
Charles Stross es uno de los nuevos talentos de la ciencia-ficción británica. CIELO DE SINGULARIDAD es su primera novela y ya ha sido nominada al premio Hugo. La ciencia-ficción de Stross es parecida a la de otros autores contemporáneos y paisanos suyos, como MacAuley o MacLeod. Lo cierto es que su narrativa es un tipo de moderno space-opera donde al lado de elementos y conceptos de la más clásica ciencia-ficción hard, abundan otros pertenecientes al moderno mundo de la informática y de la red mundial, léase Internet.
En CIELO DE SINGULARIDAD, la humanidad ha establecido contacto con el Escatón que es una super inteligencia alienígena y artificial que domina los viajes en el tiempo. Sin embargo el Escatón no le permite a los humanos el viaje por el tiempo, vaya a ser que estos alteren el futuro donde se desarrolla el Escatón y lo hagan desaparecer. En este estado de cosas, Nueva Republica, que es una colonia humana donde se ha prohibido cualquier tipo de manifestación tecnológica, recibe la visita de el Festival, otra inteligencia alienígena que parece ser otra faceta del mismísimo Escatón, y que le promete todo lo que deseen a cambio de información. Nueva Republica, fiel a sus principios ideológicos, envía una nave destructora (la única tecnología que esta permitida en Nueva Republica es la espacial) para acabar con el Festival y la acción se pone en marcha.
CIELO DE SINGULARIDAD es una excelente novela de ciencia-ficción muy apta para pasar un buen rato entretenido y ameno. Siguiendo la más rancia tradición de el space-opera, aparecen en ella grandes armas y naves dispuestas a acabar con todo y también hay una arrostrado héroe y una hermosa heroína. A diferencia de las novelas antiguas de la que bebe, CIELO DE SINGULARIDAD presenta a unos personajes muy bien dibujados y cuyas acciones están en todo momento justificadas. A mi personalmente me ha encantado Rachel Mansour, la diplómatica de las Naciones Unidas sobre la que recae todo el peso de la acción y que en todo momento eclipsa a sus compañeros de protagonismo. Mansour es una especie de mata-hari dotada de una gran inteligencia e intuición y que en muchos momentos nos recuerda a alguna de las mejores heroínas salidas de la pluma de Heinlein. Los malos, por contrapartida son estúpidos de solemnidad y en muchos momentos nos hacen desternillarnos con sus actuaciones, por ejemplo el inepto Vassiliev, un espía de la Nueva República que quiere acabar con Mansour pero al que se le frustraran sus planes, o el decrépito almirante de la nave tartaja y senil, que toma unas decisiones tan trascendentales para el curso de la acción.
En definitiva una buena novela de moderna space opera que nos hará pasar un buen rato. El único defecto que le encuentro es que en algunos momentos la acción se ralentiza bastante y el final puede que no este a la altura de las circunstancias.