Solo los pocos habitantes de las escasas colonias en órbita en torno a la Tierra logran escapar al holocausto nuclear que se desata, estamos en el 2.010 DC. Entre los afortunados se cuenta un equipo de investigadores del sueño que se dedican a estudiar el comportamiento de animales con capacidad de invernar con el fin de hallar pistas y encontrar posibles soluciones al hecho de que los humanos nos pasemos 1/3 de nuestra vida durmiendo, lo que aparentemente es un desperdicio, por lo menos para algunos. Los descubrimientos obtenidos les llevan a obtener una forma de control del tiempo muy peculiar el espacio-L. Año 27.698 DC, numerosos planetas de la Galaxia han sido colonizados y a ellos llegan, de forma irregular y con el fin de reclutar seres humanos, los Inmortales, viajeros espaciales con extraños lazos con la vieja Tierra, que parecen vivir eternamente; la última leva de reclutas iniciará la búsqueda de los Inmortales para acabar cayendo en la cuenta que ellos mismos lo son y que deben enfrentarse a una amenaza que se cierne sobre toda la galaxia.
Este autor es uno de mis preferidos. No obstante éste libro que os comento a penas si cuenta con un aprobado en mi calificación, ¿porqué? Acostumbrado a que las dosis de ciencia que Sheffield incluye en sus libros sean hasta cierto punto posibles/correctas/razonables, y a una cierta proporción de ironía/humor/malicia (algo machista todo hay que decirlo) en éste no aprecio dichas habilidades. La idea del espacio-L se me hace difícil de roer, el extraño juego espacio-tiempo_virtual, nada relativista precisamente, no termina de aparecer con la solidez conceptual con la que este autor me tiene acostumbrado, es como si hubiera forzado en exceso la máquina teórica en la que suele apoyarse. Bien es cierto que no soy Físico y mis conocimientos en la materia no son más que un cumulo inconexo de artículos picoteados aquí y allá, pero por eso mismo me considero un lector medio y lo que leo me encaja o no, en este caso es que no. Respecto al aspecto irónico la característica más acusada en esta obra es su ausencia y quizás de haberla utilizado hubiera sido más fácil entrar en la historia contada y seguirle el juego hard desde otra perspectiva.
Así pues me salgo por la tangente y ni la recomiendo ni todo lo contrario. Que cada palo aguante su vela.
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