Sitio de Ciencia-Ficción
Opinión.LeidoVistoEnsayoPensadoJugado
REGRESO A ENTIA
REGRESO A ENTIA Stanislaw Lem
Título original: Wizka Lokolma
Año de publicación: 1982
Editorial: EDHASA
Colección: ---
Traducción: Ana Tortajada (de la versión alemana)
Edición: 1990
Páginas: 359
ISBN: 978-84-350-1110-5 
Precio: ---

Tiempo estimado de lectura: 1 min 07 seg

Francisco José Súñer Iglesias

Si se me obligara a declarar cual es mi autor favorito de ciencia-ficción no dudaría en señalar a Stanislaw Lem. Sin embargo eso no significa que considere toda la obra de Lem como recomendable y de obligada lectura, es más, hay libros de Lem que por pura y simple decencia no se deben recomendar e, incluso, resulta más que conveniente desaconsejar.

REGRESO A ENTIA es uno de esos pocos libros. Aún siendo Lem en estado puro, resulta excesivamente puro, tanto es así que se llega un punto en el que su prosa se hacen tan confusa y falta de sentido que hay que pasar por encima a gran velocidad antes que ceder a la tentación de dejar el libro ante la pura inintegilibilidad de lo que se está leyendo.

REGRESO A ENTIA es una aventura más de Ijon Tichy, pero un Ijon Tichy ya avejentado, más irritable y colérico que aquel no poco impulsivo viajero galáctico de DIARIOS DE LAS ESTRELLAS. En esta ocasión, y gracias a una buena cantidad de rocambolescas circunstancias, se ve de vuelta en Entia (o Enteropia) como embajador oficioso, con la misión de deshacer los malentendidos que cierto instituto suizo de la historia futura prevé que se producirían en el futuro a causa de la publicación (ver Viaje Decimocuarto) de sus sesgadas observaciones sobre la caza del curdlo, las sepulcas y otros detalles de la vida cotidiana y política de Enteropia.

El problema es que el libro es errático, lleno de episodios sin completar y que se puede reducir a una colección de notas salpicadas aquí y allá con partes de cuentos sin terminar. Si a esto le añadimos la habitual densidad de la prosa de Lem el producto resultante es apenas legible, o al menos legible de la forma habitual, ordenada y secuencial. Con un poco de esfuerzo se pueden separar los episodios narrativos, saltándose sobre todo una indigerible (aunque finalmente necesario para la comprensión de ciertos episodios posteriores) estancia de Ijon Tichy en los archivos del Instituto de Máquinas de la Historia, y disfrutar con las cuitas legales de Tichy en Zurich, donde es estafado por un rico potentado, o sus aventuras en los pantanos de Entia, o el descubrimiento de la sorprendente sociedad entiana.

En definitiva, y con reservas, un libro que sólo los muy habituados a Lem podrán hasta cierto punto apreciar, y que desde luego resulta del todo desaconsejable como primer acercamiento a este autor.

© Francisco José Súñer Iglesias, (406 palabras) Créditos

El contenido de este texto puede ser total o parcialmente reproducido sin autorización explícita y previa del autor y bajo cualquier medio de comunicación siempre que se den las siguientes condiciones:

  • Debe incluirse la totalidad de este pie de página.
  • No puede modificarse, con la excepción de correcciones ortográficas, tipográficas o de traducción a otro idioma, y nunca excepcionando las correcciones de estilo, contextuales o gramaticales, de las cuales se hace responsable el propio autor en el texto original.
  • El autor no renuncia a sus derechos de propiedad intelectual legalmente constituidos y se reserva la posible reclamación oportuna siempre que el medio en que se reproduzca reporte beneficios económicos de cualquier tipo.
© 2002 Francisco José Súñer Iglesias
Publicado originalmente el 17 de marzo de 2002 en www.ciencia-ficcion.com

*Comentar este artículo (Ya hay 1 comentario)
 

Para una referencia más amplia sobre REGRESO A ENTIA puedes consultar:
StartPage DuckDuckGo Qwant MS Bing Google Yahoo
Este artículo ha sido leído 2535 veces desde el 17/12/07

Las opi­nio­nes expre­sa­das en los ar­tí­cu­los son de exclu­si­va res­pon­sa­bi­li­dad del co­la­bo­ra­dor fir­man­te, y no re­fle­jan, sal­vo ad­he­sión explí­ci­ta, los pun­tos de vis­ta del res­to de co­la­bo­ra­do­res ni de la ad­mi­nistra­ción del Sitio.

El Sitio no recopila datos de los navegantes y (casi) no usa cookies.ExplícameloTe creo