Sitio de Ciencia-Ficción

14 de enero de 2024

Dixon Acosta Medellín
Especial Vigesimoséptimo Aniversario, 9
Los juegos del futuro
por Dixon Acosta Medellín

Tiempo estimado de lectura: 3 min 45 seg

Si hay algo que se ha mantenido inalterable en el tiempo, ha sido la esencia de los juegos olímpicos, y algunas disciplinas deportivas, salvados los temas tecnológicos. Las próximas justas que se desarrollarán en París en 2024 no sólo están inspiradas en aquellos que se llevaban a cabo en la Grecia antigua, en cierta forma mantienen la misma estructura, conceptos y expectativas. Es cierto que cada cuatro años, surgen nuevos deportes y quedan fuera otros, pero quizás hay pocos procesos humanos que hayan tenido una continuidad en el tiempo, así no haya sido una línea continua o permanente.

Los Juegos Olímpicos de la Antigüedad, tenían un origen y propósito religioso, pero también político, porque eran competencias entre atletas de las ciudades Estado para honrar la figura de Zeus y se realizaron entre el año 776 a. C. hasta el 339 d. C., bajo dominación romana. Para los antiguos griegos, los juegos habían sido inventados por los mismos dioses, que competían en el Olimpo, lo cual les daba una connotación divina, por lo cual se trataba de un evento de suma importancia para su sociedad, hasta el punto de que si había un conflicto bélico en ese momento entre las ciudades, se declaraba una tregua mientras se desarrollaban las justas deportivas.

Los Juegos Olímpicos de la Antigüedad, nos dejaron como legado, la referencia de estadio, palestra, gimnasio y lógicamente las pruebas atléticas por excelencia, que surgieron en aquella época, las carreras de larga distancia, los saltos, el pentatlón, el boxeo, la lucha, lanzamiento de disco, carreras de caballos, entre otros. En tiempos modernos, hubo varias iniciativas para revivir los juegos olímpicos, hasta que el aristócrata, pedagogo e historiador francés Pierre Fredy de Coubertin, más conocido como el barón de Coubertin, fundó el COI (Comité Olímpico Internacional) y comenzó esta historia que se repite cada cuatro años y que siguen millones de personas, gracias a los medios y redes de comunicación.

El lema olímpico de Citius, Altius, Fortius (más rápido, más alto, más fuerte), propuesto por Coubertin en 1894, sigue impulsando a los atletas del mundo, en su empeño por llegar al podio de los vencedores. La pregunta que se nos ocurre, es si los juegos continuarán inalterables en el futuro o cómo se irán modificando.

Mientras me documentaba para este artículo, encontré la referencia de una obra editada en 1984 por el buen profesor Isaac Asimov, THE SCIENCE FICTIONAL OLYMPICS, una compilación de relatos de diversos autores, entre los cuales, aparece el propio compilador, Arthur C. Clarke, Jack Vance e incluso George R. R. Martin. No he tenido oportunidad de leerlo, pero por la presentación que aparece en Amazon, se menciona que estos relatos van desde partidos interestelares que deciden el destino de los planetas, atletas fabricados, deportes en los cuales, las reglas y competidores cambian constantemente y un perdedor de un microsegundo, puede convertirse en campeón del próximo milenio.

Ahora bien, estamos en un momento, en el cual, parece que estamos viviendo el futuro y el porvenir queda convertido en incertidumbre, sencillamente porque de cuenta del cambio climático y calentamiento global, no sabemos si hay posibilidad de vida, o cuál sería la vida que imaginamos en 200 años o incluso mucho menos, si aceptamos las proyecciones más catastróficas.

En ese sentido, la producción literaria y audiovisual de la ciencia-ficción se limita mucho, sencillamente porque todo estará condicionado a las posibilidades de la realidad climática y se nos antoja que esos relatos que hablan de la carrera espacial, de un planeta Tierra que coloniza planetas lejanos o de nuestra misma posibilidad futura de sobrevivir a un nuevo milenio, no resultan muy creíbles en este momento. De nuevo, el futuro que empieza a sabernos distópico parece haber llegado de manera anticipada.

En tal orden de ideas, el clima va a ser determinante, para los futuros juegos olímpicos, de hecho, ya lo ha sido, la pasada Copa mundial de fútbol de Qatar, tuvo que realizarse en invierno y no en verano, dadas las altas temperaturas del país árabe, así se tuvieran los medios para construir estadios con refrigeración, pero habría sido muy complicado para los espectadores, que hacen vida por fuera de los escenarios deportivos. De seguir subiendo la temperatura global y al tener mayor frecuencia de fenómenos extremos y de gran magnitud, eventos como los olímpicos pueden afectarse. No puede olvidarse que hay juegos de verano y de invierno que se vienen alternando cada dos años.

En un escenario de total inestabilidad climática, es posible que ya no tenga sentido esa diferenciación que hemos mencionado, quizás las dos categorías de juegos olímpicos terminen fusionándose o en caso extremo desapareciendo alguno de los dos, pues si llegáramos a una nueva era del hielo, simplemente ya no tendría sentido hablar de los de verano, o viceversa. De igual forma, sobrevivirán aquellos deportes que puedan practicarse, conforme las condiciones del planeta.

Podemos imaginar diversos mundos, en nuestro único planeta, un mundo árido, congelado, inundado, o de temperaturas extremas que impidan aquellas disciplinas en el aire libre y todo deba ser en escenarios cubiertos, climatizados, flotantes, en fin, hay una gran variedad de alternativas. Aquí estamos asumiendo, que los humanos vamos a tener la posibilidad de adaptarnos a las difíciles condiciones que nos esperan, fieles a nuestra tradición de sobrevivir a nuestra propia capacidad de autodestrucción.

Otro tema sobre el cual se discute mucho es sobre los propios deportistas, en este caso, sobre sus cuerpos, mentes y espíritus que cada 4 años rozan el límite de lo imposible, para intentar ganar una medalla, o proclamar un récord mundial. Los controles contra esteroides, drogas o métodos prohibidos son cada vez más estrictos, pero ignoramos si llegará el día en que podamos tener atletas fabricados, seres genéticamente perfectos que compitan entre sí. O, por el contrario, con todos los acontecimientos, que se prevén, el cuerpo humano sufra un retroceso y por ende, ya no nos interese romper récords, sino no morir en el intento de una competencia.

Finalmente, no podemos dejar de pensar en la Inteligencia Artificial y esto puede traducirse desde androides especializados para practicar deportes, reemplazos para árbitros y jueces de las especialidades, aparte de las ayudas que en cada deporte podría surgir desde lo técnico, hasta llegar al escenario apocalíptico del exterminio del ser humano por las maquinas y en ese caso, la pregunta sería si heredarán, nuestro gusto por este tipo de competencias y la IA, se encargue de diseñar sus propios juegos olímpicos, que podrían ser desafíos matemáticos o duelos logarítmicos. En fin, no lo podemos determinar en este momento, pero no hace daño (al menos, de esta forma), especular un rato sobre el futuro de los olímpicos o sobre el deporte, con el que cerramos este artículo.

Sin duda para millones de personas en el mundo, el fútbol, es la actividad deportiva preferida, además porque buena parte de los aficionados, lo hemos practicado con mayor o menor fortuna (en mi caso lo segundo) como juego infantil, pasatiempo juvenil y frustración de mayores. El fútbol profesional trasciende lo puramente deportivo, pues la FIFA es una organización internacional poderosa, con más países miembros que las Naciones Unidas y la fuerza económica de una transnacional. Aunque el juego se ha mantenido sin mayores transformaciones en su desarrollo, en los últimos años la ciencia y tecnología han contribuido a los cambios más significativos, con la llegada del VAR.

A propósito, de un escenario imaginario futuro del balompié, hace unos años, escribí un cuento que se publicará en el Sitio de Ciencia-Ficción, la próxima semana. Este cuento titulado EL PARTIDO está incluido en el libro RELATOS EXTEMPORÁNEOS. CUENTOS DE CIENCIA-FICCIÓN, publicado en el año 2016. Espero que disfruten de ese particular juego, con mis mejores deseos para el 2024 y que tengan buenas lecturas.

En cualquier caso, hacemos votos para que el espíritu de los deportes, en particular de los Juegos Olímpicos se mantenga igual o similar como ha sido desde la antigua Grecia, con esa mezcla de competencia individual y espectáculo colectivo, entre divertido, cruel y emocionante, pero que también aboga por valores como la solidaridad, equidad y amistad a pesar de las barreras.

© Dixon Acosta Medellín
(1.351 palabras) Créditos
Llevo un blog en el periódico colombiano El Espectador en el cual escribo de todo un poco: https://blogs.elespectador.com/actualidad/lineas-de-arena En lo que antes se llamaba Twitter aparezco a la hora del recreo como @dixonmedellin
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Disponible en forma de libro electrónico en la Biblioteca SdCF como : Actualizacion 1409EPUB

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