Nos encontramos ante una novela que trata el algo chocante tema de la nanotecnología, si bien tratándose de Crichton nada resulta chocante. Como suele suceder en estos casos, un proyecto que habría podido revolucionar el mundo es subvencionado con fines militares; como resultado, el experimento se convierte en un arma de doble filo que podría acarrear terribles consecuencias a largo plazo.
Sin embargo, al comienzo de la novela no es esa la impresión que produce, sino más bien la de un culebrón: nos encontramos ante el drama de un hombre que ha perdido su trabajo y hace las veces de amo de casa. Cuando la historia ya comienza a resultar aburrida, las cosas se complican: su hijita padece una enfermedad desconocida de la que se cura como por arte de magia; todos los aparatos provistos de chips que hay en su casa parecen haber sido saboteados; su mujer, que antes no pisaba por casa, es vista en compañía de otro hombre poco antes de sufrir un accidente de tráfico...
Por el contrario, en la segunda parte de la novela predominan la acción y la intriga. Aquí encontramos al protagonista intentando sacar las castañas del fuego a la empresa donde trabaja su mujer: un proyecto nanotecnológico (en un principio desarrollado para salvar vidas, y al final financiado por los militares) está fuera de control. Aunque la empresa acudió a él por sus conocimientos de programación, tendrá que jugarse la vida para pararle los pies a la amenaza que acaba de nacer.
En definitiva, una historia interesante; sólo cabe resaltar que el exceso de tecnicismos en los diálogos dificulta un poco su comprensión al lector de a pie. No defraudará a los incondicionales del autor de ESFERA y PARQUE JURÁSICO.

El conocido escritor, médico, guionista, director y productor norteamericano M. Chrichton ejerce esta vez de lo primero para darnos a conocer su última novela.
El autor nos lleva de la mano en una nueva incursión por sus particulares parques temáticos mentales. En esta ocasión lo que le preocupa es la nanotecnología.
La primera parte de la novela se desarrolla en el ámbito de un jefe de programación en paro, que debe cambiar forzosamente su profesión por la de amo de casa. Su mujer, sin embargo, es ascendida en su empresa de alta tecnología y no pisa por casa.
Las vicisitudes del hombre con sus hijos, las faenas del hogar y la compra diaria se ven enturbiadas por el comportamiento cada vez más extraño y distante de su mujer, que cuando está en casa no hay Cristo que la aguante.
Por curiosa y tal vez y porqué no, por original y mejor escrita, esta primera parte es la que se lee de un tirón. Es la que engancha.
Por desgracia la esposa sufre un aparatoso accidente y el marido es misteriosamente contratado como consultor externo de la empresa de su mujer. Cosas de Sylicon Valley. Así empieza la segunda parte de la novela. La que en teoría trata de lo misterioso.
El marido de profesión sus labores es ahora el que no aparece por casa. Le retiene la investigación de un enjambre nanotecnológico que se ha salido de madre y que está atacando a unos pobres científicos. Después, el autor se enfrasca en una inútil y aburrida sarta de explicaciones plausibles sobre la conversión del enjambre de nanoagentes en depredadores.
Además, primero desarrolla un tipo de acción tipo animal versus humano, mientras que después la cosa se convierte en una especie de invasión de los ladrones de cuerpos.
Más tarde termina la novela. Y ya está. No les desveló el final por si tienen algún morboso interés por ella, aunque sinceramente hay poco que contar.
Es posible que a alguien la trama le divierta, le entretenga o incluso le apasione. A mí, según como lo cuenta este señor, me parece intrascendente.
Mi humilde conclusión particular es que Chrichton no termina de creerse su propio argumento y por lo tanto lo desarrolla mal. También le pasó con la novela de RESCATE EN EL TIEMPO. Lo que sospecho que este señor hace, al fin de al cabo, es utilizar un tema de actualidad científica para hacer un best seller cada año. Y punto. Según la frialdad con la que está descrita la segunda parte de la novela, no puedo razonar de otra manera.
Y además se permite el lujo de sermonearnos con un prólogo científico a modo de conferencia sobre la nanotecnología. Pues vale.
Sugerencias: Soy consciente de que últimamente me repito más que el gazpacho en la negatividad de las críticas sobre lo que leo. Les juro que no lo hago a propósito.
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Publicado originalmente el 29 de junio de 2003 en www.ciencia-ficcion.com