
No puedo decir que Joanna Russ sea una de mis autoras favoritas, empezando por aquel infumable LA MUERTE DEL CAOS, el más digerible EL HOMBRE HEMBRA y siguiendo por este insulso PICNIC EN EL PARAÍSO, (preferencias aparte, las tres novelas fueron finalistas al Premio Hugo de Novela en, respectivamente, 1970, 1975 y 1968) tengo la sensación de que les falta algo, puestos a hablar de escritoras de ciencia-ficción no tiene la fuerza poética de una Ursula K. Le Guin, la contundencia de Naomi Mitchison o la fantasía desbordante de Julian May. Sus historias dan la impresión de ser pequeñas, aunque, como esta, se desarrolle en grandiosos parajes naturales, las motivaciones de sus personajes van de lo absurdo a lo críptico, y el desarrollo de las historias sigue unos derroteros similares.
PICNIC EN EL PARAÍSO peca de todos estos problemas, no queda del todo claro que mueve a los protagonistas a embarcarse en la aventura en la que se ven envueltos, la sucesión de episodios resulta bastante mecánica, y el desenlace final deja todo en el aire, como si no hubiere ocurrido prácticamente nada.
Claro, que puede ser eso o que estaba buscando más de lo que realmente hay, como en un a modo de carta robada literaria, en la que la simplicidad aparente de la narración no esconde absolutamente nada, y sólo queda lo obvio y evidente. Si ese es el caso, el argumento no puede ser más sencillo: en una sociedad futura, notablemente avanzada y en la que prácticamente se ha erradicado cualquier clase de mal, un grupo de turistas se dispone a realizar una excursión por una cordillera del planeta Paraíso, un mundo dedicado exclusivamente al ocio y la diversión. Como guía se ha elegido a un agente temporal, Alyx, una cretense traída de la antigua Grecia, para que pastoree, literalmente, al grupo de excursionistas. Las diferencias entre turistas y guía son notables, además de cuatro mil años de evolución en la mentalidad también hay grandes diferencias físicas, Alyx es pequeña, delicada, ágil, el resto del grupo está compuesto por auténticos gigantes bellos, robustos y casi perfectos, pero de una endeblez casi desesperante, excepto Gavrily, un supuesto aventurero profesional, incongruente dentro del grupo de aficionados.
Lo que parecía una simple caminata se convierte en una aventura en toda regla cuando el campamento situado al final del camino es salvajemente atacado y los excursionistas se ven expuestos a las inclemencias de la naturaleza, pero ¿a atacado por quién? No queda claro, aunque Paraíso sea un planeta vacacional también parece ser un campo de batalla, ¿pero de qué guerra? ¿contra que enemigos se lucha?
Estas y otras interrogantes hacen del libro una experiencia desconcertante. Da la impresión de estar situado en un universo más amplio que permite dar muchas cosas por supuestas, o que en el proceso de traducción (a cargo de Domingo Santos) se haya perdido algo. No lo se, pero desde luego en esta edición de Ultramar, PICNIC EN EL PARAISO no deja de ser un libro simplemente pasable, al que le falta ese algo (concreción, definición, motivación) del que hablaba al principio.
El contenido de este texto puede ser total o parcialmente reproducido sin autorización explícita y previa del autor y bajo cualquier medio de comunicación siempre que se den las siguientes condiciones:
- Debe incluirse la totalidad de este pie de página.
- No puede modificarse, con la excepción de correcciones ortográficas, tipográficas o de traducción a otro idioma, y nunca excepcionando las correcciones de estilo, contextuales o gramaticales, de las cuales se hace responsable el propio autor en el texto original.
- El autor no renuncia a sus derechos de propiedad intelectual legalmente constituidos y se reserva la posible reclamación oportuna siempre que el medio en que se reproduzca reporte beneficios económicos de cualquier tipo.
Publicado originalmente el 13 de enero de 2008 en www.ciencia-ficcion.com