Para iniciar este comentario debo serles completamente sincero: nunca me había divertido tanto leyendo la opera prima de Stefan Wul, pilar de vital importancia para el desarrollo de la ciencia-ficción francesa. Sus novelas, empapadas de una pobre calidad literaria, no son obstáculo para que las historias fluyan manteniéndose en todo momento bajo la cúpula de una riqueza de ideas más que atractiva.

Pero también hay que mencionar que las novelas de Wul poseen una doble cualidad: ser clásicos dentro de la space opera así como literatura juvenil de la buena. RETOUR À 0 (Retorno a cero, De vuelta a cero, como se desee traducir) es una historia heredera de la ciencia-ficción norteamericana de la década de los 30 que no obstante propone ideas interesantes que serán retomadas por otros autores situados a ambos lados del charco.

Nos encontramos en un mundo futuro en el que la Luna se ha convertido en refugio y posterior colonia de gente condenada por algún delito. En este sencillo escenario, J. A. Benal, científico sabelotodo y hombre de acción, es desterrado a nuestro satélite para purgar su condena por un terrible delito cometido: el genocidio. Cuando este asunto parece ser el eje central de la trama, la verdad reluce: Benal de hecho no es ningún criminal, sino un agente encubierto enviado a los parajes lunares para descubrir y, si es posible, tratar de detener la conspiración colonial que busca destruir la Tierra (aquí deberíamos sacudirnos con sonido de telenovela mexicana en el momento en que descubrimos los terribles planes de los muy pero muy malos habitantes de la Luna)

Pero las cosas no serán tan fáciles para Benal. Antes de poder tener acceso a la ciudad lunar, tendrá que sobrevivir a una prueba de hierro que todo habitante de este satélite debe superar: tendrá que pasarse 15 días en el desierto (lunar) para demostrar su capacidad y ser aceptado. Cuando el reto ha sido superado (la cumbre del riesgo llega cuando tiene que escapar de una suerte de mutantes alienígenas telepáticos) nuestro héroe es recogido en un estado de salud deplorable. Mientras tanto, en la Tierra, otro agente encubierto, Tem, da su informe semanal y comunica que uno de los buenos se encuentra allá arriba con los criminales buscando mejorar las cosas.

Kam es el médico de turno que atiende a Benal y diagnostica rápidamente: nuestro héroe sufre de tricocistis, enfermedad común en aquellos lares y la única solución es aplicar la terapia más sofisticada del momento: la enmicrobionización (o eso he podido traducir) que incluye miniaturizar a 5 grupos de especialistas y enviarlos al torrente sanguíneo del paciente para eliminar al agente invasor. Pero como la acción debe seguir, la pequeña aventura de los expedicionarios microscópicos incluirá ser perseguidos por virus muy parecidos a zombies y células del sistema inmune.

Una vez que nuestro agente encubierto es curado, su camino lo llevará a recorrer ciudad Ptolomeo y conocer cómo son las cosas en aquellos paradisíacos parajes. Pues bien, resulta que los habitantes no saben lo que es comer una deliciosa hamburguesa vegetariana ni tener una cúpula que los proteja, cruel acto del destino que los lleva a vivir con una piel artificial y apenas los elementos de protección mínima necesarios para permanecer con vida.

La organización social en aquella colonia es un tanto desigual. Frente a la pesadumbre de Benal, las mujeres son una suerte de ente inferior a los hombres y todos los pobladores se asemejan más a autómatas dominados por un sujeto que bien podría asemejarse al Big Brother orwelliano: el Antepasado. Dicho sujeto es una suerte de tirano desquiciado que exige a sus pobladores en momentos determinados abandonar sus actividades para entonar himnos de victoria en contra de los habitantes de la Tierra.

Conociendo día a día la vida en aquel lugar, Benal se encuentra con Nira: mujer fiel al sistema que al final se convierte en la enamorada y ayudante principal de este agente terrestre encubierto. Con la ayuda de Kam y de otros inconformes, se busca derrocar aquel Antepasado tan molesto y restaurar el orden en aquel lugar.

Sin ser un best-seller, esta pequeña obra nos pasea por momentos entre el juego de las conspiraciones dentro de conspiraciones dentro de conspiraciones. El tirano de turno, una suerte de maniático que odia a la Humanidad, planea no solamente destruir a sus enemigos aquí en la Tierra, sino también en aquel satélite natural. Se mantiene una breve inspiración en 1984, novela de George Orwell cuando observamos la organización social en aquel mundo lunar, aunque la gran diferencia es que el poder está sostenido por un sujeto que desea llevar a cabo todo aquello que le dicte la locura.

Durante la lectura de la sección dedicada a la miniaturización, la historia de VIAJE ALUCINANTE apareció rápidamente en mi memoria. Una veloz ojeada a los sitios web dedicados a Stefan Wul nos cuentan: En 1966 se estrena VIAJE ALUCINANTE, película norteamericana dirigida por Richard Fleischer y posteriormente novelizada por Isaac Asimov. En ella vemos que existe un tema similar a la escena más famosa de la novela de Stefan Wul: el viaje en el cuerpo humano por científicos miniaturizados. A pesar de algunos intentos para demandar a la Twentieth Century Fox por plagio, el editor desistió. Aunque en lo particular, me parece que simplemente la similitud es nada más que coincidencia y que a los encargados de la peli se les ocurrió la historia usando sus propias neuronas.

La estancia de Benal durante 15 días en el desierto lunar para ser aceptado en la colonia llama poderosamente la atención. Esa sociedad, pequeña y marginada, parece basar parte de sus principios en el Darwinismo Social: sólo son recibidos los individuos que resultan ser resistentes y hábiles para adaptarse a aquellas condiciones tan extremas.

Las webs francesas especializadas en Wul nos ofrecen otro punto de vista: ...RETORNO A CERO plantea la oportunidad de los recién llegados [para formar parte de la colonia, dándoles un plazo de quince días para sobrevivir. La idea de selección natural de la especie humana basada en el factor suerte será utilizada casi dos décadas después por el escritor estadounidense Larry Niven en MUNDO ANILLO.

El final suena por momentos desquiciado. Sólo les diré que todo se lo carga la tostada tanto en la Tierra como en la Luna y que los sobrevivientes, una suerte de Adán y Eva en un mundo post-apocalíptico, vienen a ser los encargados de reiniciar a la Humanidad. Mi nariz de biólogo es tolerante y acepta que para la época el final es válido, mas para nuestros días simplemente la endogamia surgida a partir de los hijos de la pareja no actuaría como fuerza evolutiva que permitiera el surgimiento de mejores individuos, sino como motor para una rápida e inexorable extinción.

Pero también, esta primera novela de Stefan Wul es básicamente el resumen de toda la temática de su obra posterior. Siendo conocido como el poeta de la space-opera, este autor juega con ideas tales como la tribulaciones de los pocos sobrevivientes en mundos post-apocalípticos, la búsqueda de soluciones ante las amenazas en contra del ambiente, la modificación de ejes de rotación y traslación de un planeta para bien o para mal, la exploración interior de un cuerpo, la colonización de un mundo nuevo y la creación de una nueva civilización, etc., etc.

En resumen, una novela sencilla, con una historia por momentos simplona. Ganadora del Gran Premio de la Ciencia-ficción en 1956 equivalente a la mejor novela de ciencia-ficción francesa del año, esta novelita es un gran juego en cuanto a distintos tópicos aparecidos e inspiradores para posteriores historias dentro del género.

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