Tengo el orgullo y la satisfacción de haber descubierto a Eduardo Delgado Zahino para la ciencia-ficción española. O mejor dicho, en español. Allá por 2007 me envió el primer relato, POR FIN ESTABA EN MARTE, y desde entonces, casi todos los años ha colaborado de una forma u otra en el Sitio, incluso cuando ya se ha hecho un nombre ganando prestigioso premios (el Domingo Santos) y saltando al panorama internacional (en la revista rusa Esli).
El estilo de Eduardo huye de las construcciones alambicadas y los excesos literarios. No lo necesita, es directo y limpio, las historias que construye son lo suficientemente inquietantes y, en ocasiones, aterradoras, como para necesitar un extra de escritura rebuscada. Es la marca de la casa, nada de lo que se lea salido de su imaginación va a dejar indiferente. Sus narraciones, incluso cuando se decide por escenarios exóticos y extraños, tienen un poso de cotidianeidad que las hace más turbadoras aún. Sus protagonistas pasan por personajes comunes, hasta vulgares, hasta que se descubren las circunstancias que los rodean y el escalofrío llega poco a poco.
En LA CUÑA sucede así tenemos unos colonos intentando asentarse en Mundala, un planeta perdido de la mano de Dios, los trabajos son los habituales de acondicionamiento y explotación de los recursos naturales, más el lógico curiosear aquí y allá por la superficie del planeta, todo parece relativamente normal hasta que descubrimos la naturaleza vil de uno de los colonos. Y ese es solo el principio.
Mundala ya de por si es un planeta extraño, donde las leyes de la física siguen su particulares reglas, sutilmente diferentes a las de la Tierra, eso a la vez que lo hace habitable también lo convierte en un peligroso lugar donde asentarse, pero como viene siendo habitual en la humanidad desde que tiene conciencia de si misma, eso no es un obstáculo porque los beneficios que se obtienen de ciertos productos elaborados a partir de su particular flora superan con mucho cualquier inconveniente.
En ese sentido LA CUÑA entronca con obras como DUNE, donde el peligro y las dificultades de las prospecciones no son nada en comparación con la utilidad de la mercancía que elabora y exporta, sin olvidarnos de su notable carga teológica.
Lógicamente, no todo se reduce a la actividad minera
, hay más, y más terrible.
Antes de que nadie nos acuse de pretender engañarle, tengo que decir que LA CUÑA ya está completa en Amazon. Si se busca, se encuentra, pero claro, es de pago. Eduardo me propuso distribuirla igualmente desde la Biblioteca del Sitio porque se temía que los posibles beneficios, y sobre todo la difusión desde Amazon, fuera muy limitada, así que nada mejor que darle alas en diversas plataformas. Por mi parte propuse publicarla en forma de serial, para recuperar viejas costumbres y viejos formatos, y aquí estamos.
Como ventaja que tiene a versión de Amazon es que, aparte de la típica en Kindle, es posible obtenerla también en papel, pero nunca va a igualar la emoción de esperar semana a semana las aventuras y desventuras de G-Hara, A-Yon y A-Clara.
Y ahora, a disfrutar de LA CUÑA

