Probablemente no sorprenda a mucha gente si digo que me considero trekkie. La verdad es que sí, soy un trekkie, pero uno muy poco ortodoxo. La serie original de Star Trek no la he visto, salvo algún que otro capítulo suelto. Donde realmente me he volcado ha sido en La Nueva Generación (TNG, The Next Generation). Recuerdo algunos capítulos de TNG como muy buenos, dando que pensar mucho y produciendo situaciones de extrañamiento cognitivo, que es lo que el crítico Darko Suvin dijo que debía hacer la ciencia-ficción.
Varias cosas cambiaron en TNG respecto a la serie original, y no solo el hecho de que las mujeres ya no iban en minifalda. En TNG aparecen dos de los mejores personajes que ha dado la franquicia: el androide Data y el capitán Jean-Luc Picard. Data, quizá mi personaje favorito de todo el universo trekkie, es un inadaptado. Es una forma de inteligencia artificial única, creada por el ingenioso dr. Soong. Tremendamente avanzado, no se encuentra en casa ni en el mundo de los humanos ni en el de los androides, aunque es entre los humanos donde aspira a vivir, de hecho, aspira a convertirse en uno de nosotros, y gran parte de la serie muestra sus intentos por comprendernos, en especial en entender nuestro complejo espectro emocional (más adelante le harán entrega de un chip emocional
que le permita emularnos). En este sentido, Data es un poco el contrapuesto a Spock, de la serie original. Spock, como vulcano, era una máquina de razonar fría y eficiente, que despreciaba las emociones de los seres humanos. Data parte del mismo punto que Spock, pero se diferencia de él en que anhela con todas sus fuerzas ser como un humano, tener emociones, comprendernos, en suma. Para mí, esto convierte a Data en un personaje mucho más rico que Spock, aunque sé que al decir esto estaré dejando alucinados a muchos trekkies.
Picard, por otro lado, es sin duda un salto cualitativo con respecto al ligón e indisciplinado capitán Kirk. Picard (maravillosamente interpretado por el genial Patrick Stewart) representa a ese capitán culto, amante de los clásicos literarios, diplomático, cerebral, de nuevo toda una ruptura con la serie original. De hecho, recuerdo un episodio de la saga The Big Bang Theory en que Leonard y Sheldon llegan al acuerdo de decir que la serie original les gusta más que TNG, pero que prefieren a Picard antes que a Kirk. Junto a Data y Picard había otra serie de personajes muy interesantes, como el ingeniero Geordi La Forge.
De los capítulos de TNG hay algunos que son perfectamente olvidables. De hecho, el inicio de la serie es bastante flojo, algo que se repite más adelante con Espacio Profundo Nueve, la heredera de TNG. Estos comienzos difícilmente hubieran funcionado en el mundo actual, en el que las series han de tener un ritmo vertiginoso desde el primer momento para captar la atención de un espectador que tiene a su disposición miles de (hiper) estímulos para elegir. Que este cambio de ritmo en las series más modernas haya sido para bien queda al gusto de cada uno, aunque personalmente hay algo que me desagrada en las dificultades que tienen los productos más reposados
del mundo audiovisual en salir adelante. En realidad, era otro el modelo: las series tenían más capítulos por temporada y había que meter más relleno. Aunque el ritmo pausado también tenía su punto agradable. Si tuviera que citar mis capítulos favoritos diría (spoilers):
THE INNER LIGHT: en el que Picard aparece en un planeta, donde le hacen creer que todo lo de ser capitán, la nave y demás era un sueño y acaba viviendo allí toda su vida
. Se descubre que todo ha sido una experiencia que una civilización le ha inducido en su mente; esta civilización había desaparecido pero quería dejar algo como legado, en este caso, el recuerdo de toda una vida de un ser de otra especie entre ellos. Muy lírico y conmovedor. Quizá el mejor capítulo de toda la saga de Star Trek.
DARMOK: Picard y un ser incomprensible, varados en un planeta hostil, tienen que unir fuerzas para derrotar a un monstruo que los persigue. La comunicación entre Picard y el ser parece imposible, hasta que Picard descubre que el ser solo entiende si le hablan en metáforas. Picard le cuenta la historia de la Epopeya de Gilgamesh y juntos consiguen derrotar al monstruo.
THE BEST OF BOTH WORLDS: la gran batalla contra el colectivo Borg, las criaturas sin individualidad, con una mente colmena, que asimilan toda forma de vida y la convierten en uno de los suyos. Interesante y lleno de acción.
REMEMBER ME: un episodio un tanto escalofriante en el que la doctora Crusher va viajando entre realidades o recuerdos diferentes en los que cada vez desaparece, como si nuca hubiera existido, uno de sus compañeros de la Enterprise.
CLUES: tras atravesar un agujero de gusano, todos los miembros de la nave tienen la sensación de haber perdido tiempo de vida. Data parece saber algo, pero no quiere decirlo. Mucho misterio e intriga en cuarenta magníficos minutos.
Podría señalar más capítulos excelentes, como THE SKIN OF EVIL, CONUNDRUM, CAUSE AND EFFECT... La verdad es que esta serie me ha dado grandes momentos de disfrute y no podía dejar de homenajearla en este blog.
Hace poco terminé Picard, la serie que homenajea al legendario capitán de la Enterprise (muy recomendable) y me encuentro viendo Espacio Profundo Nueve (DS9). DS9 rompe mucho con la tónica habitual de Star Trek: transcurre en una estación espacial, no hay viaje de exploración, y es en general más oscura que las dos series que la precedieron. De hecho, estoy finalizando la primera temporada, que tiene algunas historias buenas (otras flojas) pero recuerdo haber visto hace años suelto un episodio de la cuarta o quinta temporada de DS9 y quedarme sorprendido por lo oscuro que era: había una guerra terrible entre la Federación y el Imperio Cardasiano, los ánimos estaban enconados, la lucha era cruenta... ciertamente no parecía el ambiente habitual, más luminoso, de Star Trek. Veremos cuando llegue allí. En cualquier caso, DS9 tiene personajes muy interesantes: Odo, el cambiante, que desconoce su origen; la hermosa científica Jadzia Dax, simbionte entre humanoide y anélido; el capitán Sisko, con un hijo adolescente, o el ingeniero Miles O´Brien. Si te gustan los protagonistas, los capítulos menos buenos te permiten ver a un conjunto de personajes muy queridos en diversas situaciones, lo que tiene su encanto. DS9, en esta un tanto irregular primera temporada, ya ha tenido capítulos muy profundos, como el juicio a Jadzia Dax, (¿cómo juzgas a una forma de vida simbionte?), o el planeta con una guerra eterna entre dos facciones que no pueden morir, que toca temas como la obsesión o el perdón.
Del resto de series de la franquicia, Voyager y Enterprise no me interesan demasiado, aunque quizá las acabe viendo. La que actualmente está en emisión, Discovery, sí me pica un poco más la curiosidad. En cualquier caso, y además de todo el disfrute que me ha aportado, creo que Star Trek tiene valores muy dignos de mención: presenta un futuro en general optimista, que realza valores humanos como el respeto a todos, también al diferente, o la importancia del conocimiento. Sí, contiene mucho del llamado techno-babble, se abusa del concepto anomalía subespacial
(que lo es todo y es nada) pero bueno, no toda la ciencia-ficción va a ser Greg Egan. A decir verdad, Star Trek es un universo rico y complejo, en el que grandes historias y grandes personajes se dan la mano en una visión positiva del mundo del mañana. Recomendable y necesaria.
