Qué pesaditos son los hijos de los maestros de Historia. Y qué sabia la decisión del Gobierno, hace ya quince años, de suprimir la Historia de los colegios y sustituirla por la asignatura de Futuro.
Argumento
En una sociedad futura, pero a la vez no muy lejana, los nombres de países y ciudades han quedado borrados por otros nuevos y de este modo el lector conoce la vida en QualityLand. Las modernas tecnologías permiten que los coches autónomos lleven a casa a sus ciudadanos (se pueden subscribir con tarifa plana con opciones de agregar o suprimir conversación) y que lleguen drones con productos que el consumidor no había pensado todavía comprar pero que desea, aunque él mismo no lo sepa. Los ciudadanos tienen como apellido el oficio que ejercían los progenitores (el padre para los niños, la madre para las niñas) en el momento del nacimiento y de este modo el relato sigue los pasos de Sandra Administrativa, Peter Sinempleo y Martyn Presidente o Tony Líder de Partido. El relato empieza en el importante momento de elecciones a la presidencia a las que se presenta, entre otros, John of us, un androide.
La novela
No cabe duda de que es una sátira más de la sociedad actual y del futuro que le puede aguardar según qué derrotero sigan las actuales tecnologías y redes sociales, pero es también un relato altamente cómico que seguro en algún momento producirá la carcajada en el lector, allí donde esté. Francisco Martorell Campos afirma que el peligro de los relatos distópicos, entre otros posibles, es que favorezcan un ambiente de conformismo con un presente que no es tan desastroso como el futuro que se plantea en libros y películas y, en este relato, las situaciones son muy cómicas, pero no ocultan la pesadilla surrealista en la que se puede convertir la vida cotidiana en una sociedad que no está unida por una Red, sino que es prisionera de ella. El libro, con la descripción de un montón de situaciones jocosas, es en realidad una advertencia de lo que puede pasar al dejar en manos de otros responsabilidades que pueden parecer sin importancia.
—Abra el paquete —sugiere el dron—. Presenciar la felicidad de mis clientes me produce un placer enorme.
El relato discurre entre dos niveles muy distintos pues todos los habitantes tienen una valoración adjudicada que va del uno al cien y que se conforma a partir del nivel de sus ingresos, las personas con las que se relaciona, los lugares que frecuente y otros parámetros similares. Las personas más valoradas son las que gozan un alto estatus, miembros del Parlamento, sus allegados y otros personajes sin problemas económicos que apoyan a Conrad Cocinero a la presidencia y en la otra cara de la moneda Peter Sinempleo, que tiene un pequeño taller de chatarrería en el que compacta los utensilios que ya no son útiles, desde impresoras a robots soldado. Así el lector puede tener la visión panorámica de lo que es la vida en ese futuro donde cada servicio debe ser valorado con las correspondientes estrellas del uno al diez, y debe ser valorado al momento porque los drones se ponen altamente insistentes para obtener una puntuación favorable.
Las vicisitudes de Peter en su lucha por recuperar el control de su perfil y dejar de ser esquivado por servicios de atención al usuario que priorizan a sus mejores clientes, el intento de John of Us de llegar a la presidencia para dirigir el país con honestidad y poder reconducir la economía, otros personajes, algunos con su intento de lucha contra el sistema y otros intentando vivir sin demasiados problemas y todo ello con la participación de los asistentes virtuales personalizados a la medida de cada consumidor. Peter ha dado el nombre de Nadie a su asistente virtual, de esta manera Nadie le dice qué tiene que hacer.
—Una conocida mía asegura que estas coincidencias no son en absoluto accidentales —continúa Peter—. Está convencida de que quienes programan el código del sistema o, mejor dicho, quienes mandan programar el código del sistema, quieren que estemos de buen humor, porque la frustración es improductiva. A veces incluso peligrosa.
—Una conocida mía —responde el dron— asegura que ya no hay nadie que programe el sistema. Que el sistema se programa a sí mismo.
Es una distopía sin duda, pero muy divertida, aunque este tono jocoso y mordaz no interfiere en un relato inteligente donde personas decentes intentan no ser meros productos, es decir, que la recopilación de sus datos no sea para abastecer a grandes empresas de servicios, banca o aseguradoras y que cada uno pueda mantener el control de lo que desea y de cómo obtenerlo. La persistencia de Peter, la ingenuidad de John of us, la malevolencia de unos y la conformidad de otros da lugar a una lucha de intereses en la que cada personaje defiende su manera de pensar, su integridad o su modus vivendi entre un día a día en el que drones traen obsequios porque saben perfectamente dónde y cuándo localizar a cada uno.
La novela puede recordar en algún momento a EL CÍRCULO por el medio donde se desenvuelven los personajes entre tecnologías que si bien proporcionan los servicios pedidos también pueden llegar a ser opresivas y por supuesto también a UBIK con las peleas del protagonista con los electrodomésticos de su piso y cómo no a la serie Futurama con todo un amplio abanico de robots construidos para un fin concreto y con aspiraciones propias y el androide que aspira a la presidencia puede recordar a Adán de MÁQUINAS COMO YO, pero pese a estas concomitancias el relato tiene su propio discurso, una llamada a la individualidad en medio de la asfixiante homogeneización de la sociedad.
Y de trasfondo borrar el pasado, los nombres de los países y los hechos históricos en los que se vieron implicados.
El estilo
La historia narrada en tercera persona combina el día a día de los personajes en los que se alterna descripción y diálogo, entre capítulo y capítulo se muestran anuncios encubiertos como artículos de prensa, se pueden leer extractos de la guía turística de QualityLand en los que se comenta las maravillas de vivir en esa gran ciudad y también comentarios de los usuarios en respuesta a los anuncios, comentarios que reflejan esa sociedad futura. Hay además muchos guiños y menciones de otros libros o películas, frases que al lector le resultarán perfectamente reconocibles.
Qualityland tiene su continuación en Qualityland 2.0, publicado en la misma colección y HBO ya ha anunciado que producirá una serie basada en los libros.
El autor
Marc-Uwe Kling (Alemania, 1982) es compositor y cómico además de escritor, estudió Filosofía y Teatro y entre otros ha escrito libros para niños. Además de canciones en teatro interpreta el tipo de representación llamado Kabarett, monólogos altamente críticos en lo social y político a la vez que sarcásticos.
