
Me gustó la portada de ésta novela, de la misma editorial que la excelente EL CORTAFUEGOS, de Luis Ángel Cofiño, y constaté que se también se trataba de un autor español. Por eso la cogí prestada sin consultar antes a mi amable anfitrión.
Mi conocimiento de la ciencia-ficción en español es muy limitado, así que aprovecho las oportunidades que se me ofrecen de acercarme a ella.
En éste caso más valiera que hubiera pedido consejo antes de llevarme el libro porque es uno de los más espantosos que he empezado a leer en mi vida. Digo sólo empezado, porque no he sido capaz de terminarlo, ni siquiera de pasar del primer centenar de páginas.
La prosa es horrible, la construcción de personajes absurda, la ejecución narrativa desmañada. Me asombra que éste libro haya podido llegar al papel. He leído muchas novelas y relatos que flaqueaban en alguno de sus aspectos, pero pocos de una forma tan general como éste libro.
La novela no es que necesite una corrección, es que precisa de una reescritura de principio a fin, si es que el argumento fuera salvable. Por lo que se comenta en la contraportada habla de viajes en el tiempo, pero si éstos son tan inconsistentes como la supuesta explicación que se da en el arranque de la novela, lástima me dan estos viajeros temporales, perdidos para siempre en el continuo espacio-tiempo.
El citado arranque es patético, se habla de personajes que no sobreviven a la primera página, supongo que será para hacerlos resucitar algunos cientos de ellas más adelante, sigue con una conferencia científica donde un profesor chiflado expone sus teorías al publico que lo abuchea, discutiéndole sus postulados hasta la extenuación.
Me recordó punto por punto el episodio similar de EL MUNDO PERDIDO, de Arthur Conan Doyle, pero muy mal resuelto, además, en el colmo del despropósito, como si se tratara de un libro de texto, se siembra la novela de fórmulas matemáticas y diagramas.
Y del estilo prefiero no hablar, pesado, reiterativo, decimonónico en el peor sentido de la palabra, bastó para convencerme de que aquello era indigerible.
Una de las peores muestras de narrativa que es posible encontrar hoy día, y que hace un flaco favor a la ciencia-ficción en español.