Necesaria precuela de FURIA EN LA CARRETERA, por fin conocemos los orígenes de Furiosa y como y porqué es lo que es. Si bien FURIA EN LA CARRETERA fue una ensalada de tiros aromatizada con gasolina quemada, dejaba toda una serie de preguntas en el aire, que si bien el espectáculo que había coreografiado George Miller las convertían en una cuestión casi secundaria, sin las respuestas la película era un sinsentido de principio a fin. Vale, Furiosa había robado a Inmortal Joe su tesoro más preciado y éste se lanzaba en una persecución salvaje en la que Max Rockatansky se veía involucrado de carambola y tenía un papel menos que secundario a cargo de un Tom Hardy aún más lacónico y seco que Mel Gibson.

Sin embargo no sabíamos nada de Furiosa mientas que de Max ya estábamos más que al tanto de sus andanzas. Se citaban lugares míticos como el Lugar Verde de Muchas Madres, e incluso encontrábamos supervivientes de ese paraíso en la Tierra, o la Ciudad de las Balas, incluso se vislumbraba la Ciudad de la Gasolina. Por lo demás se introducían una serie de personajes y escenarios que, con mucha buena voluntad, se podían encajar sin problemas (ni preguntas) dentro del universo Max.

Al fin, nueve años después, Miller se decidió a resolver casi todos estos enigmas. Al parecer ya tenía bien dibujado el transfondo de Furiosa cuando rodó FURIA EN LA CARRETERA, de ahí que el personaje resultara tan sólido, así que desarrollar un guión alrededor de eso fue cosa fácil. En alguna ocasión también comentó que él, de forma personal, había conectado con el personaje y sentía la necesidad de contar su historia, independientemente de otras consideraciones.

Lo que se relata en la película es un ejemplo perfecto del camino del héroe: Furiosa (Anya Taylor-Joy) arrebatada de niña de su hogar (el Lugar Verde de Muchas Madres) por la banda de moteros de Dementus (Chris Hemsworth) es criada por éste que la trata como un objeto de extraordinario valor, y de hecho lo es. En un mundo maltratado por la radiación y muerto como un secarral, Furiosa es un ejemplar perfecto de la raza humana y además atesora el conocimiento de la ubicación del vergel que es el Lugar Verde de Muchas Madres.

En coherencia con lo secreto de la ubicación del Lugar la primera escena tras el secuestro de Furiosa es la persecución de la banda por parte de su madre (Charlee Fraser) que los extermina sistemáticamente con el doble objetivo de guardar el secreto y rescatar a Furiosa. Consigue el primer objetivo pero no el segundo, y a partir de entonces la vida de Furiosa unida a Dementus entra en la espiral de locura y violencia que inunda este mundo.

Pero llegado un momento Dementus se ve obligado a negociar con Inmortal Joe (fallecido Hugh Keays-Byrne en 2020 lo interpreta ahora Lachy Hulme), dueño y señor de La Ciudadela, única y abundante fuente de agua conocida en ese desierto y el acceso a ciertos suministros vitales. En ese intercambio entra Furiosa, que desde ese momento se ve condenada a convertirse en una Madre en el desesperado intento de Dementus por tener descendencia perfecta, pero no está dispuesta a eso y consigue escapar del criadero para convertirse en uno de los muchos operarios que mantienen La Ciudadela. Con los años consigue que Pretorian Jack (Tom Burke), necesario trasunto de Max, la tome bajo su protección y la convierta en una experta conductora de convoys ahora ya bajo el nombre de Imperator Furiosa,

Como es habitual en esta saga todo se desarrolla a base de tiros, carreras, gasolina quemada por arrobas, muertes violentas, nacimientos violentos, protagonizado por gente violenta, y coreografiado con una precisión milimétrica. Pero la narración va más allá del grandioso espectáculo visual y vemos la evolución de Furiosa hasta convertirse en una fría máquina de matar, el ascenso, esplendor y caída del Imperio móvil del ambicioso Dementus, de cómo y porqué los diversos núcleos de poder han crecido alrededor de antiguos complejos industriales manteniendo una frágil interdependencia los unos con los otros. En ese sentido es bastante más compleja que FURIA EN LA CARRETERA, que cobra ahora otro sentido.

De lo que peca es de una duración excesiva, dos horas y media pueden hacerse muy largas (la primera MAD MAX duraba apenas hora y media). Una mayor economía narrativa no habría estado de más, si bien es cierto que prácticamente en ningún momento se baja el ritmo, llega un punto en el que las persecuciones y desmembramientos se hacen repetitivos.

Anya Taylor-Joy da y no da para el papel de Furiosa. A veces es inquietante, ese aspecto ligeramente alienígena que tiene se hace de lo más temible cuando Miller consigue captarlo, pero a la vez, con esos enormes ojos resulta difícil lanzar miradas amenazadoras sin parecer un peluche. Además, y pese a medir 1,73, está muy delgada y rodeada de auténticas moles como Chris Hemsworth (Thor, que vamos a decir), da siempre una sensación de fragilidad que en ningún momento vimos con Charlize Theron, aunque también ayudaba que Tom Hardy sea algo más bajo que ella (según el IMDb 1,77 por 1,75). Discordancias aparte, tanto ella como Alyla Browne (en su papel de Furiosa niña) lo hacen estupendamente.

El propio Chris Hemsworth está irreconocible como Dementus, y casi se puede decir que disfrutó del papel porque se luce construyendo un imponente psicópata narcisista dispuesto a lo que haga falta para lograr sus objetivos.

La película no funcionó muy bien en taquilla y apenas recuperó el dinero invertido. Puede que su larga duración hiciera pensar a más de un espectador que no valía la pena sabiendo lo que iba a ver (tiros, carreras, gasolina quemada por arrobas, muertes violentas, protagonizado por gente violenta), pero eso, para una noche de cine en casa, no es un gran problema.

Por supuesto, abstenerse espíritus impresionables.

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