Texto de contraportada
A principios del siglo XXI en unos Estados Unidos devastados por la paranoia institucionalizada, los negros, en enclaves papapetados tras barricadas, y los blancos, en hogares convertidos en trampas, se enfrentan unos a otros en una jungla urbana, mientras el monopolio armamentístico Gottschalk aviva el fuego mediante el continuo desarrollo y venta de armas. Los trastornos mentales producto de esta alienante sociedad son tratados por el psicópata Dr. Mogshack, cuya terapia es el aislamiento absoluto en un hospital semejante a una fortaleza. El periodista Matthew Flamen descubre un complot de Gottschalk para lanzar al mercado un sistema armamentístico definitivo y consigue la ayuda del piscólogo Conroy para intentar detener el holocausto final.
Múltiples intrigas y personajes entrecruzan sus hilos en este mundo del miedo y del odio... Lyla Clay, una pitonisa, Pedro Diablo, el gran propagandista negro, Morton Lenigo, el cabecilla de los revolucionarios de color, y sobre todos ellos, Harry Madison, un enfermo mental negro con extrañas habilidades con las computadoras y que, además, posee facultades extrahumanas... Un libro de extraordinaria riqueza, que constituye al mismo tiempo una terrorifica anticipación.
Me fascina este escritor, de talento indiscutible. Intentaré explicar porqué.
Hay escritores que proponen futuros centrados en aparatos que nos podrían deslumbrar y maravillar, que nos acercarían a una utopía inocente de como desearíamos que fuera el futuro. Ese futuro es el irreal; donde la humanidad es uniforme y con intereses compartidos, donde se realizan empresas conjuntas para salvarnos de un ataque de BEM´s salidos de la imaginación cualquier escritor del montón.
John Brunner busca la vía de la realidad más cruda y más factible ligada a nuestra propia naturaleza. Si queremos jugar a realizar predicciones John es un fenómeno casi irrepetible.
¿Quieren vislumbrar un posible futuro realista? Aquí tienen la novela, no tanto por lo fantasioso o los aspectos más especulativos, llevando casi a la caricatura que plantea la hipótesis argumental.
John nos propone siempre en la Trilogía del Desastre un futuro más realista. Pero a la vez sus novelas requieren de más de una lectura para poder ver todos los matices. Este libro es un ejemplo claro de lo necesario que es a veces releer parte o completamente una novela para ver todo aquello que en una lectura inicial no llegamos a detectar.
ORBITA INESTABLE nos habla del liberalismo económico llevado al extremo. De la cultura del éxito para un solo ganador, de la concentración de la riqueza y todos los males de las economías que facilitan el acaparamiento para unos pocos y la pobreza para el resto, de la destrucción de la clase media como resultado de un modelo económico, no de mercado como muchos confunden, sino uno basado en los capitales y orientado a una riqueza de valor sobre el futuro en vez de una riqueza de hechos consumados. Sumando a esto una economía llevando al extremo algunos de los postulados de Milton Friedman sobre el equilibrio autoinducido del mercado (falso a todas luces), la desregularización como norma y sobretodo la de la no intervención gubernamental del estado en la economía de mercado como fundamento.
Como cualquier debate sobre Keynes y Friedman da para horas de conversación y esto es una reseña y crítica literaria no debatiré esos postulados.
Así que si dirigimos la atención a la novela y a los aspectos puramente narrativos. ORBITA INESTABLE se basa en la exposición de un modelo económico, que llevado al extremo del postulado de Friedman con un mercado sin regulación lo que tendríamos es una sociedad sin clase media con muy pocos multimillonarios y toda una sociedad empobrecida, el autor nos lleva al estado previo a esa situación.
¿Cual es la situación extrema que plantea Brunner? No la voy a explicar para no destripar el argumento, pero resulta divertido ver que dicha situación a largo plazo también es mala para los propios ganadores, cuestión que hoy en día ya denuncian grandes multimillonarios (Warren Buffett) que observan que el sistema no es sostenible y que las castas que controlan el poder se fusionan y transmuten con las clases más ricas, haciendo que los diferentes poderes se autogeneren favores, donde el tráfico de influencias no es ya tráfico, sino pura endogamia.
Enclaves vallados de ricos armados, defendiéndose del resto de la humanidad como si su vida pudiera ser independiente del resto, viviendo en burbujas ajenas a la destrucción que los rodea. Si no hay clase media que compre a la larga no habrá ricos que puedan vender nada y acumular más riqueza.
Ford decía que hay que pagar sueldo a los trabajadores que les permitan comprar los mismos coches que fabrican. Algunos han olvidado esta frase que dice mucho de como deberíamos funcionar sin caer en la trama de la ambición sin control ni continuidad.
Con todos estos ingredientes Brunner nos sitúa en un futuro donde una familia ya domina buena parte de la economía mundial mediante el control armamentístico, donde la división de ricos y pobres es extrema donde la relación de riqueza se transmuta en elementos racistas donde los blancos imponen una ley delante de las otras etnias menos favorecidas por el control de la riqueza. Donde se está a punto de construir la arma definitiva para la autodefensa con terribles y previsibles consecuencias.
Brunner expone otro elemento en evolución, el consumo de televisión informativa de manera totalmente condicionada no por la calidad de las noticias, sino por las audiencias, donde el tiempo es oro y se gestionan minutos en arduos debates. Obtener dos minutos más de programa o eliminarlos puede significar el éxito o el fracaso. Sistemas informáticos analizando la calidad de la información que surge de la rumorología mediante análisis estadísticos y correlaciones de redes sociales y miles de fuentes para detectar las que tiene más posibilidades de ser ciertas o no. Donde se apuesta para acertar a la hora de dar la noticia el primero sin caer en el amarillismo o la osadía de hablar sobre rumores no confirmados. Algo que también se puede observar en una serie actual como de The New Room donde la decisión de publicar una noticia que puede ser falsa o cierta basándose en rumores puede ser la clave de la continuidad de un informativo y su fiabilidad. Pero si esperas demasiado la audiencia busca información lo antes posible y caes en el segundismo
con el que nadie quiere relacionarse, ser segundo es una derrota, a ese punto de gilipollez llegamos.
La gestión de muchos elementos como los fármacos mentales o pequeñas píldoras que van definiendo el mundo narrado son un aspecto muy habitual del estilismo de Brunner, todo ordenado con una riqueza de lenguaje y una reinterpretación magistral del uso de la propia estructura escrita como parte del mensaje, utilizar capítulos de una línea o utilizar técnicas de metalenguaje que son fascinantes son otro de sus componentes estilísticos.
Me encanta el uso que hace de los títulos de los capítulos, algunos de más de una línea, que en si son definidores de otros temas o microresúmenes del capítulo, tangenciales o satélites de las consecuencias explicadas o de las suposiciones o condicionantes que implican. Es una auténtica maravilla. Leyendo solo los títulos se hace un repaso integral de la novela y de otros aspectos que darían para más novelas. Una capacidad de desarrollo impresionante.
La novela aún así tiene un defecto importante, no es fácil de leer, se necesita prácticamente terminarla para comprobar la convergencia de todos los elementos expuestos en un sentido único argumental. Pero la narrativa es otro cantar. Sin, para mi, llegar al nivel de EL REBAÑO CIEGO[N] (puede también por el impacto que fue para mi su lectura al ser la primera novela de la trilogía, la profunda impresión que me generó fue casi de recableo mental) es un disfrute sin igual.
Se tiene que escribir muy bien para crear una novela en 1969 y que parezca escrita en estos años. Después de más de cuatro décadas, ver reflejado parte de nuestro mundo es de una tremenda capacidad de análisis. Brunner es probablemente de los mejores escritores del género a la hora de ofrecer un futuro realista y no por ello más descorazonador.
Gozoso fue recuperar esta novela en una rastrillo de segunda mano, de una de las colecciones clásicas en castellano, y la colección que fue fundamental en mi introducción a la ciencia-ficción.
Martinez Roca fue una editorial casi canónica en la ciencia-ficción de los años 70 y 80 hoy bajo el grupo editorial del Grupo Planeta es solo una marca perdida en la línea empresarial general. Otro ejemplo más de que las fusiones en grandes grupos empresariales solo generan líneas editoriales monótonas y que podrían tener mayores riesgos y ambiciones si todo fuera más repartido y menos concentrado.
Ejemplo completo de dos capítulos, donde se observa esta brillantez y simplicidad (en negro el título del capítulo).
Capítulo 85
Reproducción del Observer de Londres del 24 de marzo de 1968
La bomba de tiempo norteamericana.
por Colin Legum.
... Yo no creo en nada
dice un joven negro en un disturbio urbano. Creo que deberían prender fuego a todo el mundo. Simplemente prenderle fuego, colega...
.
Capítulo 86
Hipótesis relativa a lo anterior, para los propósitos de esta historia
No es el único.
Fascinante lo que puede decirse sólo en 10 líneas y dos capítulos.
José Antonio del Valle en Stardust (rv. 26-06-23)
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