(Esta parte es subjetiva) ¡A ver! ¿Algún lector ha empezado a sentir en su interior el prurito de querer escribir de forma profesional? ¿Ha leído unos cien mil consejos sobre cómo hacerlo en distintos medios, cómo debe encarar la página en blanco, y le han recomendado una laaarga lista de cláaasicos (por citar: Poe, Verne, Asimov) porque en ellos está la verdad, la pureza y el estilo? ¿Sí? Vale. Toca madurar: este libro (que arrastrará a la posesión de los restantes) enseña cómo narrar, construir, ironizar, insertar el misterio y enfocar la acción con frescura y habilidad.
A VUESTROS CUERPOS DISPERSOS, de Philip José Farmer (¡aclamad al autor!) es una novela impregnada de un sentido dinámico de la narración que quizás no sea altamente académica, (¡pero está viva!) pudiendo ser un tesoro que permanece relegado detrás de las fulgurantes glorias del género, quizás en algún caso sobreestimadas, por una cuestión de chauvinismo o clasismo. Esta obra, galardonada con el Premio Hugo en 1972, impresiona por la fortaleza de su construcción y prosa. Su rotundidad manifiesta la madurez del autor, fiel a lo que parece ser su sigul característico: un carácter sexual, desinhibido, donde establece una cierta correlación entre el binomio violencia=sexo, sino muerte.
Hay que admitirle originalidad a la trama: cuantos murieron desde el albor de la Humanidad a 2008 (Farmer, que sui géneris se incluye entre los protagonistas, según confesó más adelante, como Peter Jarius Frigate, moriría en 2009, mientras que su alter ego sería exterminado por un arma alienígena en 2008; casi hizo predicción de la fecha de su fallecimiento) aparecen desnudos en la orilla de un río a la aparente edad de veinticinco años y sin taras, con salud envidiable y estado físico de cuerpos Danone. Pero también conservan todo su bagaje personal, que compendia glorias, ruindades y remordimientos. Entre los resucitados destacará Richard Francis Burton (el explorador decimonónico, no el actor, aunque... también estaría en esas costas), pues ha despertado prematuramente en una gigantesca cámara donde millones de cuerpos giraban en el vacío, reconstruyéndoles según fueron en vida en la Tierra.
Ese mundo no es el nuestro, según deducen mirando al cielo, donde flamean estrellas próximas y nebulosas que impiden ubicar su posición en la Vía Láctea... aunque igual podría ser la Tierra en un futuro remoto, transformada y modificada, como sus cielos.
La experiencia espolea a Burton, personaje de inquieta biografía. Junto a él resucita un asombroso ser: Monat, el alien responsable del deceso de casi toda la Humanidad al activar un rayo letal. En 2008, según Frigate, Monat y Lev Ruach, un judío superviviente de los campos nazis, rusos y árabes de exterminio, una embajada de otro planeta visitó la Tierra (superpoblada, supercontaminada, al límite-límite) y Monat cometió el error de informar que su raza podía hacer vivir por siempre a la gente. Los humanos asaltaron la nave, mataron a los extraterrestres, obligando a Monat a activar el rayo, matando, entre otros, a Frigate y Ruach. Es significativo que, cuando Frigate informó de la identidad de Burton, el judío se rebota por mor de una obra antisemita escrita por el inglés, pero no reprocha nada a Monat, su asesino.
Al grupo se les unirá, además del prehistórico Kazz, Alice Hargreaves (la niña que inspiró a Lewis Carroll escribir ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS), mujer que Farmer describe como una conejita Playboy, y establece una larga y tortuosa relación de amores y desencuentros con Burton.
El alma inquieta de Burton lo hará emprender un viaje hasta las Fuentes del Río, y por el camino, tras la tortuosa experiencia con Hermann Göring (encasquillado en sus aficiones de dominación nazi), irá obteniendo nuevas y no menos misteriosas piezas del rompecabezas que constituye el Mundo del río. Por boca de los generosos benefactores
para con la Humanidad que son los Éticos, sabrá que a la raza humana se le ha concedido la Segunda Oportunidad de poder alcanzar una evolución moral absoluta y seguir adelante
, una ambigüedad que sugiere que así podrán comulgar con Dios definitivamente, y esto radicaliza a Burton en sus desconfianzas.
Sin duda, en su momento, la batería de indecencias
que contiene A VUESTROS CUERPOS DISPERSOS podría hacer polémica la obra: desnudez, consumo de drogas, sugerencias de sexo (nunca se describe; está ahí, en un renglón, pero al siguiente todo acabó), aunque hoy día dejan indiferente; se admite el atrevimiento, mas no una reprobación censora.
Farmer, pienso, tiró de recursos fuertes pretendiendo así significarse ante otras obras, pero ceñidos al relato comprendemos su lógica intrínseca. Hasta se puede razonar que los Éticos actuaron prolongando la desnudez de la Humanidad (en el caso de la zona donde resucitó Burton, marcadamente victoriana) para arrancarles ciertos escrúpulos sociales, morales además, mientras minaban la influencia de los preceptos religiosos a los que muchos sujetos aún se aferraban, mostrándole a la gente que algo en apariencia infernal era hasta inofensivo.
Las religiones mayoritarias han organizado el Más Allá de cierto modo (Cielo epatante; Infierno asfixiante) y éste postmortem rompía por completo con lo prometido. Acaso parecía un Jardín de las delicias, de Hieronymus Bosch, no exento de su serpiente del Edén (el Ético Renegado que alerta a Burton sobre lo que ocurre aquí, tío, apúntatelo, que corréis peligro
), que disfraza su traición detrás de Burton. No obstante, por el Río serpentean otro gran número de agentes dispuestos a asaltar la misteriosa Torre en el Polo Norte del Mundo del Río y que parece ser el hogar de los Éticos, sede de todas las respuestas que necesitan.
A VUESTROS CUERPOS DISPERSOS forma parte de un colosal retablo de personalidades históricas que permite conocer sobre sus miserias y bondades, así como de qué forma afecta la transición a un mundo donde el hambre, la miseria y la enfermedad parecen al fin derrotadas, dejando por tanto a la Humanidad poder dedicarse a retozar, solazarse y ponderar sobre sus aciertos y reprimir, rechazar, evitar repetir, sus errores, empero acaba incidiendo en ellos, cometiendo los más viejos pecados del modo más moderno.
Farmer elige a Göering (profundamente atormentado por su pasado nazi) como marco para esbozar esta idea. Parece vacilar sobre si debe o no retocar al todoterreno Burton, un hombre baqueteado y experto también en depravaciones de baja intensidad, de determinado y firme carácter, el que le ayuda a oponerse a las maquinaciones siniestramente suaves de los Éticos. Mientras que hunde
a Göering en una senda que purifique su alma, mantiene impoluta la de Burton, porque si no, ¡se acaba la historia!
En la Saga del Mundo del Río siempre ha habido algo que me ha irritado: ni un solo español tiene un papel, aunque sea de remoto terciario, de relativa importancia, en toda la trama. Y eso que éste fue el Imperio donde Nunca se Ponía el Sol. Mira que hubo firmas que contribuyeron a que así fuese. Llegar a la guarida de los Éticos, ¿no sería acaso también digna meta de un Hernán Cortés, Pizarro, o aun el Cid Campeador?

Entre 1975 y 1976 la editorial argentina Intersea decidió sacar al mercado una colección, con tapas en rústica, dedicada a la ciencia-ficción. La colección, que recibió el nombre de Azimut, se nutrió principalmente con títulos de procedencia norteamericana, y ofreció a los aficionados latinoamericanos una breve muestra de la diversidad de tendencias y estilos que convivían dentro de la ciencia-ficción estadounidense durante la primera mitad de la década de los setenta, con algunos guiños a la vieja narrativa pulp de principios del siglo XX, representada por la obra de Edgar Rice Burroughs (1875-1950)

En Azimut se le dio cabida a todo, desde aventuras trepidantes y exóticas, arropadas de fantasía, firmadas por Edgar Rice Burroughs y Phillip José Farmer, una especie de western pleno de especulaciones teológicas salido de la imaginación de Lin Carter, un autor poco traducido al castellano, una peculiar muestra de space opera escrita por Spinrad durante su fase de maduración literaria, y así hasta llegar a textos de variado registro producidos por autores como Theodore Sturgeon, Thomas M. Disch, Howard Fast, Isidore Haiblum y Phillip K Dick.
De esta nomina de escritores solo dos gozaron del privilegio de ser publicados en dos ocasiones durante la breve vigencia de la colección, el mencionado Burroughs y Phillip José Farmer (1918-2009) quizá el mas conspicuo y eficiente cultor del estilo de Burroughs, y cuya novela LA OTRA OPORTUNIDAD, conocida en España como A VUESTROS CUERPOS DISPERSOS a causa de la traducción hecha por Domingo Santos, y publicada en el numero 50 de la revista Nueva Dimensión, motiva la presente reseña.
TO YOUR SCATTERED BODIES GO, el titulo original de esta novela recibió en Argentina el prosaico nombre de LA OTRA OPORTUNIDAD debido a la versión que Augusto Chamorro Martínez produjo para Intersea en 1975. Dicho titulo hace alusión a la religión que surge entre los habitantes del Mundo del Río en un intento por explicar, desde una perspectiva mística, la extraña condición en la que se encuentran.
LA OTRA OPORTUNIDAD es el libro que da comienzo a la saga del Mundo del Río, una pentalogia publicada entre 1971 y 1983, y apareció inicialmente por entregas, en las paginas de la revista Worlds of tomorrow durante 1965, antes de ver la luz como novela en 1971. En esta obra la acción parte de una premisa con ribetes metafísicos, la masiva resurrección de la humanidad de todas las épocas en un planeta remoto recorrido por un vasto río serpenteante en cuyas orillas se establecen las comunidades de resucitados, que nos son presentados rejuvenecidos y, por añadidura, completamente desnudos. No cabe duda de que Farmer buscaba provocar reacciones encontradas entre sus lectores al ofrecerles una visión tan iconoclasta del mito del Juicio Final. Un enfoque que se aleja mucho de lo meramente sobrenatural, y racionaliza el fenómeno de la resurrección ofreciendo una explicación, mitad científica mitad fantástica, que supone la existencia de una super tecnología capaz de captar y reproducir en serie, el binomio alma-cuerpo mediante la aplicación de un principio basado en la posibilidad de convertir la materia en energía y viceversa. Esta perspectiva disminuye el impacto sobrenatural del hecho, y sugiere la idea de la intervención de una ciencia suprema en el desarrollo de los eventos.
La fértil inventiva de Farmer añade un detalle esencial para la caracterización de este mundo ante los ojos del lector al dotar a cada resucitado con un cilindro, cuya función es proveer de drogas y alimentos a su poseedor, y que opera gracias al ingenioso principio de conversión antes citado. La existencia de estos artilugios implica la abolición del trabajo como fuente de sustento individual, manteniendo a los resucitados en una situación de pupilaje, respecto a los Éticos, que son los superseres que han creado el vasto mundo del Río. A cambio de esta sumisión los Éticos permiten a los resurrectos una amplia libertad para asociarse, emigrar o guerrear entre si, lo que provoca una reedición de la historia humana que complace la atención de aquellos poderosos ayos.
Toda novela precisa de un protagonista y Farmer consiguió al suyo sacándolo de las paginas del libro titulado BURTON, AVENTURERO DE LAS MIL Y UNA NOCHES escrito por un tal Fairfax Downey, que leyó durante su juventud, y dedicado a contar la vida y proezas de Sir Richard Francis Burton, un aventurero, explorador y escritor ingles del siglo XIX.
A continuación Farmer asocia a Burton con un heterogénea galería de personajes de diversa época y procedencia, aunque predominan los de origen anglosajón, árabe y judío, que van desde una delicada dama victoriana llamada Alice Hargreaves, la mujer que en su infancia inspiro el famoso libro de Lewis Carroll, el propio Farmer oculto bajo la piel de un puntilloso escritor llamado Peter Jairus Frigate, y así hasta llegar a Kazz, un fiero y grotesco neandertal y Monat Grrautt, el extraterrestre humanoide venido de Tau Ceti que aniquiló involuntariamente a la humanidad en el año 2008, pero no se alarmen que se trata de un dato extraído de la cronología del libro.
La novela tiene un comienzo impactante. Corre el año 1889 y se nos ofrece una vivida descripción de la agonía de Burton en su lecho de enfermo en Trieste. El velo de la muerte cae sobre él y Farmer lo traslada al contexto de su novela, haciéndolo volver en si, desnudo y rejuvenecido, flotando en el vacío, en medio de una enorme cámara de resurrección, rodeado de cuerpos completos e incompletos, listos para ser arrojados sobre la superficie del planeta del Río. Todo esto es tan extraordinario que se graba a fuego en la mente del lector.
Luego la historia se encamina por los tópicos de un relato de supervivencia, con los personajes estableciendo vínculos entre si, y adoptando, de paso, una indumentaria semejante a las tradicionales faldas de los escoceses —era impensable que se pasaran el resto de la novela desnudos— Mientras tanto pasan el tiempo fabricando las armas y utensilios, que le ayudaran a dominar el primitivo entorno que les rodea. Todo esto es contado con el habitual toque de sexo, violencia y humor propio de Farmer.
La construcción y botadura de El Hadji, el barco que Burton hace construir para llegar a la fuente del Río, implica la transición hacia un relato sosegado, heredero de las novelas de viajes, con los personajes estrechando sus relaciones a bordo, mientras contemplan la azarosa distribución de razas y culturas que pueblan las orillas del gigantesco río que recorren.
La batalla naval que El Hadji entabla con las huestes combinadas de Tulius Hostilius y Hermann Göering —los villanos del cuento— seguida de la ulterior captura de Burton y su tripulación por los esbirros de estos siniestros individuos, determina el avance a un relato de acción, con algunas ráfagas de intriga y mucha violencia explícita que tiene su clímax en la rebelión y posterior fuga de Burton y su gente de la zona controlada por el ultimo rey de Roma y el antiguo Mariscal del Reich de los Mil Años.
En su tramo final la novela se centra en Burton, y se dedica a contarnos, en clave de intriga, el antagonismo que surge entre Burton y los Éticos —con una subtrama dedicada a la conversión de Göering a la religión de la Otra Oportunidad — Burton esta obsesionado en descubrir el misterio de la resurrección, y por eso decide viajar hacia la Torre de las Nieblas, lugar de residencia de los Eticos, mediante el extravagante procedimiento de suicidarse una y otra vez para volver a la vida mas cerca de su meta. Los Éticos logran descubrir su artimaña y lo aprehenden, advirtiéndole de paso que cada suicidio le acerca inexorablemente a una muerte irreversible, pues matarse debilita la atracción entre el cuerpo y el psicomorfo, es decir el alma.
La novela acaba con un final abierto con Burton de vuelta entre su banda, y planeando construir otro navío con el cual atravesar el Río y tomar por asalto la remota Torre de las Nieblas.
LA OTRA OPORTUNIDAD es una novela abigarrada, pero dinámica que funciona como un vasto pastiche que entremezcla multitud de personajes, algunos trascendentes y muchos episódicos, sacados de una biblioteca, y puestos por designio de Farmer sobre un ámbito exótico como los actores de un relato estrambótico donde se amalgaman el desafío a lo divino, el sexo, la especulación científica y religiosa, junto con el humor, la ironía y la irreverencia de un autor que abruma y deslumbra con este vasto ejercicio de fantasía iconoclasta.

Hay algunos libros que deberían formar parte de los más recomendables del género. A VUESTROS CUERPOS DISPERSOS es uno de ellos. Divertido, ameno, bien escrito y genial.
El aventurero y explorador del siglo XIX Richard F. Burton (no confundir con el actor de mismo nombre artístico del siglo pasado) despierta resucitado en un mundo extraño. Se encuentra con un cuerpo rejuvenecido y desnudo. Lo único que tiene es un juego de toallas de baño y un cilindro que le proporciona comida.
Aturdido por su nuevo estado, se va encontrando seres en iguales condiciones, pertenecientes a distintas épocas (¡incluso un alienígena!). Se junta con varios y deciden explorar el territorio. Descubren que hay árboles, tierra, hierba y un río inmenso que parece circunvalar el planeta. Poco a poco se van formando grupos, después clanes y por último tribus. Por supuesto colisionan violentamente y se producen muertes. Sin embargo los muertos vuelven a resucitar en otro lugar del enorme planeta y todo vuelve a empezar. Burton termina por hacerse preguntas inevitables. ¿Qué hago aquí? ¿Para qué? ¿Por qué? ¿Quién me ha hecho esto? Y decide poner rumbo norte a través del río, para encontrar respuestas, ya que sospecha que están formando parte de un experimento monstruoso.
Realmente diversión y aventura 100%. Además plantea, siempre de forma irónica y salvaje, el poderoso poder de adaptación del ser humano y su poca capacidad de aprender de los propios errores. Estupenda demostración del carácter curioso y a la vez terrorífico de la sociedad. Les ruego que hagan el favor de leérselo. Merece la pena.
Sugerencias: Después de terminar esta maravilla, me fui directamente a mi librería a adquirir los 3 volúmenes siguientes de la saga El mundo del río. Craso error. No he podido terminar ni el segundo libro. En mi opinión se repite en las ideas y alarga en demasía los personajes. No hay color. Una nueva decepción.
Lo que sí les recomiendo es que antes de empezar este libro, lean la apasionante biografía del Capitán Richard F.Burton de Edward Rice.
En mi tabla mágica de los cinco elementos: Inteligencia (I), Curiosidad (C), Lenguaje (L), Imaginación (II) y trato de lo desconocido (D), la puntuación es:
A VUESTROS CUERPOS DISPERSOS: I (8), C (9), L (7), II (9), D(8).
Alfonso Merelo en Desde Tartessos (rv. 2025-03-17)
Ramón Batalla en En clave pública (rv. 2025-03-17)
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