En este artículo quiero intentar refutar la llamada teoría del bosque oscuro, que ha ganado cierta popularidad en los últimos años. Aunque existen versiones más o menos similares anteriores en el tiempo, probablemente la forma definitiva de la teoría la dio el escritor de ciencia-ficción Cixin Liu en su trilogía de los Tres Cuerpos, en la que uno de sus libros se llama justamente EL BOSQUE OSCURO.
La teoría del bosque oscuro es una respuesta a la paradoja de Fermi, es decir, la aparente ausencia de extraterrestres cuando tan solo en nuestra galaxia de cerca de 400 mil millones de estrellas habría habido tiempo más que de sobra para que estuvieran presentes. La paradoja de Fermi ha sido examinada y reexaminada centenares de veces, y hay tantas propuestas de solución que resulta difícil contarlas y clasificarlas. Un libro que ha hecho esto admirablemente bien es IF THE UNIVERSE IS TEEMING WITH ALIENS... WHERE IS EVERYBODY? de Stephen Webb.
La teoría del bosque oscuro tiene un cierto toque tétrico, ya que considera que la opción más segura para una civilización es permanecer oculta, para siempre, sin revelar su posición, pues de lo contrario el resto de civilizaciones irían a por ella para destruirla. La razones que se dan para esto apelan a cierta forma del dilema del prisionero en la teoría de juegos: la opción más ventajosa es siempre la cooperación, pero cooperar implica confiar, y confiar significa volverse parcialmente vulnerable. De la misma manera que muchos jugadores del dilema del prisionero deciden no cooperar (incluso sabiendo que no es la mejor opción) para minimizar el riesgo, así también podrían actuar el resto de las civilizaciones de la galaxia. Las civilizaciones decidirían ocultarse y, ante alguien que revela su posición, irían a por él cuanto antes, ya que sería más seguro destruirlo antes que después, cuando el otro tal vez sea más fuerte.
Ni que decir tiene que, aunque considero a la teoría del bosque oscuro algo curioso y bien pensado, no le doy crédito alguno. En primer lugar, como sucede con muchas soluciones propuestas a la paradoja de Fermi, se asume que todas las civilizaciones actuarían igual, lo que es mucho suponer. No sabemos nada de la psicología de los posibles alienígenas (caso de que existan), pero suponer que todos se comportarían igual parece un tanto aventurado. Por otro lado, y este es un argumento que se ha comentado en muchas ocasiones, toda civilización suficientemente avanzada debería haber encontrado el valor de la cooperación, ya que sería muy difícil (si no imposible) crear una sociedad compleja y ramificada en la que los individuos no cooperasen. Por supuesto, esto no implica que tengan con cooperar con miembros que no sean de su especie, pero sí parece que verían en la cooperación algo verdaderamente valioso, elevado desde el punto de vista moral (el que tengan).
En el video que enlazo del gran Isaac Arthur se menciona el valor de la cooperación, y se hace referencia también a que nunca ninguna cultura de la Tierra ha optado por algo similar a la teoría del bosque oscuro: todas nuestras civilizaciones han tenido tendencias expansionistas, quizá con alguna excepción en ciertos casos de Oriente, pero incluso entonces no se escondían en absoluto, ni consideraban que cualquier contacto con otra cultura condujese indefectiblemente a la guerra.
Argumentos similares a los propuestos por la teoría del bosque oscuro han llevado a algunos a proponer que la Tierra trate de pasar desapercibida en el espacio, lo cual de hecho prácticamente ya estamos haciendo. Con la excepción de esos mensajes en una botella que fueron las sondas Voyager y Pioneer y algunos mensajes de radiotelescopios, apenas nos dejamos ver. Las transmisiones de radio y televisión pueden salir de la Tierra, pero serían pronto extremadamente débiles para detectarse. Y además, como el astrónomo Seth Shostak ha mencionado, hoy en día muchas de estas emisiones han sido sustituidas por el cable, que permite menor pérdida de la señal y que lógicamente no filtra al espacio exterior.
Por otro lado, como sugieren los autores del artículo: Making a Case for METI, si reconocemos que tal vez pudiera existir una civilización que supusiera una amenaza (lo que los autores llaman un Darth Vader), cabe la posibilidad también de que exista un Luke Skywalker, esto es, una civilización que quisiera ayudarnos, que podría aportar información clave para afrontar a ese Darth Vader. En otras palabras, tiene también cierto riesgo el querer permanecer totalmente ocultos, renunciando a los avisos para protegernos ante seres agresivos o incluso renunciando a la generosa ayuda de civilizaciones más avanzadas y benignas. Me gustan las historias en las que la humanidad y los alienígenas superan sus diferencias (empezando por los problemas de comunicación) para superar juntos una dificultad, como sucede en el genial libro de Andy Weir PROYECTO HAIL MARY. En esta línea se expresa también Douglas Vakoch para Nature: https://www.nature.com/articles/nphys3897
Nuestras señales son muy débiles a poco que nos alejamos del Sistema Solar, y cada vez emitimos más utilizando cables, así que poco estamos dejando salir al exterior. Querer ocultarnos parece sensato, pero podemos renunciar a mucho, inclusive a los medios necesarios para nuestra supervivencia a gran escala. La decisión sobre contactar con otros seres no deben tomarla países de forma aislada, sino entidades supranacionales. Respecto a las intenciones de posibles extraterrestres ahí fuera estamos bastante a ciegas, pero creo que los posibles beneficios, sumados a las consideraciones éticas de posibles seres avanzados nos llevan a pensar que los beneficios superan a los riesgos.
El vídeo de Isaac Arthur:
https://www.youtube.com/watch?v=zmCTmgavkrQ
