
En primer lugar y para que nadie se lleve a engaño, este APOCALIPSIS no es un libro de ciencia-ficción.
Efectivamente, puede que esté editado en una colección de ciencia-ficción, que esté reseñado en un medio dedicado principalmente a la ciencia-ficción, y comentado por un tío que suele hablar de ciencia-ficción, pero APOCALIPSIS tiene tanto de ciencia-ficción como yo de Pavaroti, es un pura y simple (bueno, ahora veremos que no tanto) novela de terror. Terror del bueno, pero terror al fin y al cabo.
¿Dónde está el límite entre el terror y la ciencia-ficción? La verdad es que no creo que haya dudas, pero la tierra de nadie es amplia. La ciencia-ficción proporciona magníficas ambientaciones para los relatos de terror y el terror presta buenas líneas argumentales a la ciencia-ficción como medio para ofrecer algo más que batallitas espaciales y seminarios de ciencias aplicadas.
Pero en este caso ni lo uno ni lo otro. No hay extraterrestres, extrapolaciones tecnológicas o sociológicas, catástrofes cósmicas ni tan siquiera un viajecito espacial hiperlumínico. Hay un Fin del Mundo, que para más se queda en amago, y poco más.
No hay duda; no es ciencia-ficción.
Habrá que preguntarse entonces que oscuros fundamentos movieron al seleccionador a incluir esta novela en esta sub-colección, cuando para más Inri, Ultramar mantenía dentro de la misma colección Grandes éxitos la línea Zona Oscura, dedicada específicamente al terror. En fin, cosas que pasan.
En cuanto a la novela, ya por si misma, es francamente buena. A excepción del final, con excesivas concesiones hacia la galería, y el planteamiento de una relación homosexual ciertamente desaforada, el resto de lo que se cuenta y como se cuenta engancha y resulta estremecedor.
Pero el estremecimiento no lo producen las apariciones diabólicas, las cigarras con cara de niño o las bestias que en pleno Armagedon pululan a sus anchas por Hoadley, el pueblo minero, sumido en la mediocridad y el paro, donde se desarrolla la novela.
El puro terror llega cuando la Spinger se dedica a ahondar en las miserias humanas, en las pequeñas mezquindades del día a día y en las almas renegridas por el resentimiento y la hipocresía que todos y cada uno de los habitantes de Hoadley llevan en su interior. En las almas renegridas que todos, de un modo u otro, ocultamos y podemos reconocer a nuestro alrededor.
Hoadley es un pueblo opresivo, que sobrevive gracias a los subsidios y a las ayudas del gobierno, donde la etiqueta es estrictamente respetada, y en el que las desviaciones de la misma son duramente criticadas y castigadas con el ostracismo, pero a su vez, no hay habitante en Hoadley que no guarde su pequeño o gran secreto, su perversión oculta, su obsesión más allá de lo cabal.
A lo largo del libro se describen todas estas deformidades del alma, que las gentes bien pensantes de Hoadley repudian y a la vez practican, proyectando su rechazo sobre los deformes de cuerpo, a los que se humilla y aparta despectivamente. Pero no sólo los que sufren de alguna deformidad visible son mal vistos, los que de algún modo u otro se salen de la norma, los transgresores, son sistemáticamente rechazados.
En ese ambiente opresivo se desenvuelve Call Wiltmore, la única forma de huir de la vulgaridad y la monotonía son los largos paseos a caballo junto a sus amigas Gigi Wildasin, otra ama de casa resentida y comida por el cáncer, Shirley Danyo, la propietaria del establo donde guardan sus monturas, y Elspeth, la excéntrica amante de Shirley. Durante uno de sus paseos en solitario Cally descubre el primer signo de lo que habrá de venir. Millones de cigarras llorosas, con cara de bebe, eclosionan en los alrededores de Hoadley. Poco a poco los signos de que el Apocalipsis está cerca se acumulan hasta la aparición de Ahira, una enigmática mujer de belleza imposible, que reclutará para su particular ejército diabólico a todos los fenómenos discriminados de Hoadley.
Y después de eso, los acontecimientos se precipitan.
APOCALIPSIS está muy bien narrado, en un estilo ligero, y en cierto modo bestsellero, que engancha rápidamente y no se detiene en adornos ni digresiones más o menos oportunas. Como defectos más notables está ese final que no voy a desvelar, pero que no cumple las expectativas del resto del libro, y la relación entre Shirley y Elspeth, que francamente es, aún entre los prodigios relatados en el libro, del todo inverosímil (y cuando leas el libro, sabrás por que)
Por cierto, cuidado con el ejemplar que os lleváis, porque las primeras treinta páginas del mío deben ser de papel de fumar y se puede leer a la vez el anverso y el reverso, pero ya se sabe, en Ultramar nos ofrecían magnífica literatura en unas ediciones horrorosas.
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Publicado originalmente el 28 de febrero de 1999 en www.ciencia-ficcion.com
A mí cuando lo leí en su día no me gustó demasiado. Quizá porque no era ciencia-ficción, o tal vez porque me pareció un mal intento de hacer terror al estilo de Stephen King (pueblecito apartado, donde todos parecen muy buenos, pero todos tienen un montón de secretos que ocultar; donde empiezan a suceder cosas extrañas, casi sobrenaturales; y donde tiene que venir el típico y variopinto grupo de amigos (amigas en este caso), cada cual con una neura peor, a salvar la situación.
No me pareció conseguido (con decir que ya ni me acordaba de el hasta que leí el comentario anterior, y eso que los libros de fantasía de esta mujer publicados en Fantasy me parecieron bastante buenos) y el feminismo militante (entendido como machismo a la inversa) de esta mujer estropea algunas de las situaciones. No le daría un suspenso directamente, pero en mi modesta opinión (ah, ¿pero existen las opiniones modestas?) no pasa de ser una novela entretenidilla para pasar el rato.
Quizá también sea porque de entre los distintos géneros que se han metido en el saco del fantástico (y por favor, no empecemos de nuevo con las etiquetas), el terror sea el que menos me gusta (pero como disfruté con UN VERANO TENEBROSO de Simmons)

Los últimos tiempos de a colección de ciencia-ficción de la editorial Ultramar fueron difíciles. Mucho bajo el nivel de las obras que se editaron es esta época. APOCALÍPSIS es uno de las últimas obras editadas por la colección y también una de las peores. La obra es un libro que a caballo entre la fantasía y el Terror no se queda ni en lo uno ni en lo otro y ello creo que es debido a la poca fuerza e intensidad que presenta la narración y con unos personajes que a mi parecer son ridículos y esperpénticos.
Desde el principio el planeamiento de la obra es a todas luces ridículo e increíble pues la autora nos presenta a cuatro mujeres que viven en un pueblo minero de los EE. UU. Una de ellas es anoréxica, la otra tiene un cáncer terminal, otra es una especie de tigresa lesbiana y la otra, pues ya ni me acuerdo de mala que es la obra. Estas cuatro damas se convertirán en la encarnación de los cuatro jinetes del Apocalípsis en versión femenina y serán las encargadas de llevar la sangre y la destrucción al pueblecito minero. También aparece una especie de profeta también femenino que se encarga de anunciar los malos tiempos. Esta profeta es una antigua habitante del pueblo que fue marginada en su infancia y juventud por sus inclinaciones morbosas y de mal gusto. En cuanto a los hombres que aparecen en la narración hay que decir que no pintan nada. La obra rezuma feminismo por todos sus poros y aunque yo no estoy en contra, Nancy Springer en esta narración no le hace ningún favor a la causa.
Yo no estoy en contra de las mujeres que escriben en el género, pero es justo reconocer que APOCALÍPSIS es una obra mala y hay que darle al César lo que es del César. Por eso recomiendo que si por casualidad lo encontráis en algún saldo, pasad de largo pues no se merece que se gasten en él ni un euro.