
La verdad es que me compré este libro por pura casualidad, en los saldos del Simago de mi pueblo, andaba hambriento de lecturas y por mil pelas me llevé cinco volúmenes a cual más interesante. Excepto quizá este.
Los inicios no pudieron ser más desastrosos. Una pareja de ¡telépatas! llegan a un planeta a requerimiento del gobernador terrestre para investigar porque muchos humanos adoptan la religión de los nativos del planeta. Esa circunstancia, que en principio no parece necesitar de mucha investigación, resulta tremendamente dramática por cuanto la religión de los shkeen culmina con una lenta autoinmolación a una especie de ameba gigante que, literalmente, atrae, disuelve y digiere a los shkeen (y humanos) que se entregan a la Union.
Si el asunto de los telépatas me pareció de lo más lamentable (es una de esas cosas que me da dolores de tripa cada vez que leo acerca de ella) lo de la ameba empática ya era el acabáramos, pero como el señor George R. Martin tiene un estilo literario que no ofende, no tuve ningún inconveniente en continuar la lectura hasta que me doy cuenta que el libro no es una novela, sino una recopilación de relatos.
El siguiente relato, LAS BRUMAS SE PONEN POR LA MAñANA, parecía ir en la misma dirección que el primero, con apariciones fantasmagóricas y demás, pero el tratamiento dista mucho de las historias típicas de fantasmas y es en su conjunto un delicado ejercicio de estilo.
Tras él siguen LA SEGUNDA CLASE DE SOLEDAD, un topicazo acerca de la locura espacial que me dejó más bien frío, y DESOBEDIENCIA, un típico relato de mineros estelares, pero con unos protagonistas sorprendentes.
OSCUROS, OSCUROS ERAN LOS TúNELES tampoco es un dechado de originalidad, trata el encuentro, en una lejana época post-nuclear, de los supervivientes que se lograron refugiar en la Luna con los que se quedaron en la Tierra. Sin ser el peor del libro tampoco se libra de una cierta sensación de ¿Dónde he leído yo esto? y así, sin hacer muchos esfuerzos, enseguida me viene a la memoria TUMITHAK DE LOS CORREDORES recopilado por Asimov en LA EDAD DE ORO DE LA CIENCIA-FICCIóN, aunque, desde luego, los desenlaces no tienen nada que ver.
EL HEROE es otra vuelta de tuerca a de los marines espaciales no se licencia ni Cristo, mientras que en FTL se dan las claves de porque el viaje en el hiperespacio no es precisamente un opción económica.
CARRERA HACIA LA LUZ ESTELAR es el relato más divertido del libro. Los componentes de una delegación extraterrestre se empeñan en ser admitidos en la liga de fútbol americano local, y sólo la insistencia del Ministerio de asuntos ET permite que el rígido funcionario encargado de las admisiones de los equipos de el visto bueno. La fuerza inmensa de los extraterrestres es tal, que los hace casi invencibles... hasta que nuevas circunstancias de índole político obligan a replantear estrategias y tácticas de juego.
El volumen acaba con LA SALIDA PARA SAN BRETA, más topizacos sobre fantasmas y PASE DE DIAPOSITIVAS, sin duda el relato más aburrido de todo el libro.
La verdad es que George R. Martin no es precisamente un creador de grandes argumentos, excepto el de CARRERA HACIA LA LUZ ESTELAR a todos les pesa el efecto ¿Dónde he leído yo esto? y la originalidad de algunos tratamientos no basta para entusiasmar al lector. Eso si, como ya he dicho antes, George R. Martin escribe bastante bien y su estilo tiende al lirismo y a la ambientación intimista.
UNA CANCIóN PARA LYA no es un libro maravilloso, pero si lo encuentras en algún saldo (único sitio donde es posible encontrarlo hoy por hoy) no dejes pasar la ocasión.
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Publicado originalmente el 21 de febrero de 1999 en www.ciencia-ficcion.com