Pues la verdad es que no es lo que me esperaba. Me ha defraudado bastante.
El que más me ha gustado ha sido el primer relato. Es el único que merece la pena del libro. Las primeras aventuras de Rido son entretenidas, muy serie B, graciosas, y agradablemente ingenuas. Los personajes no están mal y la aventura es dinámica. Ofrece una descripción bastante notable e imaginativa del mundo del siglo XXX.
El segundo, que es un conjunto de relatos que forman una unidad, baja bastante en calidad. La acción no es tan fluida, y lo único destacable de estos capítulos es un simpático bicho de ocho patas. Poco más se salva.
El tercer conjunto de relatos... cuando lo empecé a leer, tenía una sensación de dejá vú que iba en aumento. Hasta que me caí del guindo. Esto es una versión del DESTRUCTOR NEGRO de A. E. van Vogt. Algunas de las escenas están calcadas palabra por palabra. Por desgracia, la excelente obra de Vogt se convierte, en este refrito, en otra cosa, que no me atrevo a clasificar. El que tenga el número 5 de Pulpmagazine podrá compararla con la historia original, ya que dicha revista incluye el DESTRUCTOR NEGRO, para solaz y deleite de los aficionados.
Debo aclarar que el relato de Mallorquí no es de los peores de libro, aunque ni por asomo tiene la calidad del original. Quizá yo esté influenciado por la lectura del Vogt y por eso no me gustó excesivamente esta nueva versión.
El cuarto conjunto, aunque enlazado con el anterior, es, con mucho, el peor. La aventura se convierte en algo tan absurdo que no hay por dónde cogerla. No tiene ni pizca de ritmo, ni de interés ni ná de ná. Para colmo, aparece algo que parece sacado de las luchas de Aníbal contra Roma, varios millones de años antes de nuestra era... un auténtico desquicie.
Lo curioso del caso es que, como dije antes, el primer relato es una pequeña joya, al menos yo me divertí leyéndolo, y me recordó a los tebeos que leía de crío, con héroes con pistolas de rayos, tipo Diego Valor, o Flash Gordon. Sólo por él merece la pena toda la novela.
En resumidas cuentas, el capitán Rido no ha soportado bien el paso del tiempo. Otras obras, incluso más antiguas, se leen con agrado y con ese sentido de la maravilla del que tanto hablamos a veces, pero no es éste el caso. Lástima.