Para Amparo, quien también fue lanzada a este mundo en 1968.
La ciencia-ficción no solo cuenta paradojas como los viajes en el tiempo, en ocasiones, resulta una contradicción en sí misma. Es un género literario que al menos en Colombia resulta ser una minoría (tanto de escritores como lectores), un producto subterráneo, casi subversivo, pero también es la variante cinematográfica más exitosa, con superproducciones que asombran por sus efectos especiales, muchas veces más que por sus historias). Las imágenes parecen matar a las palabras.
Se cumplen cincuenta años de varias producciones fílmicas que marcaron la historia de la ciencia-ficción en el cine. Mencionaremos tres que hicieron historia, cada una en su particular visión y puesta en escena.
2001, UNA ODISEA DEL ESPACIO. Muchos todavía creen que esta película es la versión cinematográfica de una novela de Arthur C. Clarke, cuando la verdad es que la obra primero nació como película, es decir, como guión cinematográfico y luego tras el éxito de la cinta, se convertiría en libro, aunque la idea original provino de un relato corto del escritor titulado EL CENTINELA, publicado en 1951.
Sin duda, esta es una de las mejores películas de la historia de la cinematografía, sin importar el género, no solo por un guión original e inquietante, como por su impactante presentación visual. La ciencia-ficción cinematográfica hasta esta obra, había sido confinada al espacio de las producciones de bajo presupuesto, algunas de serie B (sobretodo en Estados Unidos, pues en el Reino Unido hubo una vertiente fílmica más refinada), que resultaban entretenidas pero no aspiraban a ser una obra maestra como esta dirigida por Stanley Kubrick, que no deja de ser compleja, llena de referencias desde mitológicas, filosóficas, religiosas y lógicamente científicas.
Un filme que deja múltiples interrogantes, algunos no resueltos hasta el día de hoy y que fundamentó todas las especulaciones sobre la posibilidad de vida inteligente por fuera de nuestro planeta, un tema que sigue desvelando no solo a los científicos, sino a los ciudadanos del común. La película estrenada además un año anterior a la llegada del hombre a la Luna, le dio un realce especial a la mayor hazaña lograda en nuestros tiempos.
Es probable que los cinéfilos, incluso los más avezados, no puedan recordar el reparto de los actores que intervienen en esa sinfonía coral. Es posible que la intención de Kubrick, fuera que la fuerza de la película residiera en la historia y no en grandes estrellas que pudieran eclipsar (a propósito del tema) o distraer de lo importante. De todos los personajes, quizás el más recordado sea HAL 9000, máximo e inquietante exponente de la inteligencia artificial llevada al cine.
Es lugar común, decir que la película contiene la elipsis (ese salto argumental y temporal dentro de una narración), más amplia en la historia del cine, pues inicia en el momento del inicio del homo sapiens y termina en el futuro en pleno espacio. Al final, de eso se trata, de la historia de la evolución y de una posible explicación al origen mismo de la humanidad. Semejante propuesta debía tener una presentación cinematográfica impactante, lo cual sigue siendo vigente cincuenta años después. Como decía Arthur C. Clarke, el espectador no debe pretender entender completamente la película, pues fracasaría en el intento, deliberadamente deja vacíos y temas para la libre interpretación. Una película que deja pensar, no en vano tiene 88 minutos libres de diálogo.
EL PLANETA DE LOS SIMIOS. La madre de la franquicia que ha visto segundas y múltiples partes, series de televisión, incluyendo animadas, así como las actuales precuelas, resulta insuperable, por un planteamiento original, incluyendo el primer beso entre hombre y simia, además de un final desconcertante, sin duda uno de los mejores en la historia del cine.
Los espectadores se encontraron tan sorprendidos como el personaje de Charlton Heston, sufrieron el mismo desasosiego y desconsuelo con el original planteamiento de la novela inspirada en la obra de Pierre Boulle, la cual es sustancialmente
La película cuenta con múltiples anécdotas, como la terrible gripe que afectó a Heston durante la mayor parte de la filmación y que le ayudó a reforzar su angustiosa interpretación, el arrepentimiento expresado por la gran Ingrid Bergman de haber rechazado el rol de la científica chimpancé Dra. Zira, así como la obsesión de otra leyenda del cine, Roddy McDowall quien solía dejarse el complejo maquillaje al terminar las grabaciones y conducir hacia su casa, llevándose el personaje de Cornelius. En resumen, una película aparentemente de acción o aventuras pero que como las grandes obras de la ciencia-ficción deja un espacio suficiente para la especulación y la reflexión.diferente en su desarrollo y especialmente en el final planteado. Sin embargo, tanto la novela como la película dejan campo a reflexionar sobre el comportamiento de los seres humanos con las otras criaturas vivientes con las que compartimos este planeta.
La película cuenta con múltiples anécdotas, como la terrible gripe que afectó a Heston durante la mayor parte de la filmación y que le ayudó a reforzar su angustiosa interpretación, el arrepentimiento expresado por la gran Ingrid Bergman de haber rechazado el rol de la científica chimpancé Dra. Zira, así como la obsesión de otra leyenda del cine, Roddy McDowall quien solía dejarse el complejo maquillaje al terminar las grabaciones y conducir hacia su casa, llevándose el personaje de Cornelius. En resumen, una película aparentemente de acción o aventuras pero que como las grandes obras de la ciencia-ficción deja un espacio suficiente para la especulación y la reflexión.
BARBARELLA. La década de los sesenta se caracterizó por el deseo de libertad, la rebeldía, la desfachatez y el sentido sexy de la vida. Todo esos símbolos los representaba en buena medida la actriz y activista Jane Fonda, protagonista de esta película. Hoy día cuando en el menú cinematográfico es plato común las versiones de superhéroes, derivados de las historietas o cómics, quizás no resultará nada novedosa esta película, pero hace cincuenta años la situación era diferente.
Dirigida por Roger Vadim, director muy envidiado por sus congéneres masculinos, presenta a BARBARELLA una astronauta del siglo 41 que ha sido enviada por el gobierno de la Tierra Unida (esa sí que es una aspiración utópica) a los confines del espacio para buscar al Dr. Durand Durand (si les suena el nombre, no se extrañen, el grupo musical tomó de esta película su denominación), un inventor capaz de exterminar la raza humana.
La película no oculta la base sexual, o quizás para algunos sexista que la orienta. En ese sentido se nota la diferencia del personaje, no solo por los años sino por la orientación, entre un director como Vadim y el tratamiento de la directora, por ejemplo, en su filme sobre La Mujer Maravilla. De hecho la misma Fonda ha manifestado su malestar durante el rodaje y posterior al mismo, por su inconexión con las realidades políticas que atravesaba el mundo en aquella época.
A pesar de la controversia y de las ambivalencias en la crítica como obra cinematográfica, se debe reconocer que la película se conserva como ejemplo de la cultura pop e incluso tuvo clara influencia movimientos artísticos (en la plástica, diseño y música) y sociales. Como dato curioso, el famoso mimo Marcel Marceau, interpreta un rol hablado.
Así las cosas, la historia de la ciencia-ficción cinematográfica sufrió un cambio irreversible en 1968, el año en que nos asomamos por la ventana del futuro. Un año muy especial, sin duda y con Amparo.
En Twitter veo películas clásicas de ciencia-ficción como @dixonmedellin

