Este articulo tiene una particularidad sorprendente; ha sido escrito íntegramente a mano, aunque posteriormente lo haya corregido, formateado y maquetado, como es habitual, con un procesador de textos tradicional.
Dicho así no parece algo especialmente insólito, todos los días miles de personas escriben miles de artículos y todos ellos a mano, ya sea sobre cuartillas de papel, con el inevitable y tedioso trabajo de teclearlos posteriormente en el ordenador, o en una máquina de escribir, algún romántico queda que prefiere aún sus Olympias, Olivettis o Brother, romántico que posteriormente obliga a algún probo empleado de la imprenta o al niño
de la redacción a pelearse con el OCR para volcar el artículo en cuestión al omnipresente ordenador.
Resumiento, que no he hecho nada nuevo bajo el sol.
O si.
La particularidad de éste artículo, como ya he dicho, estriba en que se trata de un auténtico manuscrito, redactado como se ha hecho hasta hace relativamente poco tiempo; haciendo marcas con un puntero sobre una superficie plana, pero en este caso ni el puntero ha sido un bolígrafo, pluma o lapicero, ni siquiera un stylus
, y la superficie plana no ha sido de papel, cartón, pergamino, seda o una tablilla de barro, el puntero era un cilindro de punta magnética y la superficie plana la pantalla del ordenador en el que trabajaba, y que según escribía
analizaba los trazos marcados
sobre la pantalla, los traducía a sus códigos internos y los traspasaba al mentado procesador de texto.
La tecnología no es nueva, desde hace años las PDA son capaces de reconocer la escritura de su poseedor y tienen la capacidad de escribir pequeñas notas sin demasiado esfuerzo, incluso la máquina con la que estoy escribiendo esto no es precisamente un dechado de potencia ni modernidad, la cuestión es que la tecnología esta ahí, al alcance de la mano, está desarrollada y en venta, no es ciencia-ficción.
Este artículo no deja de ser una simple anécdota, pero si es una nuestra de que hay cosas que es posible hacer hoy día y que están disponibles en las tiendas al alcance de cualquiera que esté interesados en ellas.
¿Utilidad de esta tecnología? Es el complemento ideal de los libros electrónicos; con los unos se pretende ahorrar papel, reducir el espacio ocupado por las bibliotecas a su mínima expresión y a la vez difundir la cultura mejor y más rápidamente (si nos dejan los mercaderes, claro). Con este papel y esta tinta electrónica se reduce también el consuno de papel e, interesante cuestión, se disparan las posibilidades creativas de los autores. Quien más y quien menos es consciente de que la musa no siempre está donde tiene que estar, las horas pueden pasar ante la pantalla del ordenador sin que nada las llene. El socorrido método de la libreta o la servilleta de papel da mas penas que alegrías y dobla el trabajo (hay que pasarlo al omnipresente ordenador). Con estos inventos electrónicos todo eso cambia, el aparato cabe en cualquier bolsa mediana, siempre está disponible, todo lo que se escriba ¡a mano! queda directamente registrado en el procesador de textos sin más ceremonia.
Eso si, será interesante desempolvar las viejas cartillas Rubio y reeducar la escritura. Ya ni me acordaba que tuviera esta letra de cerdo, sorprendentemente la maquina la analiza con bastante exactitud... ¡¡¡pero a costa de calentarse más de lo recomendable!!!

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Publicado originalmente el 17 de octubre de 2004 en www.ciencia-ficcion.com