Conocí a Marcelo Dos Santos a través de la revista Sinergia, una de las estrellas que brillaron en la ciencia-ficción argentina en los años 80. Su libro ÚLTIMAS VISIONES llegó a mis manos por ser director de Axxón.
Lo he leído con gran gusto, disfrutando de su amplia variedad de temas y orientaciones de estilo.
He contado otras veces que mi ingreso al mundo de los libros fue de la mano de mi madre, lectora incansable, y luego de mi hermana mayor, que seleccionaba de la biblioteca los libros más acordes con nuestros gustos infantiles.
A través de mi hermana, pero salido de la biblioteca de mi madre, me llegó Lovecraft con sus oscuras entidades. No hace falta que cuente aquí lo que puede impresionar un conjunto de cuentos de H. P. Lovecraft a un niño de doce años: el Solitario de Providence está siempre presente en mi corazón de lector.
Por eso, fue un placer para mí encontrar que Dos Santos seguía en algunos cuentos, unas décadas después, la línea de los mitos lovecraftianos y desarrollaba historias transplantadas de los lejanos y neblinosos Arkhan e Innsmouth a lugares más reconocibles de nuestra cultura.
En su libro también descubrí historias de ciencia-ficción clásica y trabajos ubicados en los límites de lo especulativo. Es evidente que se mueve con gusto en la variedad, tanto en la literatura como en la vida real, ya que por poco no fue médico, estudió dirección cinematográfica y actualmente administra una gran red informática; es crítico profesional de cine y literatura, guionista y ex productor de cine y televisión; periodista de espectáculos, traductor de literatura y crítico musical. Además, por supuesto, de escribir infatigablemente.
Un Leonardo Da Vinci del siglo 21.
ÚLTIMAS VISIONES... tal el nombre del relato que titula esta colección de cuentos. En ese cuento, Marcelo Dos Santos logra producir en el lector el sentido de la extrañeza, algo difícil de encontrar en los escritores de los géneros que él cultiva: ciencia-ficción y terror.
El lector lee a la carrera, y siente la necesidad de saltar directamente al fin del texto, tanta es la compulsión que el autor provoca con su prosa. De pronto, el desenlace, desencajante, que logra cambiar completamente la línea de pensamiento del lector. Esa capacidad, precisamente ese modo de proceder, es lo que yo defino como extrañeza.
Me inicié en la lectura de Marcelo Dos Santos con su relato GLUP. Un hombre y su perro, sólo eso, muy diferente de los cuentos que integran esta colección, si bien mantiene la característica escritura de Marcelo (su desmesura en el lenguaje, sus personajes despojados y sus escenarios reconocibles), que lleva al lector de la mano, con un firme apretón y un tirón constante que no suelta su presa hasta el final.
En ÚLTIMAS VISIONES, cuentos como LA CENTELLA CAYÓ y VÍ LOS ÁLAMOS o STATU QUO logran llevar al lector a mundos y situaciones extrañas; o, en el caso de LOS DOGOS, a situaciones, en apariencia cotidianas, que resultan ser la guarida de indescriptibles horrores.
Sus relatos de terror llevan la marca de grandes autores como Poe o Lovecraft que, (claras influencias en el autor), llevan al lector a situaciones realmente horrendas. Sin embargo, por horrible que sea el episodio, Dos Santos es capaz de transmitir la sensación de que... pudiera pasarnos a cualquiera de nosotros.
Su ciencia-ficción es tan imaginativa que roza casi el género fantástico. Cuentos como LOGOS, EL ADICTO o LA SELVA muestran mundos y personajes muy bien logrados y sumamente originales, a pesar del casi obsesivo apego al género, que el escritor ha aprendido de sus cineastas favoritos: Hawks, Carpenter o Hitchcock.
ÚLTIMAS VISIONES: primer hijo de difícil parto. Colección de cuentos imperdible.
Sin duda.