Primer episodio
de La Interdependencia, una nueva serie de John Scalzi que sigue en su línea de ofrecer un producto altamente disfrutable, con los altibajos y asperezas a los que nos tiene acostumbrados, pero que son un estupendo pasarratos.
Quien no conozca a Scalzi debe saber que nos encontramos a un autor especializado principalmente en la space-opera, con un estilo ligero y se podría decir que hasta descuidado, buen sentido del ritmo y una producción en la que lo divertido se une a lo adictivo.
Con esta nueva saga inicia un universo alejado de LA VIEJA GUARDIA, concibiendo un Imperio Galáctico interconectado gracias al Flujo, un campo extradimensional
que mantiene a todas las comunidades unidas e interrelacionadas. Como se ve nada original, elementos que ya nos encontramos en precedentes ilustres como DUNE, Las Fundaciones, StarGate, etc. etc., Los personajes que la pueblan son los típicos de Scalzi, desvergonzados e ingeniosos, y las aventuras que superan tampoco van a ganar el premio a la originalidad, pero son más que amenas.
En EL FIN DEL IMPERIO asistimos como los resortes de poder del Imperio son ambicionados por poderosos lobbys y antiguas casas aristocráticas, en una lucha donde la religión y la política se entrelazan.
En ese sentido Scalzi arranca con un episodio clásico: la sucesión Imperial, en la figura de la emperox Cardenia (oficialmente Grayland II). Aprovecha entonces para mostrar cuales son los resortes del poder de La Interdependencia, en quien debe confiar y en quien no la nueva emperox, con los habituales equívocos, sus dudas acerca de la responsabilidad inmensa que le ha caído sobre los hombros.
No obstante, Scalzi también es capaz de introducir elementos nuevos que dan profundidad a la trama. No es que de grandes explicaciones sobre el Flujo, pero su comportamiento errático e imprevisible hace que no todo sea de color de rosa en el Imperio, y en demasiadas ocasiones planetas enteros quedan aislados cuando se desplaza.
Los personajes, no por clásicos
dejan de aportar rasgos que los distinguen y hacen entrañables, la emperox Cardenia, o la comerciante Kiva, o lord Ghreni. Por supuesto hay una gran cantidad de secundarios que le dan relieve la argumento, y que prometen tener más protagonismo en sucesivas entregas.
Para quienes tengan algún tipo de dudas sobre series y sagas, EL FIN DEL IMPERIO resuelve su trama principal, si bien deja el camino abierto para las subsiguientes entregas.
Lo que si he notado es que Scalzi ha ido mejorando con los años en su forma de estructura la naración. En ese sentido LA VIEJA GUARDIA parecía un poco cortada a hachazos, pero EL FIN DEL IMPERIO está más afinada, aunque el final se va acelerando.
Por otro lado, como parece inevitable a día de hoy, hay continuas referencias, más o menos veladas, a los problemas que sufrimos en esta realidad que nos ha tocado vivir. La verdad es que no se me han hecho especialmente molestas, y están bien encajadas en la trama, pero esta manía de dar pena
o hacerse el responsable en temas sociales
se me hace un poco cargante cuando lo que en realidad quiero es desconectar durante un rato.
He leído por ahí alguna crítica despectiva respecto a esta novela. Si solo lees obras compuestas en verso alejandrino claramente EL FIN DEL IMPERIO no será tu novela, pero si te gusta la ciencia-ficción divertida y sin complejos, no lo dudes, hazle un hueco en tus lecturas.
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