
El multiverso, la enésima frontera. O la infinitofrontera, o la no frontera, o... En definitiva, que el multiverso es el acabáramos, el irás pero volverás por el otro lado, el círculo perfecto, el reino del todo puede ser. El comodín definitivo, en definitiva. ¿Pero qué es el multiverso?
Uno de los postulados mas abstractos de la mecánica cuántica viene a decir que en cada suceso se dan todos los desenlaces posibles, lo que implica que el universo se bifurca simultáneamente en cada una de ellas. Ojo, con lo de bifurcar, da la impresión de que la cosa solo puede acabar de dos maneras, en este caso bifurcar no hay que tomarlo literalmente, implica algo más que dividir en dos ramas, dependiendo del suceso, los desenlaces pueden ser múltiples, y no solo eso, los sucesos pueden llegar a ser (de hecho son) a nivel de partículas elementales (¡ay de ese neutrino que golpea a ese positrón ahora si, ahora no!). Vamos, que no es tan fácil como que si elijo ir a la izquierda me haré rico y si elijo ir a la derecha me pasará por encima el camión de la basura. Ese es el resultado de enésimas bifurcaciones anteriores. Incluso hay una en la que nos damos cuenta de que hemos olvidado la cartera y ni derecha ni izquierda vuelta a casa y a seguir tan pobretones como siempre.
Donde quiero ir a parar es que el multiverso está compuesto por casi infinitos universos paralelos, algunos idénticos (total, el neutrino y el electrón pueden estar en el fondo helado de un mar de metano de alguna luna perdida de Saturno, menuda fiesta de bifurcación), otros tan distintos que ni siquiera podrían ser reconocibles, otros solo desfasados en el tiempo. La gracia literaria del multiverso es que se puede hacer con él lo que se quiera, jugar a estar pero no estar, ir y venir, inventar múltiples personalidades para los personajes, en esencia todo es posible, porque algún multiverso será tal y como se necesite.
Esto es lo que hace Joan Antoni Fernández en A VUESTRAS MENTES DISPERSA S. Hace saltar a sus protagonistas de universo en universo, persiguiéndose y zafándose los unos de los otros, reconociéndose inmediatamente en algunos casos, siendo perfectos desconocidos en otros, volviendo atrás, yendo adelante, una verdadera madeja con múltiples cabos.
La historia la protagoniza Ricard Barta, un agente judicial de Barcelona que vive tranquilamente la vida entre su trabajo y Paula, su novia. ¿Novia? Ricard es víctima de un aparatoso accidente de tren de vuelta de Lleida, ¿Lleida? ¿Qué hacía él en Lérida? ¿Con Paula? ¿Quién es Paula? El cree que su novia, en el hospital, tras recuperarse del shock pregunta por ella pero nadie parece conocerla, ni aparece en la lista de muertos o heridos. El médico que le atiende tampoco sabe nada, le reconoce e informa que pese a estar bien físicamente, durante unos días tendrá sufrirá cierta desorientación debido al trauma del accidente. Pero algo no va bien, mientras ha estado inconsciente Ricard ha tenido un vívido sueño que no puede ser más extraño, tanto como el desconocido que va a buscarle, Pol, su ¿hermano? Los sucesos insólitos no acaban ahí, ya en su casa recibe en el móvil una desconcertante llamada de un desconocido que le hace inquietantes advertencias, aunque lo más inquietante es el hecho de que el móvil se averió en el accidente.
A partir de ahí todo se retuerce, Ricard es reclutado por una organización secreta que afirma ser capaz de saltar entre universos, la razón para enrolarle es que están en guerra con otra organización secreta que discrepa profundamente con los métodos de la primera, que por supuesto son los buenos ¿o no? Además de éstas hay otra organización secreta que pugna con ellas por ciertas área de poder, además de una secta secreta cuyo extravagante líder está muy interesado en Ricard. Las peripecias de éste y los que parecen sus aliados (depende del universo que toque) se suceden sin descanso. Las alternancias de mala suerte y deus ex machina son continuas (ventajas de saltar de un universo a otro cuando las cosas se ponen antipáticas), van apareciendo más organizaciones secretas, todo el mundo parece tener intereses en el turismo interuniverso, y hasta un par de mossos d´esquadra se unen a la fiesta no sin bufidos y protestas.
Lo más interesante de la novela es que Joan Antoni Fernández consigue darle coherencia y un hilo conductor claro en la figura de Ricard. No se pierde entre universos y las aventuras de los viajeros saltarines siguen una línea definida pese a las múltiples alternancias temporales, de escenarios e incluso de los roles de los personajes. En ese sentido el trabajo es muy consistente, lástima que el estilo en general sea algo descuidado y sobre todo los diálogos pequen de tal rigidez que los hace poco creíbles. Ese mismo problema surge cuando Joan Antoni Fernández se adentra en los misterios de los saltos entre universos, intentando dar un barniz de plausibilidad a los mismos ofreciendo explicaciones que quizá están de más.
En resumen, una novela coral, en el sentido más amplio del término, sobre el multiverso, notablemente bien hilada pero que se resiente de unos diálogos envarados y poco naturales.
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Publicado originalmente el 16 de noviembre de 2014 en www.ciencia-ficcion.com
A VUESTRAS MENTES DISPERSAS
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