De corte steampunk, la primera referencia que me viene a la cabeza por sus similitudes en cuanto a planteamiento de la situación social y ambiental es LA ERA DEL DIAMANTE de Stephenson. Mismo universo perdido en el mundo de las nanomáquinas y mismos conceptos de irrealidad tecnológica. Salvando las apariencias, claro.
Nos encontramos en un futuro no muy lejano en el que algunas veces da la impresión de ser anterior a la fecha actual, al menos al principio de todo. Alex es un pirata bioquímico que también le da al tema nanotecnológico, y que vive gracias a la venta de drogas psicoactivas pero sin efectos secundarios.
El último encargo le sale rana y casi es capturado por la policía, de la que, de paso, también es confidente. Aliado, o más bien a sueldo, de una de las familias mafiosas de Londres, de repente se ve envuelto en una extraña aventura en la que alguien —no diremos quién por no desvelar parte del argumento (no soy Miquel Barceló) — lo utiliza para sus propios objetivos a la vez que lo ayuda a liberarse de su yugo y lo deja marcado para siempre.
Después de eso el registro de la novela cambia por completo. Ha pasado un tiempo y Alex busca desesperadamente a quien lo ayudó. Mientras, el mundo ha cambiado todavía más. Milena ha liberado a las razas esclavas (las muñecas) y las ha convertido en hadas, duendes, trolls y otras variantes de la mitología clásica centroeuropea. Pero no nos engañemos: estos seres no son las cositas dulces y bellas a las que nos tienen acostumbrados las factorías cinematográficas, no. Más bien están muy cercanas a lo que se puede ver en la película HELLBOY y al concepto clásico (histórico, quiero decir) de ese tipo de seres.
La historia va a avanzando de forma un tanto extraña, potenciada por el hecho de que el autor utiliza el presente como tiempo narrativo y lo difícil que es hacer eso bien. A mi modo de ver lo consigue y la sensación de urgencia e inmediatez presiona increíblemente fuerte sobre el lector.
El desenlace, previsible en cierta manera pero no en su totalidad, resuelve casi todas las incógnitas del libro, al menos hasta el punto de dejar al lector con la conciencia tranquila sobre qué ha pasado y cómo lo ha hecho.

Aunque esta novela participa de la estética de la corriente ciberpunk, no es de este tipo. Esta obra trata sobre todo de manipulación genética y piratas genéticos. Accedemos a un escenario de una Europa desfragmentada a principios del tercer milenio. En este terreno pululan las muñecas y las hadas que son criaturas modificadas genéticamente y que no están dotadas de alma humana. Milena le infundirá alma y capitaneará una rebelión de las mismas. El protagonista de la obra, Alex Sharkey, que es un pirata genético, será tocado por el virus que transporta Milena y transformado radicalmente. A partir de ahora el objetivo de su vida será encontrar a Milena para que lo sane y le explique sus planes.
Aunque no me atrae el cyberpunk, esta novela no esta muy mal, ya que como he dicho más arriba no pertenece a dicha corriente. Esto es mas bien, ciencia-ficción hard. La novela es eminentemente descriptiva y hay varios capítulos dedicados a explicar manipulaciones genéticas y como trabajan las cadenas de ADN y ARN. También hay descripciones de los memes, entidades de tipo vírico que transmiten conocimiento y memoria. Este concepto ya ha sido utilizado por otros escritores de ciencia-ficción.
En resumen, buena y entretenida novela, Además la mayoría de los capítulos son cortos, ahora bien la letra es diminuta y no es muy aconsejable para un corto de vista como un servidor. Sin embargo he hecho el esfuerzo y me la he tragado.
Sergio Mars en Rescepto (rv. 11-12-24)
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