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LA EMBAJADA
LA EMBAJADA Eduardo Gallego Arjona, Guillem Sánchez i Gómez
Título original: ---
Año de publicación: 2000
Editorial: Silente
Colección: Brazo en Espiral nª 9
Traducción: ---
Edición: Julio de 2000
Páginas: 240
ISBN: 978-84-95820-02-0 
Precio: 12 EUR

Tiempo estimado de lectura: 34 seg

Ayer noche, continué leyendo LA EMBAJADA de Eduardo Gallego y Guillem Sanchez, libro que se ha vendido en la Hispacon 2000 con una tirada de 125 ejemplares.

A los que les gusten los libros de estos autores, como a mí, el libro les parecerá una maravilla.

Durante la Hispacon, Eduardo Gallego me dijo algo así como: seguro que nos dicen que qué bestias somos en este libro. Creo adivinar a qué escena se refiere, es más, creo que en esa escena han superado a Jerry Pournelle en EL SOLDADO, pero en vez de considerar que bestias a los autores, esta es una manera de Eduardo y Guillem de señalar de forma breve y concisa que la Corporación no es precisamente un dechado de virtudes, por mucho que se enfrenten a gente peor que ellos.

Aunque la verdad, creo que la manera de pintar a los militares del Imperio es algo parecida a la que usaba Tom Clancy en alguna de sus novelas con los militares de la URSS, o aun peor, porque entre los mandos del Imperio que han aparecido no hay nadie competente, parece que estén ahí para que los corporativos les corten la garganta.

No sé si lo he dicho, pero me ha encantado el libro.

© Ángel Araquistain, (208 palabras) Créditos
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Vaya, me acabo de leer LA EMBAJADA, casi de una sola sentada. Tengo que decir que hacia tiempo que no gastaba tan estupendamente mi dinero en un libro. Quienes todavía no la hayáis leído, no esperad más, porque realmente es fantástico: Su argumento es intenso desde la primera pagina hasta la última, te engancha y ya no puedes parar... Rebosa igualmente de un humor cínico y delirante que es la leche (y si no, prestad atención, entre otras cosas, a las conversaciones de Benigno Manso con su ordenador privado). Lo que quizá más me ha llamado la atención es el estilo literario; sencillo, ágil y trepidante, todo lo que al menos yo espero en una Space Opera... Ah, y por supuesto, todo ello aderezado con un argumento repleto de la mejor originalidad... En resumen: ¡Bravo por Gallego y Sánchez, y, pooor faaavor, seguid con más aventuras del Unicorp!

© Raúl Miralles, (148 palabras) (Lista de G. H. White) Créditos
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¡Guau! ¡Vaya peacho novela!

Me la he leído en menos de dos días, y casi pasándome de largo las estaciones del Metro. (Que no sabéis lo que da de si el Metro para leer).

Es una space-opera de lo mejor que he leído en mucho tiempo. Los personajes son encantadores y entrañables, los diálogos tienen una frescura y una naturalidad pasmosa y son muy, pero que muy sarcásticos. Las escenas de leña están muy bien tratadas, desde la famosa taberna al combate con el acorazado imperial, pasando por todo lo demás. (Y hay muchos demás). Hay también algunas de las escenas mas violentas y con mala leche que he leído en lustros. Ponen los vellos como escarpias. Grrrr.

Me ha gustado también la ambigüedad de los personajes y de las instituciones que representan. El Imperio no es una bolita de anis, claro, pero es que la Corporación tampoco... y bien que lo demuestran.

Y también detecto un buen sarcasmo militaroide con la profusión de siglas, los uniformes imperiales, etc. je, je, muy bueno.

Lo malo del asunto, es que me han entrado ganas de mas. Visitando la web de los autores, he visto que hay bastantes relatos publicados en diversas colecciones y revistas, y encima leyendo los resúmenes casi me pongo taquicardico.

¡Los quiero, los quiero y los quiero!

Así que Pedro, ya puedes correr a publicar la segunda parte, mientras trato de que algún alma caritativa me pase los BEM con relatos del Universo Corporativo e intento localizar las demás novelas.

Y Pedro, un buen trabajo de edición. Es de agradecer los textos en cursiva que reflejan el pensamiento de Beni, ya que ayudan a seguir la acción con facilidad. Sigue así, condenao.

A los autores, mi mas cordial enhorabuena. Me ha encantado leeros.

Parafraseando a la almirante Jansen: Esta novela vale su peso en mollejas de gandulfo.

P.D: Me ha encantado el personaje del ordenador. ¡Es la leche! ¡Y lo del ganso, hay que joderse con el ganso!

© Carlos Alberto Gómez Villafuerte, (332 palabras) (Lista de G. H. White) Créditos
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Eduardo Gallego

Hola a todos.

Ante todo, parece que os ha gustado, de lo cual tanto Guillem como yo nos alegramos (se nos ha puesto una sonrisilla de oreja a oreja...). En principio, teníamos un poco de miedo a que os pareciera floja o aburrida (fue una de las primeras novelas largas que escribimos), pero parece que nos ha quedado un space-opera apañado.

Nuestra idea, igual que la de nuestros admirados maestros creadores de escenarios (Enguídanos, Cidoncha, Torres Quesada...) es la de contar historias amenas, que hagan que el lector dé por bien empleadas las pelas gastadas en comprarlas. En unas hay más aventuras, en otras más coña marinera... En fin, si comparamos el Unicorp con La Saga de los Aznar, hemos de reconocer que Enguídanos nos gana en algo. Tiene fe en la gente. Cree en una utopía, más o menos socialista, donde el dinero ha dejado de existir, y se ve que hay fe en el futuro. Es el universo en el que a nosotros nos gustaría vivir. El Unicorp es bastante más cínico. Se puede decir que es un universo capitalista, sin ideologías, aunque a veces hay en él gente que se mueve por ideales.

LA EMBAJADA no es el caso, claro.

De hecho, la novela nació, como otros relatos nuestros, a partir de una imagen (influencia del cine, qué vamos a hacer). En este caso, la batalla de los cazas. ¿Cómo meter una batalla aérea a cara de perro (aviones disparándose con ametralladoras, como en los viejos tiempos) en un futuro donde se dispone de misiles y armas más sofisticadas, y que venga a cuento? En fin, ahí está.

En cuanto a moralinas, no hay. Los buenos son tan cabroncetes como los malos, pero al menos son eficientes y cínicos, y llegas a tomarles cariño. Tanto en esta novela como en otras que estamos escribiendo reflexionamos sobre la guerra, y nos pitorreamos de los personajes (como los imperiales) que la ven como algo glorioso. Los soldados corporativos son unos currantes de la guerra y tratan de hacerla lo mejor posible, sin meterse en disquisiciones filosóficas. Una de las virtudes del lavado de cerebro que el gobierno corporativo hace a los soldados (y a toda la sociedad, en realidad), es que logra que la gente sea consciente de lo que está haciendo, pero que no se rebele contra ello.

Tratamos de desdramatizar un poco mediante el sentido del humor, pero hay que reconocer que son un poco bestias...

Ah, sí, los gandulfos. Cuando empezamos a escribir, a Guillem se le ocurrió la rara idea de que en nuestro universo podría haber un plato exquisito, las mollejas de gandulfo (obviamente, el nombre es inventado). Nos hizo gracia, y decidimos ponerlas en todos nuestros relatos (excepto en los que cronológicamente transcurran antes de la expansión interestelar de la Humanidad, claro). A algunos críticos no les hacen gracia, lo que implica que nos reafirmemos en nuestra gandulfofilia. Algún día, los gandulfos bailarán sobre sus tumbas...

¿Y cómo es un gandulfo? Bueno, no hemos visto ninguno todavía, y tampoco lo tenemos muy claro; en eso radica su encanto. La visión más cercana que se da de ellos ocurre en LA LLANURA (apareció en BEM 65, creo recordar), un relato no apto para gente religiosa. Como F. J. Súñer nos pidió (hace meses; estamos de un vago...) una definición de gandulfo para el Glosario, aquí le adjunto una:

GANDULFO: Criatura de afiliación taxonómica incierta. Algunos la sitúan en el reino animal, pero la carencia de sistema nervioso y la complejidad de su ciclo vital la emparentarían con los hongos. Son famosos en todo el Unicorp por sus deliciosas mollejas, que son extraídas en vivo (como no tiene sistema nervioso, al gandulfo no le importa demasiado). Son consumidas tanto en repostería como escabechadas o rehogadas con ajo y perejil. Pueden ser liofilizadas, reducidas a polvo y utilizadas como condimento. Por supuesto, los sucedáneos son legión. Las mollejas son consideradas pecaminosas por muchas culturas fundamentalistas.

En cuanto a los gandulfos, las granjas mollejeras proliferan por todo el Ekumen. Su crianza es asaz complicada, ya que hay varios sexos, los cuales han de acoplarse de determinada manera y sometidos a ciertos estímulos sonoros (las canciones de Enrique Iglesias son mano de santo) para dar descendencia fértil. Los criadores de gandulfos sufren a menudo ataques de desconsuelo, dado lo extraño y licencioso de las costumbres de tales criaturas, sus raros hábitos alimentarios y su manía de sodomizar al primero que pillen en cuanto se descuide. Los gandulfos poseen un pelo largo y sedoso, muy apreciado para fabricar cuerdas de instrumentos musicales. En fin, como dice el refrán, donde hay pelo, hay alegría.

Más cosas: Pedro G. Bilbao me acaba de confirmar que ASEDRO saldrá en septiembre. Le tomamos la palabra... Retoma algunos de los personajes de LA EMBAJADA, aunque se trata de una obra independiente. La acción transcurre bastantes años después, y en este caso, no es una novela bélica (aunque hay alguna batallita que otra, qué remedio). Tiene que ver con el reencuentro con los Alien que provocaron el Desastre. Y si hay alguien que sea muy religioso, que nos perdone por el final...

© Eduardo Gallego Arjona, (858 palabras) (Lista de G. H. White) Créditos
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José Carlos Canalda

Para empezar, he de hacer una aclaración previas: Me suele gustar bastante lo que escriben estos dos gamberros, y digo lo de gamberros con todo el cariño del mundo porque me encantan la socarronería y el sentido del humor de esta pareja, algo por desgracia poco habitual en la ciencia-ficción hispana. Pero, claro está, teniendo en cuenta que soy un fanático de autores tales como Fredric Brown o Robert Sheckley, no creo que esto os sorprenda demasiado.

Y además es que son buenos los tíos... Sus relatos, inscritos total y absolutamente en la space ópera, son entretenidos y, salvo algún altibajo, suelen tener bastante calidad. Claro está que no es ningún secreto, ya que ellos mismos lo pregonan, que intentan seguir la senda de autores tales como Pascual Enguídanos, Ángel Torres Quesada o Carlos Saiz Cidoncha... Y a fe mía que no desmerecen en absoluto.

Pero vayamos al grano, digo a LA EMBAJADA. El relato es típico de estos autores, con unos personajes bastante logrados: El protagonista-pringado que nos recuerda remotamente (o no tan remotamente) a los de las novelas picarescas y, por encima de todo, al alucinante ordenador... Dicho sea de paso, los ordenadores paridos por el tándem Gallego-Sánchez son de lo más divertido de toda la ciencia-ficción que he leído en mi vida, por supuesto Asimov y Clarke incluidos.

Luego está el ambiente de la narración, con el protagonista intentando hacer putaditas a los todopoderosos imperiales pero que finalmente se ve desbordado por los acontecimientos y, al modo de un héroe griego, es arrastrado hacia un conflicto de inimaginables consecuencias que tiene como resultado la derrota total de su enemigo tras una encarnizada batalla descrita excelentemente... Para descubrir finalmente que ha sido objeto de una burda manipulación por parte de sus superiores, los cuales no obstante no habían llegado a soñar que las cosas pudieran llegar tan lejos... En su propio beneficio.

En resumen, y aparte de recomendaros encarecidamente la lectura de la novela, os diré que me divertí mucho leyéndola, cosa que por desgracia no suele ocurrir muy a menudo. Y como no quiero que esto parezca (principalmente porque no lo es) un descarado pelotilleo a los autores, voy a reseñar a continuación los puntos flojos que encontré en ella.

Para empezar, no es creíble que una potencia imperialista y expansionista admita el establecimiento de una embajada de la potencia rival no en su capital, sino en una colonia remota. Esto no ha ocurrido nunca en la historia real; Bélgica no tenía representaciones diplomáticas extranjeras en el Congo, Gran Bretaña no las tenía en la India, Francia no las tenía en Argelia... Y por supuesto, ningún país consiente que otro introduzca en su embajada soldados y material de guerra suficientes como para crearles problemas. Por último, tampoco resulta demasiado verosímil que el ordenador corporativo (es decir, el de los buenos) se chulee tranquilamente de los ordenadores imperiales, a los cuales lee todos sus archivos sin que éstos (ni nadie) se entere.

Claro está que estas pequeñas incoherencias no deslucen el valor de la novela, principalmente porque pueden ser consideradas como concesiones a la narración que, por otro lado, suelen abundar en obras de ciencia-ficción (literatura o cine) infinitamente más famosas, cuando no decididamente consagradas. Porque LA EMBAJADA, por encima de todo, es buena.

Saludos critiquiles

© José Carlos Canalda, (553 palabras) (Lista de G. H. White) Créditos
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Francisco José Súñer Iglesias

Lo admito, pequé; dediqué casi media jornada laboral a terminar de ventilarme esta novela, despreocupándome de mis tareas y obligaciones. Bien es cierto que un viernes por la tarde del mes de agosto, víspera de puente, poca obligación laboral tenía; atender un par de llamadas, dar curso al testimonial montón de papeles que me había dejado el turno de mañana y se acabó. El tiempo (muuuucho tiempo) sobrante pensaba dedicarlo a depurar un par de macros de Excel y limpiar la mugre del teclado, pero antes de aquello, decidí dar un empujoncito a LA EMBAJADA (ya bastante avanzado gracias a un par de viajes en Cercanías) Nada, media horita, y luego a por el maldito VBA.

Ingenuo de mi.

Hacía mucho tiempo que no cogía un libro y no dejaba su lectura hasta acabar con él. El último creo que fue BARRAYAR, y de eso hace ya casi un año. Desde entonces lecturas más o menos prestigiosas, pero en ningún caso lo bastante absorbentes como para dedicarles más de ese par de viajes de Cercanías al día. Sin embargo, con LA EMBAJADA me ha vuelto a ocurrir algo que desde hacía más de veinte años no me pasaba; cuando mi madre me gritaba aquello de Niñoooooo, enciende la luz que te vas a quedar ciegoooo Si, me terminé de leer el libro junto a un ventanal, en la más absoluta de las penumbras, con los ojos escociéndome por el esfuerzo.

¿Qué tiene entonces LA EMBAJADA para convertirlo algo tan absorbente? Por lo pronto un bien definido conjunto de roles; por un lado los simpáticos, los hombres de la Corporación y sus aliados, y por otro los antipáticos, las gentes del Imperio. Y he dicho bien; simpáticos y antipáticos porque todos son de los malos. Los simpáticos parecen tener algo más de sentido de la decencia, la equidad y la justicia, por algo se hacen simpáticos al lector, pero cuidado, cuando la decencia, la equidad y la justicia van en contra de los intereses de la Corporación, se pasa por encima de ellas sin pestañear.

Además de claros simpáticos y antipáticos en LA EMBAJADA se desarrollan perfectamente toda una serie de elementos típicos de las novelas de aventuras; una enorme carga épica, suspense en cantidades perfectamente medidas, el suficiente humor cínico, un David y un Goliat, y sobre todo un gran sentido del ritmo narrativo, que sin dejar decaer en ningún momento el interés, tampoco convierte la narración en una atropellada sucesión de hechos asombrosos.

El elenco de personajes es también notable. Como ya dije, no hay buenos y malos, sólo simpáticos y antipáticos, de modo que, sobre todo a los hombres de la corporación, se les dibuja con una suficiente profundidad humana. Lástima que no sea así con los nativos de Osiris, el planeta donde se desarrollan los hechos, ni con los Imperiales, demasiado esquemáticos unos y otros en sus respectivos papeles de oprimidos y villanos.

No es este el único reparo que se le puede poner a la novela; los recursos utilizados para poner en antecedentes al lector no son precisamente los más elegantes; a base de conversaciones entre personajes que se cuentan el uno al otro cosas que ambos saben más que de sobra. Soluciones igualmente tan poco originales como los socorridos fragmentos de Enciclopedias, discursos o recortes periodísticos encabezando cada capítulo, son mucho más atractivas y tanto o más eficaces.

Lo diálogos, aunque en general fluidos y chispeantes, pecan en demasiadas ocasiones de rígidos y nada espontáneos. El problema es que se quiere hacer que los personajes digan tal o cual cosa sin haber encontrado la fórmula adecuada. Esto generalmente suele ocurrir cuando el borrador del escrito no ha pasado por las suficientes correcciones, es decir, que es más producto de la vaguería que de la falta de habilidad, porque esto último queda demostrado en el resto de la novela.

Otra cuestión que me dejó una sensación bastante extraña fueron las continuas referencias a la historia de la humanidad Aníbal y el Siglo XX. Ya se que es complicado ambientar un relato de ciencia-ficción, dar todas las claves del entorno histórico y social, no convertir el relato, en definitiva, en una enciclopedia de usos y costumbres, pero se echa en falta la profundidad histórica precisa para hacer aún más coherente la narración.

En fin, defectos que, aunque evidentes, quedan en un segundo plano por el brillante ritmo de la novela, la épica salvaje que la inunda y el crudo humor (a veces demasiado crudo, tanto estilísticamente como desde un punto de vista puramente humanista) que hacen de esta novela una de las más apasionantes que he leído últimamente.

Eso si, exquisitos y pusilánimes abstenerse.

© Francisco José Súñer Iglesias, (778 palabras) Créditos

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  • El autor no renuncia a sus derechos de propiedad intelectual legalmente constituidos y se reserva la posible reclamación oportuna siempre que el medio en que se reproduzca reporte beneficios económicos de cualquier tipo.
© 2000 Francisco José Súñer Iglesias
Publicado originalmente el 23 de julio de 2000 en www.ciencia-ficcion.com

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Para una referencia más amplia sobre LA EMBAJADA puedes consultar:
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