Cuando leo novelas como estas me queda un sabor de boca raro. Por un lado son increíblemente espectaculares, con un montón de contendientes, bandos, intrigas, traiciones, etc. etc. pero por otro se quedan cortas, como si se tratara del esquema de una novela más grande o una larguísima Saga de nunca acabar. Alguna vez he leído por ahí que este tipo de argumento lo coge un escritor yanki de best-sellers y vive de él toda su vida a base de escribir la propia serie, las precuelas, los spin-off y hasta las enciclopedias de los universos expandidos, y sin añadir ni un bando ni un personaje a los ya escrito.
Me viene a la memoria la serie de La Flota Perdida de Jack Campbell. Con cuatro personajes, dos bandos, unos extraterrestres apenas entrevistos y unas cuantas naves, que a cada novela que pasa son menos, se monta una saga-serie de seis novelas, y además prepara la continuación (creo que no se ha publicado aún en español) Más allá de la frontera, y el mencionado spin-off: Las estrellas perdidas, o algo así.
Pues bien, José Antonio Suárez junta muchos más mimbres: la torta de personajes, cuatro bandos (que ni siquiera son homogéneos), dos razas extraterrestres muy palpables y unas cuantas naves (aquí si que no gana a Campbell) y solo escribe una novelita de poco más de doscientas páginas.
Ojo, es dinámica y tiene su emoción, las conspiraciones son de tamaño planetario, las batallas están bien narradas y en general resulta absorbente, pero le falta ambición, la historia se acaba haciendo pequeña en comparación con lo que sugiere. Bien es cierto que muchas veces uno se queja precisamente de lo contrario, de novelas hinchadas que acaban por convertirse en culebrones insoportables que parecen no acabar nunca. Ya se sabe, en el término medio está la virtud.
¿Y de que va LA LUZ DEL INFINITO? Pues un poco de lo de siempre: el miedo a lo distinto, la soberbia del que se cree superior, la corrupción de las buenas intenciones y de la miseria humana en general cuando la ética se topa con la codicia. Ah, y de que hay fuerzas con las que nadie debería jugar si no quiere enfrentarse al abismo de su propia destrucción. Pues eso.
El escenario es un universo humano en expansión en el que los humanos puros
están más o menos limitados al Sistema Solar y unas pocas colonias. Además están los autodenominados Errantes (fiambres, en términos despectivos), humanos que han decidido traspasar su personalidad, su alma
, a un chip de memoria que les permite una vez fallecidos resucitar una y otra vez insertándola en nuevos cuerpos en blanco
. Los errantes escaparon de la opresión humana pura
gracias a Varuna, una IA que encontró un lugar agradable para vivir en el planeta Surya, sin embargo, Indra, una especie de versión 1.01 de Varuna, no estaba muy de acuerdo con la megalomanía que empezaba a desarrollar su versión 1.0, y escapó con unos cuantos errantes al planeta Utopía donde pensaba refundar la diáspora errante en los términos originales de igualdad, fraternidar, etc. etc. No obstante, y aunque Varuna no es nada condescendiente con los terráqueos, un grupo de errantes llamados La Tercera Vía no duda en atacar por su cuenta las colonias terrestres donde se esclaviza a los errantes. Ale, ya tenemos las cuatro facciones, todas ellas enfrentadas entre si (aunque la Tierra y Utopía estén temporalmente aliadas, ya se sabe, el enemigo de mi enemigo es mi amigo... mientras pueda seguir tapándome la nariz).
Hay varios protagonistas y varias líneas argumentales que acaban convergiendo finalmente, por un lado, está el planeta Sedna, esquilmado arrasado por Surya y dejado en manos de una corporación, la Markab que ha acudido a rebañar las pocas migajas que han dejado los suryanos. Entre esos restos se encuentran los narvales, animales marinos con el aspecto de esos cetáceos (obviamente no lo son) que han llegado entenderse con la bióloga Niit, demostrando una sorprendente inteligencia. En Sedna Niit tiene que vérselas con Damián, el desagradable representante de Markab, y tratar con Joris, agente de Utopía enviado por la Tierra para investigar el mundo origen de ciertos alienígenas extinguidos.
Por otro lado está la flota combinada terrestre-utópica. En ella las tensiones entre humanos puros
son palpables y gracias a uno de esos incidentes el teniente humano Ichilov y el sargento errante Torelli forjan una sólida amistad.
Elsa, Schiavo y Kapic son integrantes de La Tercera Vía, y como tales, asaltan, extorsionan y destruyen, aunque no todo es lo que parece, y además su simpatía hacia las políticas que aplica la cúpula de la organización es cada vez menor.
Zhou Tahawi es el embajador suryano en la Tierra (ya se sabe, el dinero no huele) y aunque patriota convencido no tiene del todo claro que Varuna esté guiando el conflicto con la Tierra de la forma adecuada, con todo es leal a su nación y el toma y daca con las autoridades terrestres es continuo.
¿Demasiada gente y demasiadas líneas? Pues aún hay más secundarios y algún otro personaje relevante que no he mencionado. El caso es que José Antonio Suárez consigue meterlos todos en doscientas páginas y salir casi airoso del lance. La novela es entretenida, eso hay que reconocerlo, y consigue repartir el protagonismo entre todos sin olvidarse de nadie ni de remarcar los hechos más relevantes. El pero es que acaba precipitándose, con todo ese material tenía para escribir cuatro novelas y al embutirlo todo en una sola le falta el tratamiento en profundidad que algunas tramas prometedoras se merecían.
Sergio Mars en Rescepto (rv. 14-09-23)
Eloy Puig en Prospectiva (rv. 14-09-23)
Más de Jose Antonio Suarez en SdCF.com
ALMAS MORTALES en N/A
CRISTALES DE FUEGO en N/A
LA LUZ DEL INFINITO en N/A
LA MÁQUINA DE LA FELICIDAD en N/A
LA MIRADA BLANCA en N/A
NUXLUM en N/A
PEREGRINOS DE MARTE en N/A
