
Hace tiempo se me ocurrió ofrecer unas cuantas sugerencias sobre la forma de planificar un relato para presentarlo a un concurso literario. Aquello iba de pura competitividad, de presentar una historia de forma limpia y ordenada, nada de alcanzar la excelencia literaria, solo ser interesante, organizado e inteligible. Aquellas consejas también podían aplicarse sin muchas complicaciones a la escritura de cualquier relato, no es que garantizaran el triunfo, la fama o la riqueza, pero si harían más fácil la vida al lector y, por que no, ayudarían al autor a tener un punto de partida para lanzarse a la vorágine de la creación literaria. Naturalmente, expresar mi opinión respecto a lo que se puede considerar un relato aceptable levantó más ronchas de lo que me esperaba, cuestión incomprensible por cuanto este tipo de consejos se pueden seguir, o ignorar con un encogimiento de hombros, pero de ahí a indignarse...
Todo esto viene a cuento de que leyendo NOCTALIA se me venían a la memoria muchos de aquellos puntos, y no hacía más que sorprenderme lo fácil que es para los autores noveles caer en los mismos errores una y otra vez. NOCTALIA, como obra primeriza que es rebosa ambición y a la vez desborda de vicios recurrentes. A modo de prueba voy a exponer algunos puntos de aquel artículo y explicar donde falla NOCTALIA. No están todos, puesto que muchos estaban orientados al ámbito puramente competitivo de los concursos literarios.
:: Piensa. Busca temas interesantes, elabora historias consistentes, perfila personajes sólidos, estructura argumentos... [...]
Inspirado por, o a modo de homenaje, NOCTALIA sintetiza los argumentos de varias novelas y películas, a saber: SOLARIS, ALIEN, EVENT HORIZON, LA MOMIA, LOS SIMULACROS, o MISIÓN A MARTE, además se rastrean trazas de alguna otra, aunque no de forma muy evidente. El problema con esto es que no termina de elevarse sobre ellas, la inspiración, y hasta el mimetismo, no es despreciable de por si, pero siempre ha que dar algo más, un valor añadido que le de personalidad propia. Raúl Frías no lo consigue y el discurrir de la historia resulta demasiado previsible, cualquier lector experimentado puede predecir el final con bastante aproximación, y eso no hace que el desarrollo de la novela despierte demasiada expectación.
:: [...]: repasa varias veces el texto, se pulcro, puntúa con corrección. ¡No envíes relatos con faltas de ortografía!
En este sentido el texto es impecable, al menos no he encontrado ningún error evidente. Sin embargo, me ha sorprendido enormemente la total ausencia de separación de palabras al final de línea, ya sabéis, eso de que cuando no cabe la palabra entera en la línea se separa con un guión para continuar en la siguiente. No es nada que entorpezca la lectura, ni siquiera algo que la gran mayoría de los lectores vaya a echar en falta, de hecho estás leyendo éste artículo sin ellos, una cuestión inherente a la web y muy generalizada en el mundo de la edición electrónica, pero constatar esa ausencia en un libro con aspiraciones de profesionalidad no deja de estar a mitad de camino entre lo curioso y lo preocupante.
:: No intentes impresionar [...] con el uso exhaustivo de todos los términos del diccionario de la Academia y todas sus acepciones. [...] Sé contenido, concéntrate en construir un buen argumento y mejor desarrollo, evita que las palabras-árbol oculten el relato-bosque. [...] Esto no significa que descuides el lenguaje: has de pulirlo hasta que brille, y siempre es mejor pocas palabras bien elegidas que muchas amontonadas sin casi relación entre sí.
Es el mayor defecto en el que suelen incurrir los autores noveles, y Raúl Frías no se escapa a ello. Calidad literaria no significa cantidad literaria, la sobre adjetivación, las figuras enrevesadas e innecesarias, el uso de palabras poco habituales en contextos no siempre acertados, penaliza enormemente el relato. NOCTALIA está llena de este tipo de abusos, y en demasiadas ocasiones le lectura se hace, por decirlo de alguna forma, chocante y pintoresca. Tampoco ayuda que mucho del lenguaje científico utilizado resulte extraño, aún dentro de un contexto fantástico, es mejor mantener la credibilidad.
:: De igual modo que el arranque del relato debe ser absorbente, el final debe estar a la altura. Si tras cientos o miles de palabras resuelves la historia abruptamente date por perdido. No hay nada más desagradable que pensar que ha ocurrido un error de impresión, o que el archivo estaba en mal estado y se ha perdido un buen fragmento del relato y darse cuenta que no, que la cosa acaba así, por las buenas.
Aquí ocurre justo al revés. A falta de uno, dos epílogos rematan la novela. Uno de ellos innecesario, no aporta nada ni resuelve ninguna situación, y el otro se hace no menos innecesario al tratar de asuntos que podrían haberse sugerido durante el transcurso de la novela, de hecho no es difícil llegar a la conclusión que ofrece el primero, de modo que ese epílogo sobra doblemente. Es más su inclusión se hace muy extraña porque durante toda la novela se dan detalles demasiado explícitos, casi a modo de pie de página, del futuro imaginado por Raúl Frías, con lo que insistir en un aparte sobre ciertos aspectos no tiene sentido.
:: Un arranque impactante, un final redondo y la brevedad bien entendida no implican precipitación. Todo tiene su tempo. No amontones acontecimientos, es mejor reducir escenas y desarrollar bien unas pocas antes que montar un collage que acaba por hacerse caleidoscópico e incomprensible.
En ese sentido NOCTALIA se desarrolla a un ritmo constante y, desde mi punto de vista, adecuado. No es precipitada, ni en general lenta, aunque si hay algún que otro fragmento que podría haberse resuelto con algo más de viveza.
:: Nada de experimentos. [...] Recuerda: línea clara, planteamiento, nudo y desenlace. Personajes bien perfilados. Trabaja el argumento y el estilo. No cocines un plato de espagueti.
La novela es un plato de espagueti. Saltos adelante y atrás en el desarrollo, la hacen cuando menos desconcertante. Normalmente prefiero que me cuenten las cosas de forma secuencial, o que al menos no me dejen los hilos argumentales interrumpidos para empezar con otra madeja que, o no viene a cuento, o no tiene mucho sentido si las cosas se han estructurado bien.
Los personajes tampoco están bien construidos, el protagonista tiene su propia y característica personalidad, pero en general los demás se hacen demasiado intercambiables, en algunos momentos da exactamente igual quien diga qué o quien reaccione de que manera, cualquiera podría haber tomado ese rol.
El estilo tampoco es espectacular, a lo ya comentado sobre el abuso de palabras poco habituales se une que no siempre están bien utilizadas y que, además, se hace demasiado forzado, poco fluido.
En resumen, una novela llena de ambición pero a la vez con demasiados defectos,
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Publicado originalmente el 18 de diciembre de 2011 en www.ciencia-ficcion.com
