
No hace falta ser un sabio de Roma para comprender que no es necesario escribir un tomo indigesto de mil páginas para desarrollar decentemente una completa serie de ideas y conceptos. En primer lugar porque generalmente no se profundiza realmente en ellos. La técnica del megatocho consiste en rellenar con toneladas de paja los enormes huecos que hay entre los pocos episodios relevantes. El relleno suele ser más bien de índole melodramático más o menos bien camuflado, recurrir al socorrido recurso del flashback o el relato de fragmentos de vidas ejemplares no muy relevantes para el avance de la historia.
El resto, la aclaración de porqué tal o cual circunstancia, tal o cual tecnología, tal o cual forma de sociedad o visita extraterrestre, viene a ocupar un reducido espacio porcentual en la extensión de la novela.
Magín Méndez evita toda la voluminosa presencia de humo de paja y se limita a contar en poco menos de doscientas páginas, y dentro de un marco politico-social bien definido, como un par de esforzados aventureros consiguen acabar desde un planeta lejano, y de una carambola bastante casual, con el horror tecnológico que se había adueñado del destino de la humanidad. Novelas como estas hicieron grandes a los grandes de la ciencia-ficción. El gigantismo, que no grandeza, instalado estas últimas décadas ha aportado muy poco a lo más destacado del género.
La premisa principal de DERIVA es como dos náufragos, Ben y Virgana, sobreviven malamente en un planeta acuático a bordo de una frágil embarcación. Han llegado hasta allí en una expedición de carácter científico, pero una serie de sospechosos incidentes con la fauna local los ha desconectado de la nave nodriza y acabado con gran parte de la tripulación original.
Ben y Virgana se ven desbordados por los acontecimientos. Solos en una inmensa masa de agua, sin tener un lugar donde ir, irán sacando lo mejor y peor de su personalidad. Ben es un niño rico que nunca ha tenido que preocuparse de nada y que espera que le solucionen todos los problemas. Virgana es todo lo contrario, miembro de los ángenos, una casta impura
, ha tenido que luchar por todo y sufrir su doble condición de ágena y mujer, lo que le había supuesto un fracaso tras otro en los intentos de alcanzar sus metas. Magín Méndez aprovecha perfectamente los conflictos que provocan estas dos personalidades contrapuestas, el uno pusilánime e inútil, la otra amargada pero llena de habilidades.
Pero, ¿como han llegado hasta allí siendo tan distintos? La respuesta hay que buscarla mucho tiempo atrás, en la Tierra, donde Padre, una poderosa inteligencia artificial se ha hecho con el poder y el control de la humanidad. Padre manipula y dispone silenciosamente de los destinos de los habitantes de la Tierra, a los que maneja a su antojo, Ben y Virgana han sido reclutados en la expedición porque Padre tiene planes específicos para ellos y para Marius, uno de sus hijos
, otra inteligencia artificial programada por el mismo, sin la intervención de los humanos, que a la larga acabará por desarrollar sus propias opiniones.
Lo que quizá desconcierta un poco de Padre, Marius y otras IAs que van apareciendo a lo largo de la novela es que Magín Méndez las humaniza demasiado, se me hace extraño el exceso de ética y sentimientos, como la ira y el odio, que las llenan. Siempre imagino las IAs como entes puramente racionales, incluso con cierto sentido del humor (al fin y al cabo encontrar significados paradójicos en los símbolos es un juego lógico), y aunque tengan objetivos fijos y se muestren implacables en su logro, lo hacen sin que ello suponga una implicación emocional
.
Lo que si me ha sorprendido de la novela es el estilo. En el Sitio hay una buena cantidad de relatos de Magín Méndez y son mucho más frescos y espontáneos. DERIVA da la impresión de o bien haber sido escrita hace ya tiempo, con un estilo menos depurado y corregida posteriormente, o ser un intento de ofrecer algo más literario que su producción habitual. La cuestión es que lo consigue a medias y el texto se envara en demasiadas ocasiones, sobre todo cuando son las IAs las protagonistas de la narración.
Pese a todo, y como dije al principio, un buen ejemplo de que no hacen falta mil páginas para ofrecer una interesante y bien encajada serie de ideas y conceptos.
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Publicado originalmente el 20 de marzo de 2016 en www.ciencia-ficcion.com
