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ROBOPOCALIPSIS
ROBOPOCALIPSIS Daniel H. Wilson
Título original: Robopocalypse
Año de publicación: 2011
Editorial: Plaza & Janés
Colección: ---
Traducción: Ignacio Gómez Calvo
Edición: 2012
Páginas: 405
ISBN: 978-84-01-38428-8 
Precio: 19 EUR

Tiempo estimado de lectura: 2 min 54 seg

Francisco José Súñer Iglesias

Uno de los temas recurrentes de la ciencia-ficción desde el inicio de los tiempos (literalmente) es la rebelión de las máquinas, o al menos la lucha contra ellas en desiguales condiciones. Remontándonos a la mitología griega los Argonautas ya se vieron en la necesidad de enfrentarse al gigante Talos, al que vencieron con argucias y artimañas hasta lograr desconectarle. No se trataba exactamente de un gigantón rebelde, al fin y al cabo servía a sus amos cretenses, y la figura del gigante de bronce posiblemente simbolice una fuerza guerrera profusamente acorazada, pero es casi seguro que se trata de la primera narración del enfrentamiento entre el hombre y la máquina.

Saltando a la edad media, una nueva creación humana, el golem, aterroriza Praga cuando al rabino Low el asunto se le escapa de las manos y su creación, por otro lado figura mítica de la tradición judáica, se pone violenta y ya no distingue entre amigos y enemigos, aunque su función original era proteger el barrio judío de Praga de los progromos que se desataban con regularidad contra la comunidad hebrea. Al final, al rabino le bastó con reprogramar al golem para apagarlo.

Unos pocos siglos más adelante Mary Shelley escribió FRANKENSTEIN, que con sus más y sus menos está considerada la primera obra de ciencia-ficción jamás escrita. El tema elegido el hombre jugando a ser Dios, creando vida artificial e incapaz de controlar su propia obra que se rebela y se vuelve contra él. Lo que hace del monstruo de Frankstein un punto de inflexión respecto a sus antecesores míticos y literarios es que toma consciencia de si mismo, es un individuo sensible y desorientado, ignorante de su monstruosidad hasta que se le muestra en forma de rechazo y repugnancia, lo que le lleva a la amargura, al odio, y en esta ocasión si, a la rebelión consciente contra su creador, con el que acaba luchando a muerte por la supervivencia.

Con el desarrollo de la revolución industrial, el maquinismo, y la obvia presencia de máquinas automáticas en los procesos industriales, la idea de dotarlas de autonomía e inteligencia era natural. Los robots aterrorizando y creando rechazo entre sus amos fue un argumento atractivo para los autores en una tradición que, no obstante, ya se remontaba al movimiento ludita de principios del siglo XIX, del que la destrucción de las máquinas de coser del taller parisino de Barthelemy Thimonnier fue el acontecimiento más notorio, y que podemos considerar como la primera masacre de máquinas a gran escala.

Estos temores, llamados con acierto el complejo de Frankstein llevaron a Asimov a elaborar sus Tres leyes de la robótica, que ponían normas precisas en la interacción entre hombre y máquina, leyes que dieron mucho de si tanto en las paradojas que suponían su aplicación como en la molestia que supusieron para autores posteriores a los que impedían desarrollar la paranoia robótica, problema que lógicamente era sorteando ignorando las tres leyes y creando una nutrida legión de terminator y cylon a mayor gloria de los mamporros y la space-opera manierista.

Esta novela de Daniel Wilson entra de lleno en esta tradición, enlazando con la de invasiones extraterrestres/rojo/fascistas e irreductibles resistentes humano/demócratas. El resumen es muy breve: una inteligencia artificial se vuelve majara tras un ciclo bastante cansino de apagados y encendidos y decide que ya está bien, y que a partir de ese momento va a ser ella la que apague a quien le de la gana. Poco a poco va tomando el control de la muy automatizada sociedad planteada por Wilson, y tras una serie de pequeños pero molestos fallos en los sistemas, el día R todo se pone patas arriba y las máquinas empiezan a masacrar la humanidad. Todos, robots domésticos, robots industriales, robots militares, hasta robots postales, hornos microondas, coches inteligentes y aires acondicionados, se dedican con ahínco, bajo la dirección del malvado Archos, alias el Gran Rob, a matar a todo antropoide bípedo que se les ponga al alcance.

Los humanos, faltaría más, tras la primera bofetada se cuidan muy mucho de poner la otra mejilla y pasan al contraataque, primero tímidamente, desde posiciones defensivas de índole más bien desesperada, y poco a poco, y gracias a una serie de oportunos deus ex machina, en una escalada armamentística mediante las mismas armas que el malvado Archos.

Daniel Wilson no se para demasiado a explicar el porque de este Apocalipsis mecánico, Archos expone brevemente su indignación por los continuos encendidos y apagados y a continuación organiza su plan maestro. Wilson es experto en robótica, de modo que hay muy pocas incoherencias en sus descripciones de las máquinas y sistemas de control. Obviamente estamos hablando de ciencia-ficción, y tanto la inteligencia de los robots en general y Archos en particular está más que exagerada, pero cuestiones como la adaptabilidad de hombres y máquinas al desarrollo de las estrategias del enemigo son lógicas y progresivas.

Molestan más algunas otras licencias, como el hecho de que el sistema mundial de satélites se controle de una forma, por decirlo de alguna forma, estúpida, cosa que por otro lado no es cierta ni sucede así en la actualidad. Bien está que se imaginen cosas que aún no son pero podrían ser, como el desarrollo de inteligencias artificiales autoconscientes, pero no está tan bien que para que el argumento funcione haya que limitar y retorcer cuestiones que la tecnología actual ya resuelve competentemente y con habilidad. Si funciona, no lo toques.

La novela, tampoco es literariamente apta para gourmets. Lenguaje sencillo, directo, sin recovecos ni dobleces, está escrita al modo epistolar, es decir, no se trata de la narración lineal de las aventuras de un solo personaje, sino de diferentes estampas de las actividades de varios de ellos durante la guerra de liberación, lo que la hace de lectura ágil y sin complicaciones.

En resumen, una lectura de verano equilibrada, que se lee bien, tiene dosis suficientes de acción, aventura, e incluso su hilo romántico, personajes principales bien perfilados aunque, con alguna excepción, perfectamente intercambiables, pero que no es en absoluto el hito en la literatura del género que se anuncia en la siempre exagerada autopromoción. Lo que relata ya nos lo contaron más o menos en TERMINATOR, aunque en esta ocasión sin viajes en el tiempo.

© Francisco José Súñer Iglesias, (1.049 palabras) Créditos

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© 2012 Francisco José Súñer Iglesias
Publicado originalmente el 3 de junio de 2012 en www.ciencia-ficcion.com

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Disponible en forma de libro electrónico en la Biblioteca SdCF como : Actualización 803EPUB

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