
El que un autor tenga un prestigio reconocido y una buena cantidad de obras de calidad más que contrastada no le faculta para ser capaz de contar siempre historias del mismo interés o al mismo nivel.
John Brunner, conocido sobre todo por TODOS SOBRE ZANZIBAR o EL REBAÑO CIEGO no consigue con este libro llegar siquiera a elaborar una obra menor. JUGADORES DEL JUEGO DE LA GENTE es, sencillamente, un ejercicio de estilo de muy poco interés, desaprovechando clamorosamente una idea francamente buena para descargar la mayor parte de la narración en las muy poco creíbles dudas del protagonista y los largos e irreales diálogos que mantiene con el resto de los personajes que deambulan por la obra.
En esencia, Godwin Harpinshield es un londinense asociado, o al servicio, que la cuestión no acaba de quedar clara, de unos entes que se ha de suponer extraterrestres. Godwin, y otros muchos como él, vive una existencia plácida en la que sus asociados (o amos, como les llama él mismo) le proporcionan todos los pequeños placeres y comodidades que desea. Como única exigencia se ve de cuando en cuando obligado a reclutar a nuevos miembros para este agraciado grupo. Todo transcurre sin grandes sobresaltos; los amos eligen a los nuevos miembros entre gentes al borde del abismo (el propio Godwin estuvo a punto de convertirse en un vagabundo alcohólico) y no son demasiado exigentes, Godwin y sus amigos van y vienen por el mundo con toda comodidad gracia a la (supuestamente) avanzada tecnología de los amos, y si en algún momento se ven en dificultades o su modo de vida despierta excesivas sospechas se pueden deshacer de los curiosos gracias a la facultad que los amos les han dado de borrar la memoria de sus perseguidores.
Como una vida así parece ser necesariamente aburrida cada uno de los amigos de Goldwin se ha buscado un entretenimiento en el que los amos les hacen ser especialmente hábiles, a todos menos, por supuesto, a Goldwin que con lo único que parece entretenerse es con el repaso de sus propios recuerdos, y ahí es donde la novela empieza a hacer aguas.
En vez de desarrollar el notable hallazgo que suponen ser los amos y su juego, Brunner prefiere dedicar páginas y páginas a un Goldwin tan inestable como poco creíble, tan pronto parece estar muy seguro de sí mismo como se derrumba ante una frase inocente. No voy a decir que esta no sea una patología conocida, pero sí que en el entorno de la novela no encaja de ninguna de las maneras. Finalmente, Goldwin, enfrentado a ese pasado que tanto añora, se derrumba definitivamente de una forma notablemente absurda, incapaz de reaccionar con el pragmatismo que demuestra en otras ocasiones menos comprometidas ante lo que claramente es una amenaza para él.
En definitiva, JUGADORES DEL JUEGO DE LA GENTE es un ejercicio de estilo que desaprovecha grandes ideas y se enreda en otras de menor calado e interés.
El contenido de este texto puede ser total o parcialmente reproducido sin autorización explícita y previa del autor y bajo cualquier medio de comunicación siempre que se den las siguientes condiciones:
- Debe incluirse la totalidad de este pie de página.
- No puede modificarse, con la excepción de correcciones ortográficas, tipográficas o de traducción a otro idioma, y nunca excepcionando las correcciones de estilo, contextuales o gramaticales, de las cuales se hace responsable el propio autor en el texto original.
- El autor no renuncia a sus derechos de propiedad intelectual legalmente constituidos y se reserva la posible reclamación oportuna siempre que el medio en que se reproduzca reporte beneficios económicos de cualquier tipo.
Publicado originalmente el 3 de marzo de 2002 en www.ciencia-ficcion.com
LAS CASILLAS DE LA CIUDAD
EL CRISOL DEL TIEMPO
EL HOMBRE COMPLETO
EL JINETE DE LA ONDA DEL SHOCK
JUGADORES DEL JUEGO DE LA GENTE
ORBITA INESTABLE
EL REBAÑO CIEGO
TODOS SOBRE ZANZÍBAR