A poco que se piense en ello la denominación Premio Xatafi-Cyberdark de la crítica de literatura fantástica­ (ojo al entrecomillado) es muy poco afortunada. Algo así como Premio crítico Xatafi-Cyberdark de literatura fantástica, hubiera sonado francamente menos ambiguo y prepotente, y bastante más ajustado a lo que supongo son las intenciones de los organizadores, esto es; un premio basado en parámetros razonablemente objetivos de calidad desde los que juzgar las obras del género recientemente aparecidas.

Con eso de Premio Xatafi-Cyberdark de la crítica de literatura fantástica­ da la impresión de que los componentes de la tertulia de Xatafi (de los que conozco personalmente a bastantes) se han proclamado garantes únicos de la crítica literaria española especializada en el ámbito del fantástico, y a falta de algo mejor en lo que fundamentar la bondad de su premio, se han erigido por una parte en proclamadores de críticos (poco de eso hay en el panorama del fantástico español, aunque existe un notable grupo de opinadores, entre los que se encuentra éste, su seguro servidor) y por otra en selectores del corpus único de obras con las bondades inexcusables para que los anteriormente proclamados críticos decidan si son o no merecedoras del premio [1].

Pues que quieren que les diga, que si bien por un lado no puedo objetar nada a que un grupo de personas decida dar un premio a quien mejor le parezca (y a considerar a tal o cual persona crítico en vez de opinador), por otro, no me parece precisamente afortunado que ya de arranque quieran imprimir un marchamo de calidad y excelencia al premio basándose en premisas más que vagas.

Que yo sepa, no se ha elaborado, o mejor dicho, no se ha hecho pública[2], una lista de características mínimas que han de cumplir las obras para ser merecedoras del premio. No hablo de que si se han publicado en tal o cual fecha o si se tienen tal o cual extensión, me refiero a esas bondades inexcusables y parámetros razonablemente objetivos de calidad de los que hablaba anteriormente. Es decir, qué es lo que hace a esas obras seleccionables, y no solo el criterio de los seleccionadores que, no nos olvidemos, al cabo son humanos, con sus filias sus fobias, simpatías y ojerizas, siempre acechantes y que conforman eso que se da en llamar prejuicios (sin que éstos tengan que ser necesariamente negativos) Este es un punto francamente delicado, porque no hay unos parámetros razonablemente objetivos de calidad universalmente reconocidos; ¿estructura tradicional en tres actos? ¿sintaxis impecable? ¿argumentos sólidamente construidos y sin fisuras? ¿diálogos naturales y medidos? Excepto la sintaxis impecable (y aún), de todo lo dicho se puede hablar largo y tendido sin que probablemente se llegue jamás a un acuerdo amplio.

Los parámetros razonablemente objetivos de calidad de éste premio son los parámetros razonablemente objetivos de calidad de los miembros de la Asociación Cultural Xatafi­ (ojo al entrecomillado), ni mejores ni peores que cualquier otro grupo de amiguetes reunidos alrededor de una mesa podrían consensuar, pero de ahí a afirmar que son los premios de la crítica en general y sin especificar en se han basado (ni a quien han consultado) para elegir a los candidatos, es ir más allá de lo que la modestia recomienda.

Un poco de humildad no hubiera estado de más, la reputación y la credibilidad se gana con los años, una labor constante y unos criterios firmes y coherentes, no con declaraciones grandilocuentes. Así pues de premios de la crítica, nada, sólo son los premios de la tertulia de Xatafi, y sólo con tiempo y mucho trabajo llegarán a convertirse en unos premios de prestigio.

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