Algunos críticos consideran que PLANETA PROHÍBIDO, LA GUERRA DE LOS MUNDOS y ULTIMÁTUM A LA TIERRA, con la mención de honor de LA INVASIÓN DE LOS LADRONES DE CUERPOS, son la Santísima Trinidad de la ciencia-ficción de los años 50, esas películas que no podían negar que sus invasiones marcianas estaban fuertemente influidas por la paranoia anti-comunista, el miedo a la amenaza nuclear y el Comité de Actividades Antiamericanas del senador McCarthy. Las tres primeras, además, trasladaban al cine las clásicas novelas e historias pulp del género, que utilizaban la amenaza de los extraterrestres para hacer comentarios sociales sobre la época.
El caso de ULTIMÁTUM A LA TIERRA es más peculiar porque su metáfora sobre la Guerra Fría es muy directa (se alude a ella directamente), hay un mensaje pacifista, pero con unos flecos bastante ambiguos, cuanto menos, y se hace todo eso en 1951, el año en el que se inaugura la sede neoyorquina de la ONU y, al mismo tiempo, la guerra de Corea está en todo su apogeo, se celebra el juicio por conspiración de Ethel y Julius Rosenberg, EE. UU. realiza la primera prueba de una bomba termonuclear y sólo faltan dos años para que se inicie la caza de brujas
mccarthista, reflejada en la época en otra metáfora, la de la obra LAS BRUJAS DE SALEM que Arthur Miller escribió en 1953.
Con todo eso en mente, el mensaje de la película de Robert Wise queda aún más patente, pero no se pierden sus otras cualidades, como que está rodada como si fuera cine negro, ya que era de las primeras películas que tocaban el tema del contacto con extraterrestres de la manera en que lo hace (y, por consiguiente, estableció de algún modo muchas de las bases del género), o la original banda sonora de Bernard Herrmann, tocada por instrumentos electrónicos en su mayoría y por el peculiar y característico theremín. Mención aparte merece Gort, su robot amenazante, una de las presencias más icónicas de la historia del cine. Y sí, más que a INDEPENDENCE DAY, es a esta película a la que más debe MARS ATTACKS!.


