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Dan Symmons
ENDIMYON fue ciertamente una obra muy flojita, de hecho en plan un poco gracioso, Miquel Barceló amontona críticas negativas en el prólogo incluso una que compara ENDIMYON con STAR WARS de forma muy divertida, Miquel Barceló, dice no estar de acuerdo con ella, yo si, porque las razones por las que esta crítica podría no ser razonable, pertenecen mas a EL ASCENSO DE ENDIMYON que a ENDIMYON.
EL ASCENSO DE ENDIMYON es una soberbia obra narrativa al nivel de HIPERYON, o quizás incluso superándola. Pese a su acción a veces frenética se deja leer con comodidad y algunos de los escenarios que presenta como el de un planeta budista regido por un Dalai Lama, en que solo hay picos de montañas, sobrevolando un mar de fósgeno que es supertóxico y comunicándose por cuerdas en forma de teleférico individual, o en una especie de ala delta bastante peligrosa, demuestran una imaginación a un nivel astronómico
Las novedades que se presentan son muchas, entre ellas el volver a ver algunos personajes de HIPERYON, porque la dirección del tiempo no es siempre la misma. Hecho que produce algunas de las mejores ocurrencias del relato.
Hay sus buenos y sus malos, esto por supuesto. Por fin se nos dirá donde esta situado de verdad el tecnonucleo y que es el vacío que vincula. Para ávidos lectores como yo cosas como el destino de Aenea se hacen pronto patentes y no parece que el autor las oculte, entre otras cosas, porque es tanta la información que el libro nos da que no es este un tema muy importante.
Lo siento, pero no puedo explicaros mucho del libro sin contarlo, mas que esta fabulosamente escrito y merece el ***** de obra maestra. Espero que con ANTIHIELO podamos discutir mas y hacer una mejor reseña de esta al ser una novela mas lineal, aunque por lo que llevo leído no le queda muy a la zaga a esta. Por cierto he leído que Cristopher Priest, autor de adaptaciones de clásicos tan bueno como Baxter ha abandonado la ciencia-ficción, debido a su inmensa calidad ello me llena de dolor, quien pueda de alguna forma, difícil lo veo encontrar MUNDO INVERTIDO, cuya editorial no recuerdo y UN VERANO INFINITO, esta si supongo que se podrá encontrar porque estaba en Edhasa Minotauro y de cuando en cuando repone sus fondos
EL ASCENSO DE ENDYMION es la cuarta y última novela de la serie comenzada en 1989 por el autor con la ganadora del premio Hugo HYPERION. Que Simmons es uno de los mejores escritores actuales del género no lo duda nadie. En mi opinión, el conjunto formado por HYPERION y LA CAíDA DE HYPERION constituye la obra cumbre del género de la ciencia-ficción de todos los tiempos, por eso era interesante para mí comprobar cómo iba a intentar el autor seguir maravillándonos en una continuación que se ofrecía bastante cerrada.
La primera parte del binomio continuador, ENDYMION, resultó ser una grata narración de aventuras, convertida por el ameno estilo del escritor en un maravilloso retablo descriptivo del universo que ya conocíamos. Algunas de las imágenes encerradas en la novela permanecerán en mi memoria largo tiempo, tal es la maestría descriptiva de Simmons (de la cual debería aprender gente como Benford). También se lanzaron al aire varias incógnitas para su futura solución, y se dejó entrever al lector por dónde iban a ir los tiros en el episodio final, pero en general no se aportaban muchas novedades. Ese último capítulo en el que debían desarrollarse nuevas ideas y solucionar los temas pendientes es EL ASCENSO DE ENDYMION.
La novela comienza cuatro años después de donde acabó la anterior. Durante las primeras cien páginas asistimos a la puesta al día de los protagonistas, de nuevo en acción, y a la nueva configuración del espacio humano dominado por Pax, del que ya conocíamos algunas cosas. Los capítulos se suceden entre las enormemente gráficas descripciones de los mundos que visita Raul Endymion y las intrigas que se suceden en la dirección del imperio humano de Pax. A los capítulos que contienen las hazañas individuales de Endymion le suceden capítulos corales, que recuerdan claramente el espíritu de LA CAíDA DE HYPERION.
El ritmo se acelera de una manera trepidante hasta llegar al capítulo decimotercero, un capítulo de los más grandes que un servidor haya leído en esto de la ciencia-ficción, comparable a los tres que cierran magnamente la inolvidable Trilogía de las Fundaciones, de Asimov. La maestría en el manejo del diálogo y lo que en este episodio se expone (la explicación del Tecnonucleo sobre lo que pasa) conducen al lector al asombro más absoluto. Con gran coherencia se da una vuelta completa a todo lo que se tenía aceptado como bueno, y uno se da cuenta que esto no es una continuación, sino parte de un libro escrito en cuatro volúmenes. Hasta el sentido completo de ENDYMION cambia con las verdades del Tecnonucleo. Así continúa la lectura hasta que nos topamos con la página que abre la segunda parte del libro. A estas alturas, sin haber llegado aun a la mitad de la novela, uno está convencido de estar ante una obra maestra, y de repente...
El comienzo de la segunda parte nos sumerge en otro libro distinto. La aceleración con la que el lector llega a este punto, y lo que encuentra a partir de el mismo, produce un cambio de ritmo tal que el frenazo es oído en los rincones más alejados de la mente. Da la sensación de que Simmons hubiera tenido que dejar de escribir para ponerse a otras ocupaciones durante un tiempo, porque durante casi doscientas páginas, cae en la más reciente moda norteamericana y nos introduce en una cultura orientalista situada en un mundo constituido por picachos. La falta de acción más absoluta envuelta en la reiterativa descripción de este mundo, incluyendo capítulos que no tienen nada que ver con la trama principal, y que sobran completamente, realizan el milagro impensable: Simmons se hace pesado. Pero el atropello no acaba ahí. La historia ha saltado repentinamente cinco años, y cuando uno busca el por qué, sólo se le ocurre un motivo: que Aenea, la niña Mesías tenga más de 21 años, es decir, sea mayor de edad según las normas estadounidense, para que algo inevitable, hacer el amor con el protagonista, de 32 años de edad, no levante llagas morales.
Pero eso no es todo. La verdadera idea creadora de este volumen aparece aquí: es lo que Aenea llama El vacío que vincula. La explicación de qué es la ofrece en esa maldita segunda parte del libro, y está a la altura de toda ella. El concepto de una dimensión de emociones alternante con el espacio tiempo y a la que se llega principalmente por amor hace que vengan a la cabeza de uno las notas de aquella canción de los Beatles, ALL YOU NEED IS LOVE, y es que la mística y la ciencia-ficción nunca han casado en mis gustos. Uno recuerda con espanto, a mitad de esa maldita parte de la novela, las palabras de Simmons: Con este libro he querido demostrar que el amor es una fuerza universal, y uno se echa a temblar; el término hippie resuena en la mente. Ruega al Dios de la ciencia-ficción que la respuesta verdadera sea la dada por el Tecnonucleo, y no la de la joven Mesías. El rezo es respondido como todos los rezos de la historia.
Inmensamente fastidiado, uno sigue leyendo, y lo que antes hubiera pasado de largo ya no lo perdona. Simmons por fin decide continuar con la acción, y en un combate realmente intenso, como sólo él sabe describir, el que ha sido hasta ahora mero comparsa y un pobre tonto, se basta él sólito para acabar a puñetazo limpio con una criatura que le reventó las tripas al legendario Alcaudón (el verdadero motor oculto de toda la serie) en el anterior libro. Llegamos a la tercera y última parte y la acción se torna de nuevo desenfrenada. Simmons decide echar mano de los pesos pesados, y hace aparecer por arte de magia a los protagonistas de los dos primeros libros. Estos le dan más emotividad a la narración, pero el lector, con la mosca tras la oreja, se empieza a preguntar qué hacen aquí, y la verdad es que algunos no hacen nada; ni Rachel, ni Kassad, ni el Cónsul (meramente testimonial su aparición en dos páginas) tienen justificación.
Creo que he dicho ya que Simmons es un escritor como la copa de un pino. Gracias a eso consigue hacernos entrar de nuevo en el libro, aunque el mismo ya esté tocado de muerte. De nuevo, la descripción de las batallas espaciales es majestuosa. Aciertos como la Biosfera (una esfera de vida alrededor de una estrella) y sobre todo la Pasión de la Mesías Aenea, semejante en casi todo a la verdadera, hacen que el final sea realmente apoteósico, lágrimas incluidas. El universo resultante acaba retrotayéndonos a las novelas de hace varias décadas, en las que se podía viajar por el espacio con sólo la fuerza del pensamiento. El desenlace y la solución final son ampliamente satisfactorios, o al menos eso parece al cerrar EL ASCENSO DE ENDYMION.
En conclusión, una entretenida novela, debido a la maestría estilística de su autor, que iba para obra maestra y se queda en simple divertimento. A diferencia de sus antecesoras, cuando se piensa un poco, se encuentran bastantes incongruencias, y sobre todo, se hace patente al lector que esta novela no estaba pensada, si no que ha ido haciéndose sobre la marcha en la cabeza del autor. Conceptos como Las parcas, de las que no volvemos a saber nada, o la libreyección, que podía haber ayudado a escapar a la Mesías sin necesidad de Endymion, el hecho de que Nemes venciera fácilmente al Alcaudón en el anterior libro, y no utilice el arma con la que venció en éste, el uso de los míticos personajes de las primeras novelas sin venir a cuento, la ubicación del Tecnonucleo, que Simmons vende como sorpresa, olvidándose que ya lo comentó en el tercer libro, etc, todo empuja a maldecir la novela. Sin embargo, la novela gusta y deleita, porque Dan Simmons engaña a nuestro cerebro por medio del gusto, por medio de la escritura y por medio de esa inagotable imaginación que sabe desplegar como nadie.
EL ASCENSO DE ENDYMION es una entretenida novela, que podía haber sido grande, muy grande, pero que se estropea por el empecinamiento del autor en querer demostrar algo. Si PAZ INTERMINABLE, competidora y ganadora del Hugo este año, era un libro de forma aburrida y gran fondo, EL ASCENSO DE ENDYMION, curiosamente, es todo lo contrario.
Tras leer ENDYMION me aventuré con esta novela, en la esperanza de que por fin se me desvelaran los ignotos y procelosos secretos del Universo creado por Simmons. Y así fue. Todo queda explicado de manera meridiana, pero... ¡qué desilusión!
Vayamos por partes. Primero los Pros:
1.- He de coincidir, con otros amigos, en que la novela está muy bien escrita lastrada, eso sí, por una infame traducción. Simmons tiene ante todo un gran estilo. Sus descripciones o sus diálogos son de lo mejorcito que he tenido la ocasión de leer.
2.- El Universo de PAX, antigua Hegemonía, nos es mostrado en toda su amplitud y con todos los protagonistas de este inmenso arco argumental. Aparecen Exters, Tecno Núcleo, el Vacío que Vincula, Ergs, Templarios y todos los demás que se implican en este historia.
3.- Las batalla espaciales. Que gozada. Majestuosas y como tienen que ser las batallas: muchas naves y muchos contrincantes. Salvando las distancias, no se vieron iguales desde que la Flota de Valera atacó al Imperio de Nahum. Un gran acierto las naves Arcángel y sus posibilidades.
4.- Con respecto al Tecno-Núcleo se abunda en la idea de la imposible coexistencia pacífica entre dos inteligencias diferentes. Las creaciones intentan destruir a dios, aunque después se convierte en una contradicción que incluyo en los contras.
Y los contras:
1.- La idea central del Vació que Vincula. Hombre muy bonito, todo lo que se contaba en HYPERIóN a hacer puñetas. ¿Donde rayos está la Inteligencia Máxima Humana? ¿y la Mecánica?
2.- La niña de nombe palindrómico Aenea. Puede que resulte muy heroica, pero el mesianismo a mí me sobra. Quiero decir que me parece inteligente la idea, muy original, en el contexto, y además bastante coherente con la historia, pero personalmente no me gusta. Supongo que se trata de una repelencia personal sobre este tipo de personajes, como me pasó en ULTIMáTUM A LA TIERRA o en FORASTERO EN TIERRA EXTRAñA.
3.- La recuperación de personajes de los Cantos De Hyperión, que aquí son sólo meros comparsas y que si no hubieran aparecido no hubiera pasado nada.
4.- La innecesaria escena cuasi-final con Aenea y su terrible destino. ¿Era necesario esto? ¿El Tecno-núcleo no disponía de otros medios? No es por mojigatería pero me sobra la descripción detallada de la barbarie. Puestos a describir barbaridades es mucho mejor la escena del ataque de PAX a los Exters.
5.- La absoluta previsibilidad del final feliz en parte. Si esto es un recurso del autor me parece muy bien, pero a mí me gustan mas las sorpresas.
6.- La mística que destila toda la novela. Desde el planeta Budista, muy bien descrito por otra parte, hasta la seudo-filosofía amorosa que destila todo el libro. Simmons debe de creer que el amor impulsa a todas las criaturas, pero yo desde luego no, por lo que me da grima esa solución. Mucho mas contundente es Clarke en AMAD ESE UNIVERSO.
7.- La contradicción que se expresa en la imposibilidad de comprender a una inteligencia, el Núcleo, y la posibilidad de compresión de otras, los exters, ergs etc. ¿Qué pasa aquí? ¿Los mecánicos son malos por no ser humanos? Pues los ergs tampoco lo son y no pasa nada. Excesiva la polarización biológico-bueno mecánico-malo.
Y eso es todo. No obstante es una buena novela, que pese a mi decepción global, puede ser considerada de lo mejorcito del panorama de la ciencia-ficción actual y consagra a Simmons como uno de los grandes.
¿Soy contradictorio? Pues sí, pero esta ha sido mi impresión.
