El mayor mérito de PÁNICO EN EL TRANSIBERIANO es que se trata de un film de ciencia-ficción hecho en España que no solo posee una gran calidad, sino que además funcionó divinamente en taquilla, siendo exportado al extranjero con bastante éxito.
Esta magnífica película española ha sido clasificada como de terror. De hecho, la primera vez que la vi fue en 1982, en la segunda cadena de TVE, concretamente en el programa Mis Terrores Favoritos, que presentaba el incombustible Chicho Ibáñez Serrador. Pero en realidad se trata de una cinta de ciencia-ficción, aunque aderezada con elementos propios del género terrorífico.
El profesor Alexander Saxton (Christopher Lee) encuentra, en las montañas de Manchuria, un antropoide congelado en perfecto estado de conservación. Decidido a trasladar a Inglaterra tan fascinante hallazgo, lo embala en un resistente cajón y lo lleva hasta Shanghai, donde tomará pasaje en el Transiberiano. Mientras el cajón espera para ser cargado en el tren, un ladrón intenta forzarlo y muere de un modo horrible y extraño. Una especie de santón, el padre Pjardov (Alberto de Mendoza) advierte a Saxton que lo que lleva en esa caja es algo maligno, que debe ser destruido, pero el científico no le hace el menor caso. Apenas iniciado el viaje, el fósil se esfuma y en el baúl aparece el cadáver del maletero del tren, a quien el doctor Welles (Peter Cushing) intrigado por el contenido de la caja, había sobornado para que echase un vistazo al interior y le informara de lo que transportaba en ella Saxton. Esto será sólo el comienzo de una serie de espantosas muertes que convertirán ese viaje del Transiberiano en una espeluznante pesadilla.
Lo más interesante, por supuesto, es el monstruo, por llamarlo de algún modo. Se trata de un alienígena que llegó a la Tierra en nuestra prehistoria, probablemente en misión de exploración, y que fue abandonado accidentalmente por sus compañeros. Para sobrevivir, tuvo que apoderarse del cuerpo de un primate, lejanísimo antepasado del hombre. El primate acabó congelándose en una cueva y allí permaneció el ser de otro mundo, atrapado en el cuerpo de aquel ser primitivo, como hibernado, hasta que Saxton lo encontró. Esta criatura es un ser de energía, capaz de pasar de un cuerpo a otro con facilidad, Abandonado en un mundo hostil, su principal objetivo es encontrar la manera de volver al espacio, con los suyos, y para conseguirlo está dispuesto a matar a quien sea. Mata de una forma muy curiosa. En la oscuridad, sus pupilas se tornan rojizas, y clavando su siniestra mirada en los ojos de su víctima, absorbe a través de ellos todos los conocimientos de esa persona, provocándole la muerte cerebral. Por si esto fuera poco, puede controlar mentalmente a sus víctimas, convirtiéndolas en una suerte de zombis que maneja a voluntad, como hace con el capitán Kazán (Telly Savalas) y sus desdichados soldados. Su único punto débil reside en el hecho de que sólo puede usar su mortífero poder en la oscuridad. Aunque en la película no lo explican con claridad, todo parece indicar que esta extraña forma de vida sólo puede sobrevivir en la Tierra ocupando el cuerpo de algún ser vivo. Si no, no se explica que muera al final, cuando el tren se despeña por un precipicio.
Lo mejor de la película son las interpretaciones de esos dos colosos del cine británico que son Christopher Lee y Peter Cushing, como Saxton y el doctor Welles respectivamente. Los aficionados al fantástico recordamos con cariño sus insuperables creaciones del conde Drácula y su pertinaz enemigo, el doctor Van Helsing, en aquellas modestas pero geniales películas de la Hammer. En PÁNICO EN EL TRANSIBERIANO, y sin que sirva de precedente, son aliados y no enemigos. Cushing, en concreto, hace gala en este film del inconfundible y flemático humor inglés. Cuando el inspector Mirov (Julio Peña) insinúa que quizás alguno de ellos sea el monstruo, replica: Imposible. ¡Somos ingleses! Cushing interpretó al siniestro gobernador Tarkin en la primera entrega de STAR WARS, y Lee al conde Dooku en las dos últimas películas de la misma saga. Entre otros trabajos destacados, también colaboraron en la mítica Espacio 1999, Lee en HACIA LA TIERRA, y Cushing en EL ESLABÓN PERDIDO, quinto y séptimo episodios de la primera temporada de dicha serie.
Telly Savalas, uno de los grandes actores americanos de carácter, da vida a Kazán, un capitán de cosacos simpático pero brutal, que acabará sucumbiendo, junto a todos sus hombres, ante el poder del alienígena. Entre sus trabajos más importantes destacan sus interpretaciones en DOCE DEL PATÍBULO, de Robert Aldrich, un violentísimo film bélico que creó escuela; AL SERVICIO SECRETO DE SU MAJESTAD, un algo fallido film de 007, en el que daba vida a Ernst Stavros Blofeld, jefe supremo de Spectra, y LOS VIOLENTOS DE KELLY, exitoso film bélico con toques de comedia en el que trabajó junto a Clint Eastwood y Donald Shuterland. Pero el papel que le daría fama internacional sería el del inimitable teniente Theo Kojack, de la policía metropolitana de Nueva York, distrito de Manhattan Sur.
El argentino Alberto de Mendoza borda su papel del santón Pjardov, repelente personaje que acabará ayudando al monstruo de otro mundo. Julio Peña está muy convincente como el algo inseguro inspector de policía. Y no nos olvidemos de la chica de la película, que no es otra que la bellísima Silvia Tortosa, que da vida a Irina, y que posteriormente desarrollaría una exitosa carrera televisiva.
La película se rodó en los Estudios Madrid 70 (Daganzo) y en la Sierra de Navacerrada. A destacar la excelente ambientación y el hermoso tren de época empleado para el rodaje, una maravilla que encantará a los entusiastas del ferrocarril.
PÁNICO EN EL TRANSIBERIANO, una digna película española de género, que nada tiene que envidiar a producciones extranjeras teóricamente de más empaque. Una estupenda combinación de ciencia-ficción y terror, que se adelantó en siete años a la genial ALIEN de Ridley Scott. Una pequeña joya de nuestro cine que vale la pena recuperar.

La clasificación temática de una película siempre resulta difícil ya que más de un género suele concurrir en un mismo film.
PÁNICO EN EL TRANSIBERIANO participa de una doble adscripción temática: por su título podríamos considerar que se trata de una película de terror. Es cierto. Claramente es una película de terror con todas sus consecuencias. Pero otras películas, claramente de miedo, son asimismo clasificadas como ciencia-ficción, y nadie lo discute. ¿Que es ALIEN? Es evidente que ALIEN es una película de terror, pero asimismo hay un componente fundamental de ciencia-ficción presente. En el caso PÁNICO EN EL TRANSIBERIANO el componente de terror está vinculado a un hecho que claramente es de ciencia-ficción, es decir existe una explicación científica (o pseudo-científica) de unos hechos concretos, que provocan el miedo. No tratamos con elementos sobrenaturales, sino que el arquetipo que produce el miedo, finalidad del filme, es plenamente natural, aunque este arquetipo sea inverosímil.
Este componente que, repito, es la premisa fundamental, es el que me hace clasificarla dentro del género ciencia-ficción.
La acción de la película se desarrolla en el famoso tren ruso que, desde Novosibik, cruza toda Siberia para terminar su trayecto en Moscú. En este tren se disponen a emprender viaje el profesor Alexander que, en unas excavaciones en Siberia, ha descubierto un fósil milenario. Este importantísimo descubrimiento, ya que su taxonomía es desconocida, es transportado a Londres para su estudio. Varios personajes mas confluyen en la estación, los Condes Petrovsky, acompañados del místico Pjardov, una especie de Rasputín de andar por casa, otro inglés, el Doctor Wel s h, rival científico de Saxton, y una bella espía interpretada por Helga Line. Todos ellos van a vivir un viaje de lo más interesante y movido a través de la estepa rusa. El cadáver de un ladrón encontrado en la estación, con unos extraños ojos en blanco, nos hace presagiar desdichas sin número para los protagonistas.
Y así ocurre. El fósil resucita, como en las películas de la momia, y se dedica a matar a lo que se mueve por allí. Una de las particularidades de este fósil, que ya no lo es tanto, consiste en poder asimilar los recuerdos y la memoria de sus víctimas. Asimismo es capaz de traspasar su mente a otros seres vivientes. Los experimentos de los dos científicos, a bordo del Transiberiano, consiguen descubrir que se trata de una criatura extraterrestre, llegada a la Tierra en la época en que reinaban los dinosaurios.
Este es el resumen del argumento de este film injustamente olvidado por el aficionado y por la crítica. No se trata de un subproducto de la época del terror, sino un intento honesto de crear algo diferente en el cine de los 70. La mezcla del género terrorífico, con dos de sus máximos actores en la época, procedentes de la Hammer, Cushing y Lee, con la ciencia-ficción, converge en un producto muy acertado. En el film nos encontramos, enmarcado en el terror, muchos de los estereotipos del género: Monstruo horroroso, posesiones, zombies e incluso algún elemento típicamente gore, como la autopsia de las víctimas, en las que se les puede ver el cerebro libre de circunvoluciones (esto explicaría, según el profesor Alexander, que el monstruo pueda adquirir los conocimientos de sus víctimas).
El extraterrestre lo único que pretende es abandonar la Tierra y regresar a su planeta. Para ello, no duda en matar, aunque intenta pactar con sus enemigos, pretendiendo un contrato mefistofélico típico: os daré conocimientos sobre tecnología y medicina si me ayudáis a salir de esta bola de barro. Ni que decir tiene que después de la escabechina que organiza, este pacto se torna imposible.
Este film, a reivindicar como un buen exponente de la ciencia-ficción hispana, toma muchos elementos de otras películas y los mezcla, produciendo una buena ensalada. El fósil congelado puede recordar en muchos momentos a EL ENIGMA DE OTRO MUNDO. Extraterrestre agresivo, que ha permanecido congelado durante siglos y que resucita. El ambiente es similar al de la base polar, ya que nos encontramos en un lugar cerrado, en ambas películas, y claustrofóbico del que sus protagonistas no pueden escapar. Por otra parte se nota una influencia clara de la película de George A. Romero LA NOCHE DE LOS MUERTOS VIVIENTES. El ataque de los zombis a los viajeros es un homenaje
a ese film.
Eugenio Martín (ó Gene Martin) es un director que coqueteó con el fantástico en varias ocasiones Suyos son filmes como HYPNOSIS (1962), UNA VELA PARA EL DIABLO (1973) o AQUELLA CASA EN LAS AFUERAS (1981) El buen plantel de actores, un guión, y una dirección adecuada, hace de esta película un producto muy interesante para revisar.
Frase para Recordar
Mirov dirigiéndose a los científicos:
—Y como sé que ustedes no son el monstruo
—¿Nosotros? Imposible. Somos ingleses.