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PARADOJA PERDIDA
PARADOJA PERDIDA Fredric Brown
Título original: Paradox Lost
Año de publicación: 1973
Editorial: Orbis
Colección: Ciencia-ficción nº 28
Traducción: Margarita González Trejo
Edición: 1985
Páginas: 177
ISBN: 978-84-7634-367-8 
Precio: Descatalogado
Comentarios de: Demián Escudero

Tiempo estimado de lectura: 4 min 55 seg

Contenido

  • PARADOJA PERDIDA
  • TEATRO DE TÍTERES
  • EL ÚLTIMO TREN
  • NO SUCEDIÓ
  • LLAMADA
  • OBEDIENCIA
  • EL COMISIONISTA
  • ELUROFOBIA
  • EINE KLEINE NACHTMUSIK
  • SIRIO NADA
  • EL NUEVO
  • LA DOBLE MORAL
  • ALGO VERDE

Comentario

Fredric Brown es uno de esos escritores a los que uno le tiene un aprecio especial más por razones personales y completamente subjetivas que por cualquier otra cosa.

Uno de los primeros cuentos de ciencia-ficción que leí fue ARENA y desde ese momento Brown entró a encabezar la lista de mis autores favoritos. Pero la verdad sea dicha, uno está renovando permanentemente ese hipotético listado y con el correr de los días nuevos escritores van reemplazando y desplazando a otros. Sin embargo después de leer esta colección de relatos suyos Brown continúa sorprendiéndome por su habilidad para mantener el interés del lector y por la forma simple, sencilla y desprevenida con que cuenta sus historias. En ese aspecto deja ver claramente su formación periodística pues algunos de sus relatos parecen ser simples crónicas de lo que le ha sucedido a un sujeto X, más dirigidas a un periódico o revista que a un libro. Algunos están escritos de una forma tan directa y objetiva que uno casi se olvida que está leyendo sólo un cuento.

Esta antología se compone de 13 relatos escritos por el autor en diversos momentos y en los cuales explora varios tópicos de la Ciencia-ficción, aunque algunos de ellos difícilmente clasifican dentro del género. Pero hay que decir (y lo reconozco con pesar pues mi aprecio por Brown es bastante grande) que algunos de los relatos son más bien flojos y tal vez ninguno alcance la categoría de memorable (claro, en mi humilde opinión) Aunque no por eso la colección pierde su interés, ya que todos y cada uno de los cuentos presentan una idea que se desarrolla con mayor o menor éxito.

Y esto es más importante de lo que parece, o por lo menos para mí es imprescindible que el autor tenga algo que contar, que su motivación para acercarse a la página en blanco se algo orgánico, visceral, casi de vida o muerte. Bueno, sin ponerme dramático, digo que como lector espero que lo que leo tenga sentido y provenga de una motivación genuina de una idea clara que salga del cerebro, la vísceras o el corazón del escritor y ustedes y yo sabemos que uno como lector puede y sabe identificar eso.

En fin, este último párrafo simplemente para afirmar que para mí, en tanto lector, es más valiosa una idea clara (aunque no esté brillantemente desarrollada) que un escrito impecable, pero que no tenga nada qué decir. Y todos sabemos que de estos hay por montones. Tal vez por eso me gusta Brown y con seguridad por eso es que Asimov es lo que es, porque en todo lo que escribió siempre hubo una idea.

La colección comienza con PARADOJA PERDIDA, el relato que le da título al libro. Este es quizá, el mejor y más logrado de los relatos que componen este volumen. El núcleo o idea seminal de éste es, en mi opinión, La Lógica o lo que entendamos por lógico. Y para desarrollar su idea Brown se vale de una historia de viajes en el tiempo. Sí, por supuesto un tema agotado, bastante empleado pero, que según parece, aún sigue mostrando aristas inexploradas.

Me parece que Fredric Brown ha conseguido aportar algo a este respecto y bueno, aunque al final el cuento se resuelve con la vieja paradoja temporal de siempre, sí logra presentar al creador del artefacto como a alguien verdaderamente sui generis y al que nadie nunca le atribuiría la construcción de un aparato de este tipo. Pero lo mejor del relato es que, al leerse con cuidado, se percibe el tema de fondo. El protagonista del cuento está en medio de una aburrida clase de lógica matemática, cuando descubre la máquina. No logra asimilar lo que le sucede porque no es lógico, es más, el creador de la máquina afirma que ésta realmente existe porque él no se rige por esos parámetros razonables y lógico-deductivos.

Además Brown no olvida su habitual sentido del humor, su ironía desprevenida. Así el relato está impregnado de una malicia sutil y casi imperceptible, que crea como esa complicidad con el lector y que hace que uno mantenga una leve sonrisa de lado mientras va leyendo.

Otro de los relatos sobresalientes de esta colección es LLAMADA. Haciendo gala de su creatividad, Brown comienza esta historia de una manera bastante dramática e inquietante: El último hombre de la Tierra estaba sentado a solas en una habitación. Hubo una llamada a la puerta….

Sólo les cuento que una invasión extraterrestre ha sido la causante de la total extinción de la raza humana, pero por alguna razón Walter Phelan ha sobrevivido. Aquí de nuevo hay una idea o tema de fondo. En este caso es el sentido de la transitoriedad, de lo efímero de la vida, de lo frágiles y delicados que somos como raza. Esa idea, en mi opinión, es la que impulsa al autor a escribir su relato, es la que se esconde debajo de sus personajes y sus vivencias.

Como dije al principio este tipo de ideas están presentes en todos y cada uno de los relatos. En SIRIO NADA, una familia de viajeros y comerciantes interestelares, descubre por causalidad un nuevo planeta que no aparece en los mapas estelares y descienden allí sólo para darse cuenta de que la vida inteligente no es prerrogativa de la tierra y de que así como sentimos rechazo hacia otros seres ellos pueden sentir lo mismo o aún más repulsión hacia nosotros. El sentido de la diferencia y la diversidad es el tema de este relato, que está escrito en la misma tónica de TEATRO DE TÍTERES donde unos hombres simples y sencillos de un humilde pueblo de Arizona se enfrentan cara a cara con el primer visitante de otro planeta que llega a la tierra acompañado de otros dos personajes, pero al final descubrirán que a menudo las cosas y las personas no son lo que aparentan ser.

ALGO VERDE, es mi cuento favorito de la antología. No creo que sea el mejor pero sí el que más me ha gustado. No obstante está muy bien logrado y de vez en cuando necesito volver a él y leerlo para ver cómo es que se plasma una obsesión en el papel. La historia que cuenta es la del Capitán McGarry, único sobreviviente de una expedición terrícola al planeta Kruger III alejado varios años luz de la tierra.

Éste se las ha ingeniado como ha podido para sobrevivir en un ambiente hostil y ajeno a la tierra, tan ajeno que de todos los colores y las tonalidades que posee, el único que brilla por su ausencia es el verde. Por eso el anhelo más grande McGarry, su obsesión mayor y la que lo mantiene con vida es lograr volver a la tierra, a la verde tierra, a su hogar. Por ello lleva años buscando una nave, que según los registros, se estrelló en dicho planeta años antes que la suya y espera poder reparar ésta con partes de la propia para emprender el viaje de regreso.

Finalmente llega otra nave con un oficial mucho más joven encargado de rescatarlo, pero este visitante no sólo trae la promesa de su salvación y su viaje de retorno sino muy malas noticias sobre lo que McGarry encontrará al regresar. El cuento no es más que la dramática descripción de lo que somos capaces de hacer, de hasta dónde podemos llegar para cuidar nuestros sueños y anhelos más preciados, y cómo en condiciones extremas, preferiríamos la locura y el delirio a enfrentar la cruda realidad.

El resto de los relatos de esta antología difícilmente clasificarían dentro de la ciencia-ficción, pues tocan temas y se plantean de formas que se alejan un poco de lo que podemos reconocer claramente como perteneciente al género.

Por lo menos dos de ellos podrían acercarse más a lo fantástico. Uno de estos es EL NUEVO, donde Brown pone a prueba nuestros conocimientos de mitología y nos da un paseo por el mundo de lo irreal. Ese universo donde conviven todos y cada uno de los dioses, demonios, héroes y seres sobrenaturales que el hombre ha imaginado y en los que ha creído alguna vez. Y su final tan americano, ya que el cuento está ambientado en los comienzos de la segunda guerra mundial, es bastante desconcertante, por decirlo menos y uno verdaderamente se sorprende al saber quién es ese nuevo que llega al mundo de los dioses.

El otro relato más cercano a lo fantástico que a la ciencia-ficción es EINE KLEINE NACHTMUSIK. Este cuento es quizá de los mejores escritos y donde Fredric Brown nos demuestra que cuando se lo propone, puede conseguir piezas de un gran valor literario. Aquí se narra la historia de Dooley Hanks un clarinetista obsesionado con encontrar un sonido, pero no cualquier sonido, sino El Sonido, así con mayúscula. Esa música primigenia y ecléctica que está en el espíritu de todas las cosas. Su búsqueda lo lleva a una ciudad alemana que el lector sólo reconocerá hasta el final pues el poseedor de lo que Dooley Hanks busca es un famoso personaje de los cuentos infantiles.

EL COMISINISTA es un relato que fácilmente podría clasificarse dentro del género de terror pues el suspenso que maneja y su aterrador final conducen a pensar eso. En este se cuenta como un actor de bajo perfil, sin proponérselo, podría haber terminado vendiéndole su alma al diablo.

Y en los restantes cuentos ya es más difícil intentar una clasificación y podríamos decir que son sólo cuentos, así a secas, más cercanos a lo que llamaríamos mainstream.

Así en NO SUCEDIÓ, se nos presenta la posibilidad de que la realidad no sea más que una mera ilusión que una élite maneja a su antojo. En ELUROFOBIA, se nos muestra que las fobias no siempre son lo que parecen y en LA DOBLE MORAL se nos narra una ficción en la que se exploran las consecuencias de que los personajes que salen en la TV fueran entes en sí mismos que viven permanentemente atrapados y existen sólo dentro de esa casa mágica.

Ya para finalizar reitero el hecho de que, en mi opinión, lo que hace llamativa esta colección y lo que le da peso, es el hecho de que cada una de las historias presenta una idea clara e identificable que parte de las motivaciones del autor. Así, con la conocida habilidad de Brown para narrar, se consiguen relatos, aunque no magistrales, sí por lo menos absolutamente entretenidos y eso es algo que siempre se agradece bastante.

© Demián Escudero, (1.775 palabras) Créditos
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