
Lo que sorprende de Hal Clement no es tanto los mundos que recrea como el momento en el que lo hace. Este libro, CICLO DE FUEGO, es de 1957, una época que se suele asociar a la ciencia-ficción más cohetera y aventurera. Hal Clement cumple en parte con esta premisa, la novela es ciertamente aventurera, toda su primera parte, de hecho, cumple la premisa básica de naufragio espacial uniendo a un Robinson y un Viernes de lo más particulares. De hecho no queda demasiado claro quien cumple el rol de quien. En este caso el humano cumple el rol de alienígena perdido en el planeta mientras que el abyormenita, aunque también náufrago en su propio planeta, no lo es más de lo que era el propio Robinson abandonado en su isla. Naturalmente se tiende a pensar en Nils Kruger como protagonista principal puesto que, al fin y al cabo, es el humano y con él están nuestras simpatías, pero la fría determinación de Dar Lang Ahn y su infinito pragmatismo acaban por ganarse al lector incluso en el final de la novela.
Decía que lo sorprendente de la literatura de Clement es que ya en los años cincuenta introducía un grueso barniz de respetabilidad científica en sus obras. Tres años (en 1954) antes había publicado MISIÓN DE GRAVEDAD, en la que describía Mesklin, un planeta de tamaño, forma y distribución gravitatoria delirante, que aún así conseguía hacer creíble y poblar de vida inteligente. En esta ocasión Abyormen no es tan exótico, de gravedad y atmósfera capaces de soportar la vida humana, también ha generado formas de vida antropoides, además de otras muchas variantes animales y vegetales de un aspecto no demasiado exótico. La particularidad de Abyormen es que está inmersa en un sistema binario, girando alrededor de Theer que a su vez gira alrededor del másivo Alcyone, lo que le supone estar inmerso en el Ciclo de Fuego al que hace referencia el título, y que condiciona su particular ecología hasta extremos sorprendentes.
En un principio la novela se articula como el habitual periplo de un náufrago por volver a la civilización, la adición del alienígena (Nils o Dar, que cada cual elija su favorito), enriquece la aventura más allá de la relación entre el Robinson y el Viernes originales, ambos individuos están inmersos en el mismo problema, ambos tiene conocimientos complementarios que les ayudan a sobrevivir a las condiciones adversas del viaje, y en ningún momento existe una relación de inferioridad de uno respecto a otro. La inevitable disparidad de mentalidades y la nula comunicación, más allá de algunos gestos básicos, que no siempre son bien comprendidos, añaden una buena cantidad de episodios chuscos a esta parte del libro.
No obstante Clement no se para ahí, con esto presenta escenario y personajes principales, pero la hostoria gana en complejidad cuando Nils y Dar encuentran una ciudad abandonada donde son capturados por una tribu de abyormenitas en un estado de desarrollo mucho más primitivo que la de Dar, ambos son presentados a los Profesores del clan, y los sucesos que siguen terminan de aclarar la particular estructura y mentalidad abyormenita, el papel de los Profesores en su cultura, y sobre todo, el papel de la posición de Theer y Alcyone en la vida de los abyormenita.
El estilo también es descarnado y directo, Hal Clement no pierde el tiempo con extensas descripciones y largos parlamentos explicativos. Tanto Nils Kruger como Dar Lang Ahn, y sobre todo los abyormenita, son directos y expeditivos, una vez evaluada cada situación queda clara cual es la decisión a tomar y no se producen situaciones protagonizadas por la duda. Por ejemplo, a Dar no le importa morir, pero si que su preciado cargamento no llegue a manos de sus Profesores, y todo lo que hace va orientado a preservarlo, más allá de cualquier otra consideración. Nils es algo más emotivo, pero habiendo interiorizado su condición de náufrago, y sabiendo que sus posibilidades de ser rescatado son nulas, tampoco pierde el tiempo con demostraciones de rabia y desesperación. Eso implica que los personajes resulten planos y poco recortados, más aún en el caso de Dar y los abyormenitas, perfectamente intercambiables entre si, aunque ciertamente siendo alienígenas, no deja de ser un rasgo característico de su raza.
En conjunto es una obra menos redonda que MISIÓN DE GRAVEDAD, en aquella los mesklinitas eran en auténticos héroes épicos. Sin la tremenda carga existencial que soportan los abyormenita eran mucho menos rígidos y esa libertad de movimientos hacía la novela más dinámica aunque no por eso menos rigurosa. CICLO DE FUEGO peca de cierto envaramiento, debido en parte a esa asunción del destino por parte de los abyormenita, aunque Clement es capaz de no convertirlo en una losa que coarte sus movimientos, sino que más bien los encauza hacia un objetivo muy concreto.
En cualquier caso, una novela en la línea de Hal Clement, escenarios insólitos, alienígenas perfectamente adaptados a ellos, y una jugosa historia sosteniendo todo el entramado.
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Publicado originalmente el 21 de septiembre de 2014 en www.ciencia-ficcion.com
