OSCURIDAD NO SIGNIFICA PRESENCIA DE LUZ, de Juan Carlos Planells.

A pesar de que su producción no es magra, cuando nos acercamos a un texto como el ofrecido uno quisiera que se prodigue más. De una factura limpia y pulida, donde controla y dosifica su materia prima ficcional al detalle, deviene en un auténtico placer tropezarse además con ideas espectaculares y romperse la tuberosidad tibial mental con sus fértiles especulaciones, donde correlaciona el inconsciente colectivo propuesto por Karl Gustav Jung y la explicación morfogenética de Rupert Sheldrake, con la consciencia ET y sus formas de disponer del espacio y de comunicarse, por ejemplo en este párrafo que linda con lo superlativo ...es posible que seamos incapaces de reconocerlas si damos con ellas, por que no esperaremos que lo sean. Puede que tratemos de posarnos en alguna de ellas y no las reconoceremos como tales. Pasaremos a su lado y no sabremos que son monumentos u obras de arte construidas por alguna raza ya olvidada, sin duda extinguida y que recupera ese sentido de la maravilla y de la terrible incertidumbre acerca de si podremos comunicarnos o no con los ET (muy en la línea recorrida por Stanislaw Lem); luego, uno siente que lo levanta hasta el punto de levitar, tanto que provoca detenerse para efectuar ejercicios de reflexión, pero el destilar de lo mencionado en la historia siempre jala y termina por ganarnos. Culmina con una tranquila tarde familiar que se contrapone a una estructura inicial signada por o por pasmo, la invasión psíquica, la posesión o la enfermedad, en la cual mientras se degustan manjares se piensa y se argumenta sobre los avatares de la exploración espacial en forma agradable y eficiente estableciendo un contrapunteo anticatártico para un final muy logrado.

KRETACIC RAP, de Ariel Cruz & Vladimir Hernández.

Bordea lo sublime… sino que con mesurada ecuanimidad a pesar de los aparentes excesos; más largo reiteraría y agotaría, lo cortan cuando deben y nos obligan a desear (algo común a los relatos elegidos para la recopilación consiste en el aliento exacto y el tamaño óptimo) Conservan su militancia anticapitalista y no se llaman a engaño, pueden bromear al respecto, sin olvidar que presentan estrellas, que a pesar de la simpatía que susciten o no, están sujetas a sus determinaciones sociales y como tales serán un símbolo representativa de una sociedad de consumo y despilfarro, es muy factible que toquen tópicos respecto a los dinosaurios y los cantautores de rap y sus empleados, lo cual no entorpece su habilidad para describirlos con energía y cierta belleza, los llenan de tanta vitalidad, los embuten de tanto dinamismo, que quedamos atrapados en la interesante e incitante malla de la historia ofrecida. Fluido, raudo y vibrante, podemos tomarle a cada lapso el pulso a la acción. Insertan los gadgets tecnológicos al compás de los sucesos, así ni se notan ni se sienten impostados, y se van combinando al milímetro con lo cotidiano sin provocar efecto de extrañeza, lo cual demuestra dominio del tema, investigación meticulosa y dosificación proporcionada. Los flashbacks cargan de tensión el hilo narrativo principal y nos colocan en situación expectante, sin que logremos evadirnos del asombro. Creíble, veloz y empapado de realidad nos sacude inmisericorde sin apenas dejarnos respirar. Adrenalina pura en grandes dosis, adictivo, deudor de JURASSIC PARK, film al cual rinde una desenfadada deferencia. Demuestran que la indagación de fondo requerida para la verosimilitud, los dioramas interpretativos y esclarecimientos científicos han sido incorporados con vigor y elegancia, equivalentes a las imprescindibles sacudidas con que se baila el hip hop. Genuina cadencia integradora de argumentos y tramas que en facha parecen lejanos, con su magín se articulan sin esfuerzo visible y con donaire sin igual. Máxima calificación.

LA ISLA­, de Pablo Dobrinin.

El autor parece referirse a si mismo y llegar establecer una relación simétrica con el protagonista pintor, en una aproximación que posee un regusto dunsaniano y autobiográfico, los sueños de su existencia son el humus literario sobre el cual levanta su andamiaje, fascinante y sugerente, donde no faltan los detalles del vuelo y de la introspección. Aceptando que es recomendable e intenso, no comulgo con el entusiasmo del colector al presentarlo, es una alegoría demasiado suave, cuyo compromiso es etéreo, ganaría fuerza con algo decisivo. La idea de la isla, no importa quien la organicé —hay una sospecha que trastrueca las categorías cristianas— es bella. Hay imágenes que penetran, más a pesar de ser tan corto algunas de las disquisiciones lo enlentecen y hasta lo alargan, acaso faltó podarlo un poco para mayor claridad.

CACHORROS, de Roberto Bayeto.

Excelente. A diferencia del anterior de Dobrinin y de su LA VENGANZA DE LOS NIñOS (que a su militante requisitoria adiciona dureza sangrienta y tampoco llegó a persuadirme) no objeto ninguno de los dos relatos que le he leído este año, me han gustado e impactado, a pesar de estar en desacuerdo con la teoría científica que sostiene a EN LA TIERRA DONDE VIVEN LOS DRAGONES tengo que aceptar que se torna inolvidable con escenas de antropología rarísima y el sentimiento que las acompaña. CACHORROS está presentado como el testimonio de una niña especial — Ekaterina — y nos golpea cual puñetazo en un marco político que no podemos afirmar que hemos abandonado, tal vez por eso se siente como una pincelada de un fresco colosal, un detalle de una puesta en escena grandiosa cuya comprensión apenas si alcanzamos a rozar y de la cual nos gustaría que se refirieran otras fábulas y leyendas. Acompañado de perceptiva agudeza diluye el terror que emana al impregnar el curso de las acciones de sabor infantil y así las preña de potencia. La expositora se empina por encima de su edad con una malicia y una capacidad para observar y procesar información excepcionales. Y es que en eso devienen los manipulados, en seres que raspan la paradoja o se la llevan de encuentro. Valioso y peligroso, porque a pesar de los incidentes terribles que explica, los degustamos y para quienes fuimos marxistas nos rememora el abandono, empero confirma que mantenemos el odio al capital, vivo y aleteando en nuestra conciencia, y que ese es justo uno de los leitmotiv que propulsan la guerra genética descrita entre las grandes potencias, mezcla de arte sobre el cuerpo, pavor conceptual y probeta como fuente de desgracias; siento que funciona mejor como realidad alternativa que como prospectiva o profecía realizable.

UNA DE VAMPIROS, de Eduardo Gallego & Guillem Sánchez.

Eduardo Gallego

Notable, sugerente y con un ritmo próximo al vodevil y al musical humorístico, a pesar de que algunos de sus elementos constituyentes pueden pasar por predecibles se articulan muy bien con las costumbres expuestas, con los comportamientos puntualizados y con las actitudes mostradas por los moradores de ese planeta sumergido en la tecnología de avanzada y la insensibilidad (ya se que el maestro Asimov rompió fuegos con sus célebres urbes subterráneas, sin embargo el tono jocoso y paródico de la dupla es un valor agregado excepcional) demostrando que se puede jugar con cartas abiertas justo para escamotearte al borde de la conciencia el dato que te permitiría captar la respuesta al enigma propuesto. Grávido de gracia y agilidad, chorrea, impregna y salta alegre embelesando, uno quisiera que fuera dilatado para maravillarse con creces; hay que apuntar como otro éxito, la precisa medida de sus páginas, calculadas con tal rigor que no provoca sensación de llenura y en simultánea presión psicológica nos impulsa a buscar que otro texto tenemos de los autores para revisarlo (eufemismo por carcajearnos) Despliega un arsenal de trucos y evoluciona con lógica implacable, caemos con los cadáveres cuya sangre se ha succionado, nos embarullamos como las víctimas que se van amontonando, viajamos sin descanso de sorpresa en sorpresa, precedidos siempre por el vampiro en cada insuperable y atractivo episodio, la puesta en escena cautiva, con secuencias formidables que demuestran probado quehacer en el manejo y armado de situaciones, adecuada construcción de personajes y sapiencia literaria en los detalles (siempre suficientes para espolearnos, nunca excesivos como para permitir orientarnos) La ambigüedad se derrocha en el enunciado de cierre que culmina con una frase acojonante, muy en la línea de los seriales, no obstante con una dignidad que lo aleja de los mismos.

Publicado originalmente en Velero 25 el 28 de septiembre de 2007
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Francisco José Súñer Iglesias

La repentina desaparición de la tercera encarnación de la revista Asimov­ en España, editada por Robel, nos dejó a todos un poco huérfanos en cuanto a una cabecera de referencia, respecto a lo que se publica actualmente en los Estados Unidos, en el ámbito del cuento de ciencia-ficción. Pero no sólo eso, también desapareció un escaparate de peso para los autores en español en una publicación en la que se podían comparar directamente con más famosos colegas yankis, demostrando que el talento no depende del idioma ni del lugar del nacimiento.

En el prólogo Domingo Santos, el director, cuenta como debido a la anticipación con la que se debía preparar cada número (unos cuatro meses) para que todo estuviera preparado en su momento, quedó una gran cantidad de material, revisado y listo para su publicación. Domingo Santos propuso entonces a Juan José Aroz darlo a la luz en este volumen que, visto el resultado final, ha resultado ser una de las antologías más equilibradas que he podido leer en los últimos tiempos.

El primer cuento es EL FLUIR DEL TIEMPO, del propio Domingo Santos, que tras disculparse por autopublicarse, presenta un relato bien construido y que si bien acaba siendo moralizante, no deja de presentar una hipótesis curiosa; la propuesta es que algunos seres humanos son capaces, en sus sueños, de viajar en el tiempo. Esta facultad es aprovechada por una misteriosa agencia europea para crear un cuerpo de soñadores que explorarán el tiempo investigando y aportando valiosos datos históricos. Naturalmente, la codicia y el ansia de poder acaban por hacerse presentes.

MI DIARIO, de J. E. Álamo cuenta como la Tierra es atacada por unos extraterrestres que arrasan la civilización y se entretienen posteriormente en perseguir y exterminar a distancia a los pocos supervivientes. Un relato en forma de diario que, si bien no pasa de describir la lucha por el día a día y la degradación a la que llega el ser humano cuando las estructuras sociales se derrumban, se lee con agrado y deja buen sabor de boca.

José Carlos Canalda, con LA FUERZA DEL DESTINO, vuelve de nuevo a los viajes temporales (de forma casi simultánea ha publicado LO QUE FUE, ESO SERÁ en el volumen LIBERTAD CONDICIONADA del Grupo AJEC) En este relato Canalda insiste en la imposibilidad de cambiar el curso de la historia viajando en el tiempo y la imposibilidad de las paradojas temporales, fundamentalmente porque si se viaja al pasado y se cambia la historia, las condiciones necesarias para ese viaje al pasado no se producirían, con lo que no habría viaje al pasado para cambiarlo. Otro buen relato de género.

LA AUSENCIA DE OSCURIDAD NO SIGNIFICA PRESENCIA DE LUZ, de Juan Carlos Planells, nos cuenta como el miembro de una expedición de exploración vuelve de un planeta con un persistente dolor de cabeza que resulta imposible de curar. Aunque el caso es dejado de lado por las autoridades, las investigaciones de los compañeros del afectado descubren que el planeta guarda celosamente un secreto que provoca... grandes dolores de cabeza a quien pretende desvelarlo.

KRETACIC RAP, de Vladimir Hernández y Ariel Cruz es un salvaje relato de raperos enviados al cretácico para rodar un reality sobre la caza de grandes bestias prehistóricas. Naturalmente todo se complica y lo que debería ser una apacible expedición de caza se convierte en una carnicería en toda regla. Más viajes en el tiempo y guiños a la ingeniería genética y la televisión basura en un relato dinámico y espectacular.

De universos paralelos y anhelos incumplidos trata LA ISLA­, de Pablo Dobrinin. Un pintor fracasado es rescatado en el momento de su suicidio y reasignado a un universo donde podrá desarrollar todo su potencial artístico. Es corto y se lee con agrado pero quizá sea el relato menos interesante de la antología.

CACHORROS, de Roberto Bayeto, tiene un punto inquietante; los rusos, a base de ingeniería genética, han desarrollado el soldado perfecto, rápido, eficaz, letal. Los hijos de estos soldados son todavía más rápidos, eficaces y letales. ¿cuánto tardará alguien en tratar de reinventar al ser humano? Si es que en algún discreto laboratorio no se está haciendo ya.

Cierra el volumen UNA DE VAMPIROS, de Guillem Sánchez y Eduardo Gallego. Una historiadora de visita en Karolyi Omega es obligada, de forma bastante artera, a llevar la investigación de una serie de crímenes en cadena que tiene desconcertada a la policía local. El problema es que la sociedad de Karolyi Omega es tan dependiente de la nanotecnología que una de sus ventajas también es también el mayor inconveniente, el continuo trasvase de nanobots entre unos y otros hace que karolyieses no tengan secretos entre si, de modo que la policía es inoperante para tratar un caso de esas características. Como es típico en ellos, un relato divertido y socarrón a más no poder.

En resumen, un volumen altamente recomendable, lleno de historias correctas, sólidas y bien construidas.

© Francisco José Súñer Iglesias, (823 palabras) Créditos

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© 2006 Francisco José Súñer Iglesias
Publicado originalmente el 10 de diciembre de 2006 en www.ciencia-ficcion.com

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