No hace mucho me llegaron las bases de un premio
de comics de ámbito local en las que se pedían novelas gráficas o recopilaciones de historias cortas de al menos 48 páginas, presentadas en buena calidad y en un formato bastante concreto.
Cuando lo estaba editando para publicarlo en las Novedades del Sitio cotejé las fechas por aquello de que la cosa no estuviera ya desactualizada.
Al respecto, es curioso como muchos organizadores de concursos, eventos o celebraciones varias apuran hasta el último minuto los avisos y/o notas de prensa anunciándolos. He llegado a recibir mensajes a primera hora de la mañana anunciando presentaciones de libros para esa misma tarde. No se a que aspiran los citados organizadores (bueno, si: a nada) pero más previsión en ese aspecto son muy de agradecer y hablan muy bien de quien prepara el evento. Y no se trata de la pamplina de la inmediatez de Internet y las redes sociales, que ya sabemos que es mucha, la cuestión es que a) Una cosa es la inmediatez en anunciar y otra cuando se leen las cosas, que ya sabemos que hay mucho enganchado a la red, pero la gente suele tener una vida propia y con su particular ritmillo, de lo que se infiere que b) no todo el mundo está a la que salta, y más o menos sabe que va a hacer durante los próximos horas/días, y en un 99,99% de las ocasiones no van a dejarlo todo de lado y perder el culo para asistir a un evento anunciado con pocas horas de antelación. Así que organizadores en general, ya sabéis: a planificarse con tiempo que cuesta muy poquito y se queda como un señor.
Perdón por la digresión, pero era uno de esos temas que también tengo así como atravesado desde hace años. El caso es que las fechas, para variar, estaban algo más que descuadradas. Recibí las bases del premio
el 30 de marzo, ¡¡¡cuando el plazo de entrega finalizaba el 6 de abril!!! Un mal chiste, pero si ese es malo, peor aún es el plazo total para la preparación del trabajo: las bases tienen fecha del 25 de febrero y se publicaron el 6 de marzo. ¿Sólo un mes de plazo?
Tengo algo de experiencia en el mundo del cómic y tengo muy claro que en 30 días no da para escribir un guión de 48 páginas, dibujarlo, entintarlo, rotularlo y colorearlo. Puede que, en los tiempos de las publicaciones regulares, los profesionales de toda la vida, los que ya no tenían manos sino churreras, fueran capaces de preparar decenas de planchas impecables a la semana, incluso ahí, había un proceso industrial, un equipo: guionista, dibujante, entintador, coloreador, rotulista... y mucha experiencia y mecánica del dibujo. Un aficionado aventajado, objetivo del premio
en cuestión, tendría que quitarse muchas horas de sueño para llegar, muy justito, a la fecha de entrega, y eso con suerte y si se ha enterado en tiempo y forma de la convocatoria.
Vale que todo el mundo (que se dedica a esto) suele tener bastantes cosas en el cajón, pero creo que muy pocas novelas gráficas de esa extensión listas para presentar a la voz de ya. Lo que da lugar a pensar dos cosas, una buena y otra mala.
La buena es que los organizadores son unos perfectos ignorantes (cosa extraña, porque el número de edición del premio
da cuenta de una larga trayectoria) y habiendo oído campanas, no tienen una idea clara del tiempo que supone preparar un producto digno de esa extensión. Lo de buena es por decir algo, vamos, aquello de que no hay que ver malicia donde solo hay incompetencia.
La mala es que falta un punto de las bases, aquel donde se especifica claramente el nombre y apellidos del ganador. Viendo el abultado monto del premio
(algo más de un millón de las antiguas pesetas, y no, no es un ente privado quien lo organiza) y lo precipitado de la convocatoria la tentación de pensar en conversaciones veraniegas del estilo Tu si eso ve preparando algo para marzo, que ya sacamos la convocatoria con tiempo para que no de tiempo a presentarse a casi nadie. Esto lo tienes ganao, chaval.
es algo más que fuerte, rondando casi la certeza.
Me han apuntado una tercera vía, y es que siendo un premio de larga trayectoria, autores e iniciados en el mundillo saben de los magros plazos de entrega que se suelen manejar y van adelantando trabajo desde meses antes de la convocatoria. En todo caso, un trabajo que no puede tener como objetivo único el premio porque a saber si llegará esa convocatoria.
Como último apunte un matiz importante, que pocas veces se tiene en cuenta: en la convocatoria queda claro que es un premio
, es decir, una recompensa que se otorga para reconocer ciertos méritos demostrados en el tiempo, no un concurso, en el que solo cuenta la bondad particular del trabajo presentado a competir. Por tanto, siendo un premio
, los organizadores se lo darán a quien les de la gana, pero es un poco sangrante que se juegue con las ilusiones ajenas si, como se hace muy difícil no pensar, ya está otorgado incluso antes de ser convocado.

