
La unión de ciencia-ficción y filosofía no es una mezcla contra natura. Al contrario, diría que desde sus inicios, históricos y protohistóricos, la ciencia-ficción ha sido y es un género eminentemente filosófico, en cuanto cada historia es de por si una especulación, a veces inconsciente, en torno a problemas y fenómenos que han sido objeto de los análisis y reflexiones más arduas: la naturaleza del tiempo, el curso de la historia, el impacto de la tecnología en nuestras vidas, el lugar del hombre en el cosmos y ante otras posibles inteligencias, etc.
De modo que no tiene nada de raro que, en un momento dado, un autor haya optado por convertir nada menos que a Sócrates en un personaje de (ciencia) ficción. Vamos, mal que bien, todos conocemos la historia: el filósofo Sócrates es condenado a beber la venenosa cicuta por las autoridades de Atenas, bajo el cargo de corromper a la juventud y tonterías así. Debido a sus convicciones democráticas, Sócrates acata la sentencia.
¿Pudo Sócrates haber evitado tan trágico final? En la historia que conocemos, efectivamente pudo hacerlo, optando por una nada vergonzosa huída, dado que estaba en juego nada menos que su vida. Entre la sentencia y su ejecución, hubo un intervalo en el que pudo haber cambiado la historia.
Pero, ¿y si la historia que conocemos fuera tan sólo una simulación? ¿Y si a Sócrates se le hubiera ofrecido, no sólo un escape, sino la posibilidad de viajar en el tiempo, dejando en su lugar a un simulacro, a un clon (palabra que habría entendido a cabalidad, por ser de origen griego) hecho a la medida, no consciente e incapaz de experimentar dolor? ¿Habría rechazado tal propuesta?
La novela de Levinson nos ofrece a un Sócrates lleno de curiosidad por conocer el futuro antes que de deseos de salvar su vida. En torno a este punto central, giran subtramas que envuelven a la estudiante y aventurera del tiempo Sierra Waters, y a un realmente misterioso Herón de Alejandría, quien al parecer, no solo puede construir ingeniosas máquinas hidráulicas, sino también eficientes máquinas del tiempo.
La acción inicia
en la Nueva York del año 2042, cuando Sierra Waters descubre nada menos que un nuevo diálogo de Sócrates, el cual la pondrá tras la pista de viajeros del tiempo, asesinos de diferentes épocas y una muy grata inmersión en el mundo griego clásico, con sus filósofos, sus inventores y su cultura, además de sus liberales y atractivos efebos. Cada giro en la trama nos sumerge en un mundo lleno de ideas y colorido, tan magistralmente descrito por el autor, que uno lamenta que esa Alejandría plena de filósofos y eruditos, albergados por su famosa biblioteca, no haya sobrevivido a las hordas de fanáticos religiosos que sobrevinieron después.
La novela se encuentra disponible en Amazon, en formato de libro electrónico. Eso sí, cabe advertir que la traducción, si bien realizada con mucho entusiasmo, tiene muchos baches, debido quizá a que no ha sido realizada por una traductora profesional. El tema, sin embargo, permite superar este amateurismo.
