Como contrincante del héroe heroico (y por lo general cachas, abnegado, de altos valores éticos y vida ordenada) el malo en las obras de ciencia-ficción, y de cualquier género sin excepción, es el antagonista especular que el bueno debe enfrentar para alcanzar sus objetivos. Por su naturaleza, un buen malo da profundidad y solidez a una historia, permitiendo al héroe brillar. Desde Ming a Darth Vader, pasando por Khan, los angriff o las máquinas de Benford, su mera mención nos han hecho temblar a lo largo de los años.
La característica más destacable del malo es que debe ser odiable a todos los niveles, no basta con que tenga una agenda propia y en realidad su enfrentamiento con el bueno se limite a magnificar un desacuerdo. El malo debe demostrar villanía en todos los aspectos de la vida y no dar la menor opción a simpatizar con él. En cuanto un malo se humaniza, se acabó su carrera malvada. Eso nos pasó con Darth Vader, a Lucas no solo le pareció conveniente redimirle al final de la trilogía original sino que además dedicó otra trilogía a explicar y justificar su mala baba, hasta le puso nombre de pila. Sin embargo, por suerte, la figura siniestra de Vader trascendió a toda ese empalago y por mucho que sepamos de su vida, obra y milagros, en cada revisión de LA GUERRA DE LAS GALAXIAS nos sigue apareciendo como el mismo personaje siniestro de la primera vez.
Otra característica del malo malvado es su aguda inteligencia. Los malos tontos no son malos, solo tontos, y siguiendo con la analogía, la parodia que Mel Brooks hizo de Vader con Casco negro en LA LOCA HISTORIA DE LAS GALAXIAS muestra que se consigue cuando el malo de turno es burlado sistemáticamente por los buenos: hacer el ridículo. Sin embargo, el malo no debe ser tan sumamente inteligente como para prever todas las maniobras que los buenos van a poner en marcha par vencerle, de lo contrario no tendríamos final heroico y el mal prevalecería porque, seamos realistas, la mayor parte de las ocasiones a los buenos se les aparece la Virgen porque lo que viene a ser planes bien planificados y ejecuciones limpias y precisas no son su característica principal.
Si el malo es un ser depravado, mejor todavía. Debe repeler, en todos los sentidos. Se trata de odiarle y que además de asco. Un malo que cumple sobradamente con esto es el barón Vladimir Harkonnen de DUNE, pocas veces se ha visto personaje más repugnante en la ciencia-ficción, Herbert nos lo presenta como un gordo seboso (¿se puede decir esto todavía?) lleno de pústulas y aficionado a todos los vicios, que además atesora una fría inteligencia (¿recuerdan?). De sus aprendices
, en sus sobrinos Glossu Rabban y Feyd-Rautha encontramos características igualmente interesantes de los malos, mientras que Rabban es un sádico con bastante poco seso conocido como La Bestia, queda todo dicho, Feyd-Rautha es igual de sádico que su hermano pero mucho más astuto y taimado, aunque al final le pierde la soberbia.
Porque esa es otra característica autodestructiva del malo, la megalomanía. Está bien querer dominar el Mundo y, más allá, todo el Universo, pero también se debe tener una conciencia clara de las limitaciones propias y la magnitud de los recursos con los que se cuenta, y en muchas ocasiones vemos como el malo, henchido de confianza, comete el error de enfrentarse a unos buenos con amplios recursos y aún más autoconfianza en si mismos. Eso es algo que pudimos ver con Khan Noonien Singh, malo maloso con mucho ego, enormes expectativas y grandes expectativas, pero al que Kirk, con todos los recursos de la Federación a su disposición, además de su propia astucia, no hace más que zurrar enfrentamiento tras enfrentamiento,
También tenemos a los malos alienígenas. En este caso no es posible hablar de malos de modo estricto porque su ética y moral no tiene nada que ver con la terrestre, y por tanto sus objetivos no se mueven por la pura maldad, pero tampoco es que hagan mucho por entenderse con los humanos. Los más característicos de estos malos son los xenomorfos de la saga Alien. Parece que su principal motivación es reproducirse, y para ello necesitan un anfitrión biológico donde depositar la segunda fase de sus larvas, y naturalmente los humanos perdidos en el espacio son el contendor ideal. Igualmente, los mencionados mecs de Benford siguen las mismas premisas: acabar con cualquier competidor por los recursos. No es personal, son negocios. Del mismo modo se mueven los predator, por simple deporte, incluso resulta difícil encuadrarlos en la categoría de malos: si se les vence en buena lid, reconocen a su contrincante como uno de ellos y no le rebanan el cuello.
También hay malos secundarios, casi inofensivos, puestos ahí para dar la réplica al héroe y no dejarle avanzar en línea recta. Gente poco agradable, cuya aparición presagia algún suceso desagradable, pero a la que se aparta de un manotazo y se olvida de inmediato. Uno que cae especialmente mal es Graff, el compañero
de Deckard en BLADE RUNNER. Siempre que aparece es para incordiar a Rick. Otro malo fastidioso aunque no tan inofensivo, es el doctor/doctora Smith de Perdidos en el Espacio, siempre maquinando y emprendiendo maldades, que o bien le salen mal, o bien acaban siendo perjudiciales para el/ella porque, aunque no lo reconozca, necesita imperiosamente estar pegado a los buenos para sobrevivir.
Por supuesto que hay más detalles que definen a los malos y tipos y subtipos de seres perversos que engrandecen la figura del héroe, porque lo que es indiscutible es que un héroe es tan grande como grande es su antagonista, y para que la aventura sea grandiosa, lo imperativo es que la figura del malo sobresalga por encima de todas las demás.
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Publicado originalmente el 12 de enero de 2025 en www.ciencia-ficcion.com

