Al día de la fecha (es decir, finales de agosto de 2014) parece como si los aficionados se hubieran quedado huérfanos de referencias en las que saciar el hambre de saber. La desaparición de cabeceras con pretensiones más o menos profesionales o académicas pudiera hacer pensar a más de uno que el campo de la crítica/opinión ha dejado de existir, y desde luego, nada más lejos de la realidad. Sostener que ciertas formas de entender esa crítica/opinión son las únicas aceptables y respetables saltó por los aires no ya con la universalización de Internet, sino me atrevería a decir que con el nacimiento de las BBS, y como tendencia ha ido madurando para, finalmente, asentar una forma de expresión en la que el comentarista queda por encima del cualquier intento de control u orientación.

¿Qué significa toda esta palabrería? Que la revista, el fanzine, la web superespecializada (si, hasta el Sitio) han quedado definitivamente superadas por las iniciativas personales de gente con la cabeza bien amueblada y un ramillete de argumentos bien razonados por encima de líneas editoriales o anhelos particulares de directores o editores que, con sus propias filias y fobias, distorsionan una visión del género que debe ser amplia y plural.

Desde la libertad que supone no depender de indicaciones de terceros, el nivel de la crítica/opinión en español en Internet está al fin en un punto que pocos se podían esperar cuando desaparecieron todas las cabeceras sesudas. Y es una crítica/opinión de nombres, no de tendencias o banderías. Sergio Mars, es un claro ejemplo de ello. Desde Rescepto ha glosado centenares de libros, siempre desde su particular punto de vista, obviamente influenciado por su formación como biólogo, pero sin por ello dejar de analizar exhaustivamente cualquier aspecto de las obras comentadas. Otro nombre importante, aunque puede resultar desconocido para los aficionados de la vieja guardia es Manuel Rodríguez Yagüe, que desde su formidable blog Un universo de ciencia-ficción, aporta una erudición asombrosa. Inasequible al desaliento sigue Ignacio Illarregui manteniendo al día C, del que lleva el peso, aunque de cuando en cuando consiga alguna aportación de terceros. Antonio Santos es otro francotirador que desde Una historia de la Frontera dispara de cuando en cuando ácidos comentarios sobre todo lo que se mueve, tampoco hay que olvidar los artículos que Félix Capitán dedica al cine de ciencia-ficción en Cine 9009, o los medidos comentarios de Daniel Salvo desde Ciencia-ficción Perú. Cito apenas media docena, pero existen otros muchos, unos más accesibles que otros (Google manda. Demasiado) y como ya he comentado siempre con la misma premisa: total libertad y absoluta independencia, lo que garantiza una sana multiplicidad de puntos de vista.

De cuando en cuando alguien se anima a repasar todo lo publicado, rescatar los artículos más relevantes y compilarlos para, de este modo, ofrecer una muestra de la propia visión sobre el género. En el caso de la selección de Sergio, los criterios, según apunta en el prólogo, fueron tanto de relevancia de la obra en la historia del género, como sus propias apetencias personales, además de alguna limitación como no incluir autores españoles, que si los planes salen bien tendrán su propio volumen, ceñirse al numero redondo de cien reseñas y no pasar de tres por autor. No pretende ser una lista de las cien mejores novelas de ciencia-ficción de la historia, ni siquiera de las cien novelas de ciencia-ficción que más le gustan a Sergio Mars, yo lo dejaría en las cien mejores reseñas escritas por Sergio Mars, y probablemente él me contradiga puesto que en algún caso habrá preferido en algún caso el rigor sistematizador al cariño por la propia obra.

En cualquier caso son todas reseñas recomendables para quien quiera acercarse a la obra comentada. Están además (obviamente, junto a las no incluidas) disponibles libremente en Internet, y se puede comprobar que el trabajo que Sergio se toma en situar cada obra en su contexto histórico, y literario no es menor. Su formación como biólogo también deja huella en la forma de juzgar muchas de las obras, sobre todo las de tendencia marcadamente hard.

Tan interesante como las reseñas es el ensayo LA CIFILOGENIA, que abre el libro. En primer capítulo intenta eso tan complejo que es definir la ciencia-ficción, siempre considerándola como un género literario surgido al calor de la expansión científico-industrial de finales del siglo XIX y principios del XX, rematando sus conclusiones con una definición que la acota más bien desde el punto de vista temporal, pero que es perfectamente coherente Lo que conocemos como ciencia-ficción sería la literatura que se hace posible desde el momento en que cristaliza y empieza a extenderse el pensamiento científico. En los capítulo sucesivos hace un rápido pero exhaustivo repaso a la evolución del género hasta llegar a punto más polémico del ensayo, la ciencia-ficción actual, su aparente estancamiento y lo que el postsingularismo, concepto que tiene que ver con la humanidad enfrentada a la máquina autoconsciente, y que da para todo un artículo aparte, tiene que ver en ello.

En resumen, un libro que si bien nació quemado debido a que ya estaba publicado en Internet, es una buena forma de repasar la ciencia-ficción anglosajona (sip, ingleses, yanquis, canadienses y australianos, del resto, solo un libro de Lem y otro de los Strugatsky) de los últimos 120 años.

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