
Os mando una breve reseña de lo que me han parecido los premios UPC.
Es mi opinión personal sobre ellos, no una crítica profunda. Ruego que si eres de los que te molesta que te desvelen algunos datos de la trama no sigas adelante, procuraré decir lo imprescindible, pero no siempre es posible no decir nada del argumento para decir la impresión que te han causado.
LOS OJOS DE UN DIOS EN CELO, Carlos Gardini.
Relato muy tópico sobre antropología por telepatía y del que se puede saber el final en las primeras paginas sin oprimirse mucho la cabeza pensando, dado que acaba como todos los relatos de su tipo.
Está correctamente escrito, con su dosis de pañabras procaces y todo, perfectamente distribuidas para demostrar que no solo es una narración culta.
Los personajes suenan de forma bastante artificial, tal vez porque son diálogos que casi se saben de memoria.
Es la típica narración de fanaficionado. Está bien, pero tiene una entidad muy escasa para haberle concedido el premio UPC. No se como fueron los otros relatos, pero el que se incluye de Sawyer y el de Gallego y Sánchez son infinitamente superiores se mire como se mire. Después de una serie de fallos bastante atinados aunque uno los pueda compartir o no, este es bastante extraño y no parece nada, nada lógico.
HÉLICE, Robert J. Saywer
Es un relato que se puede leer de dos formas. como relato de divulgación sobre genética, en cuyo caso es realmente sobresaliente o como historia de corte melodramático anexa con toques de ciencia-ficción.
En el primer caso es un acierto total, pero lastra la narración con un fárrago de datos superior a la de casi ninguna narración que haya leído antes, lo que puede desanimara a algunos lectores.
Si nos atenemos al segundo presupuesto, he de reconocer que la historia me atañe demasiado, tanto por las limitaciones de la expectativa de vida del paciente como ocurre en mi caso, como por los problemas con niños deficientes en alguna manera que aparecen en la novelette.
La narración en este aspecto tiene muchos toques asimovianos. Mas intensidad de la que este un poco siempre demasiado distanciado con lo que contaba supo dar a sus personajes, pero menos convicción y en ocasiones como en el pleito con su mentor del personaje bordea el absurdo.
Esta muy bien resuelto el hecho del que puedo dar fe de la escasa preocupación que suele darle al que sabe que no vivirá demasiado este hecho, dado que se traslada gran parte de la ansiedad que esto pueda producir a otras cosas (el trabajo científico en este caso), o el escribir todo tipo de mensajes en las redes en el mío.
Es un relato muy recomendable aunque reconozco que pesado.
DAR DE COMER AL SEDIENTO, Eduardo Gallego y Guillem Sánchez.
Una pequeña joya, todavía me estoy riendo. Reconozco que tiene razón Miquel Barceló sobre la estupidez que hace que los jurados no le den el mismo mérito a una maravillosa obra cómica como esta, que al bodrio topiqueril de Gardini.
Esto ocurre en el premio de la UPC, en el Oscar y en muchos sitios. pero si en muchos lugares es una idiotez, aquí es una palpable injusticia.
Es divertida, diferente, chispeante y muy, muy realista (Mi palabra a secas, también tiene una dudosa procedencia.
Por cierto, si en lugar del señor Collins, fuese yo el que escribiese y el corrector de EG/GS el que corrigiese, teniendo en cuenta mis déficits de estilo, es mas que probable que se hubiese suicidado o me hubiese proporcionado un buen calambrazo.
En fin una narración para la papelera (la de Gardini), hasta yo podría escribir algo parecido y con esto lo digo casi todo, una que se puede leer bien, la de Sawyer y una para el Hugo, la de Gallego y Sanchez, si bien me temo que en este premio rigen parecidos prejuicios.

Acabo de comprar el volumen con los Premios de la Universidad Politécnica de Cataluña de este año, publicado por Ediciones B. Y he empezado por la novela corta DAR DE COMER AL SEDIENTO, de Eduardo Gallego y Guillem Sánchez. Comencé a leer los primeros párrafos mientras me bajaba el correo de Fido y no he parado hasta acabarla. No he leído aún las otras obras ganadoras, pero sólo ella vale, al menos, 1.100 pelas de las 2.200 que cuesta el volumen.
La novela se sitúa en el Universo Corporativo de los autores, y contiene varias referencias internas, que el lector sólo descubrirá cuando (si Cthulhu, Buda y Jesucristo quieren) las otras obras de nuestros autores sean publicadas. El argumento trata de un profesor de universidad, que escribe una novela de ciencia-ficción para el premio de la UPC (Universidad Polifacética de Centauri) y se ve ayudado en su tarea por el procesador de textos Palabra Perfecta Plus, al que no dudo en calificar como uno de los mejores ¿personajes? informáticos de la ciencia-ficción española.
Durante el proceso de escritura, nuestro antihéroe realizará un viaje interior de autodescubrimiento, en el que se replanteará sus objetivos vitales y cobrará plena consciencia de que su magna obra es una mipiiiiiiipinchada en un palo.
No sé quién dijo que la mejor obra humorística es la que te hace reír, sin que al acabar te avergüences de por qué has reído. Y esta pequeña novela, al menos en mi caso, lo consigue.
Un último detalle. Habiendo sido yo, en varias ocasiones, jurado de algunos concursos de ciencia-ficción, no dudo en recomendar DAR DE COMER AL SEDIENTO como lectura indispensable para los autores en ciernes. Y me despido con una frase extraída de ella: El ser humano es el único animal que tropieza dos veces con su cerebro. Me pido primer para robarla como tagline...