¿Se imagina una tecnología capaz de impulsar una nave espacial a, al menos, un quinto de la velocidad de la luz? Por supuesto, de lo contrario sería extraño que estuviera leyendo este artículo en esta web, pero lo curioso es que ya hay científicos, más allá de especulaciones literarias más o menos realistas, que están pensando en como llevar a cabo semejante hazaña.
El proyecto Breakthrough Starshot [1] pretende desarrollar la tecnología necesaria para construir naves capaces de desplazarse a un quinto de la velocidad de la luz.
¡Bien! Ya queda menos para el warp.
O no. De momento los medios de los que pretende valerse para ello son bastante más modestos que el núcleo de curvatura, y pasan por artefactos tirados por velas de luz impulsadas por láseres que acelerarían progresivamente hasta alcanzar las velocidades requeridas, algo que les pondrían en el destino, Alfa Centauri, en poco más o menos veinte años (más un quinto de esa cifra para que el mensaje notificando el éxito del viaje llegara a la Tierra).
Nuevamente, esto les es familiar. El propio Johannes Kepler, observando las colas de los comentas, concluyó la existencia de alguna forma de brisa
solar[2], y sugirió que no sería descabellado construir navíos que la aprovecharan para deslizarse por el espacio (igualmente recordemos que los viajes a la Luna no eran unas rarezas en la literatura de la época), pero no fue hasta los descubrimientos de James Clerk Maxwell en 1873 respecto al comportamiento de los fotones que esa idea fue considerada seriamente. El efecto se constató claramente en 1960, en el satélite Echo-1, al ser desviado de su órbita prevista por una ráfaga de viento
.
Las velas solares son artefactos ampliamente utilizados en la ciencia-ficción casi desde sus inicios[3]. Aunque se pueden rastrear referencias desde los años 1920, CLIPPER SHIPS OF SPACE de John W. Campbell, publicada en 1951 tuvo una gran influencia al respecto, y tanto Cordwainer Smith (THE LADY WHO SAILED THE SOUL, 1960) como Jack Vance (GATEWAY TO STRANGENESS, 1962), entre otros, se valieron de ello.
Quizá el más famoso sea el que Arthur C. Clarke describió en FUENTES DEL PARAÍSO (aunque no era la primera vez que incidía en ello), en un a modo de extraña morcilla insertada en el relato de la construcción de un ascensor espacial[4]. El velero, curiosamente, provenía del Alfa Centauri, destino de la misión Breakthrough, y puede ser el modelo de éste proyecto, ya que muchas de sus premisas parecen salidas del relato de Clarke.
Según Clarke la vela, que a la vez hacía de antena transmitiendo a su mundo de origen, medía quinientos kilómetros de diámetro arrastrando un artefacto de solo unos pocos metros, y se trataba de una sonda automática lanzada hacía un tiempo incomensurable por una civilización, a saber si ya no extinguida, buscando vida inteligente en el universo.
Corregida y ampliada tanto en el aspecto de los ascensores espaciales como los veleros de luz la encontramos en MUNDOS EN LA ETERNIDAD [5], de Juan Miguel Aguilera y Javier Redal, donde son usados profusamente en el tránsito entre las apelotonadas estrellas del cúmulo globular de Akasa-Puspa
En resumen, que Breakthrough Starshot no está inventado
nada nuevo, así pues, ¿qué aporta realmente? Pues que quizá sea el primer proyecto serio de construir un velero de luz viable, capaz de alcanzar velocidades que hasta ahora estaban vedadas, con un objetivo claro y discernible. Ello se combina con el proyecto Galileo [6] cuyo fin es el de buscar indicios de civilizaciones tecnológicas en el Universo. Bueno, para eso ya tenemos el SETI ¿no? En parte. El proyecto SETI solo busca señales electromagnéticas que se puedan interpretar como generadas por una inteligencia extraterrestre, Galileo va más allá y busca indicios físicos visibles... o no visibles, de tecnología extraterrestres.
Lo de los objetos visibles es obvio, ¿pero los invisibles? Imagínese una civilización que puede construir una esfera de Dyson capaz de captar toda la energía de su estrella. Esa estrella desaparecera
del espectro visible, o al menos sus emisiones se verán tan alteradas que los diversos espectros (visible, infrarrojo, ultravioleta, rayos-X), que la suma de todas las observaciones resultará anómala. Pues bien, esa es una pista para considerar la existencia de una civilización tecnológica.
De este modo, Breakthrough Starshot diseñará la nave que se dirigirá a los objetivos señalados por Galileo. ¿Tendrá todo esto algún resultado? Creo que no hace falta ser muy perspicaz para entender que ni a corto, medio, ni largo plazo. Es simplemente la semilla de proyectos que pueden tardar decenios en sustanciarse y, como mínimo, siglos en obtener algún resultado concluyente.
Entre tanto, y creo que eso es lo más interesante de este y otros proyectos similares, el desarrollo de las tecnologías y materiales necesarios para llevarlos a cabo se podrán ir usando en aplicaciones más mundanas, haciendo la vida más fácil a los que nunca veremos la culminación del proyecto.
PS: Si, ya se, todo el dinero invertido en esto se podría dedicar a bla, bla, bla y rebla. Pero pregúntese que habría sido de la humanidad ¡si habría humanidad siquiera! si a ningún homínido, allá en el corazón de la sabana africana, se le hubiera ocurrido preguntarse que habría más allá de las montañas que se recortaban en el horizonte.

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Publicado originalmente el 30 de octubre de 2022 en www.ciencia-ficcion.com
