Sinopsis
Londres, 1874. El doctor Henry Jekyll está obsesionado con el estudio de la dualidad del alma humana. Entregado por completo a su trabajo, Jekyll ha descuidado su relación con su esposa, Kitty, que ha acabado por despreciarle y por mantener una relación adúltera con el atractivo, pero banal, Paul Allen, amigo del matrimonio y que lleva tiempo sableando a Jekyll. El doctor Littauer, sincero amigo de Henry, considera que sus experimentos son peligrosos, por lo que le aconseja renunciar a los mismos. Jekyll no le hace caso y sigue adelante, decidiendo probar en sí mismo una pócima de su invención, que ya ha experimentado en animales. El resultado es que aflora su personalidad oculta, la de un atractivo joven que vive sólo para disfrutar de los placeres más bajos. Poco a poco, esa abyecta personalidad va anulando la de Jekyll.
Siempre he soñado con realizar una verdadera y simple historia de amor, pero soy prisionero de mi éxito.

Como resulta obvio para cualquier cinéfilo, el maestro Fisher se refería al enorme éxito que alcanzó con sus películas de terror gótico en el seno de Hammer Films. Conociendo su profesionalidad y buen hacer, es indudable que, de haber incursionado, aunque fuera brevemente, en el cine romántico, Fisher se habría desenvuelto a la perfección.
La historia clásica de Stevenson sobre el científico que consigue desdoblar las dos personalidades, positiva y negativa, que supuestamente encierra el alma humana, ha conocido infinidad de adaptaciones cinematográficas. En LAS DOS CARAS DEL DR. JEKYLL, Fisher nos ofrece una interesante variante sobre el tema. Hasta ese momento, el depravado Hyde había sido representado por el cine con un aspecto semi monstruoso. En esta cinta, sin embargo, quien presenta una apariencia no monstruosa, pero sí poco agradable, es el nada atractivo y prematuramente avejentado Henry Jekyll, eminente científico obsesionado con sus investigaciones.
El Jekyll de esta versión es mostrado como un hombre gris, sin ningún atractivo físico, que, en cierto modo, vive dominado en parte por su amor hacia su esposa. El problema es que, dada su falta de carácter, no es capaz de expresar debidamente ese sentimiento, y actúa ante ella con una rigidez inapropiada. Estos defectos se ven acentuados por su obsesiva dedicación a su trabajo, que le aleja aún más de la mujer. En consecuencia, la bella y bastante ardiente Kitty encuentra consuelo para su frustración en los brazos de Paul Allen, el cual, además de ponerle los cuernos a Jekyll, no tiene reparo en acudir a él cuando le abruman las deudas de juego, cosa que ocurre con frecuencia.
No obstante, Henry es cualquier cosa, menos tonto. Conoce las relaciones adúlteras de su esposa, pero es demasiado torpe para que sus intentos por reconquistarla den resultado. Sabe que nunca podrá vencer los prejuicios morales que le impiden lanzarse a la vorágine del submundo nocturno londinense, repleto de esos placeres prohibidos que tanto gustan a Allen, y también a Kitty, aunque en ocasiones la mujer lo disimule, en un intento por hacerse la digna. Henry concluye que necesita ser otra persona, atractiva, amoral y perversa hasta la náusea, porque cree que eso es lo que le gusta a su esposa. De modo que, gracias al brebaje de su invención, logra transformarse en Edward Hyde, que viene a ser el alter ego de Paul Allen, ya que, como el citado, está dispuesto a probar todos los placeres que éste conoce bien. Sin embargo, Allen no deja de ser un bribón libertino, pero simpático, mientras que Hyde es maldad pura, llegando a cometer dos asesinatos, e incluso a violar a su propia esposa, empujándola al suicidio.

La moraleja del film es que Jekyll / Hyde nunca ha sido dos entes distintos, como se cuenta en la novela original, sino sólo un hombre con dos personalidades opuestas y por tanto enfrentadas, unidas por el infortunio y el odio. Esto queda de relieve en la escena en que Jekyll ve cómo Kitty besa apasionadamente a Paul, y se transforma en un rabioso Hyde sin necesidad de ingerir droga alguna.
LAS DOS CARAS DEL DR. JEKYLL ostenta el dudoso honor de ser la primera producción de Hammer Films que fracasó en taquilla, generando unas pérdidas superiores a las 25.000 libras esterlinas. Tal como este cinéfilo lo ve, la cinta fue mal acogida por el público porque éste esperaba otra cosa. Después de deleitar a los amantes del terror gótico con dos obras maestras como son LA MALDICIÓN DE FRANKENSTEIN (THE CURSE OF FRANKENSTEIN, 1957) y DRÁCULA (HORROR OF DRACULA, 1958), los espectadores esperaban un tratamiento similar del personaje Jekyll / Hyde, pero se encontraron con algo muy distinto. LAS DOS CARAS DEL DR. JEKYLL es una cinta fantástica, pero no terrorífica. Su estilo y ambientación son bastante diferentes a los de producciones Hammer precedentes. Además, su ritmo narrativo es irregular, aunque eso quizás se deba al montaje realizado por Eric Boyd — Perkins, bajo supervisión de James Needs. En todo caso, iba a contracorriente del resto de la producción fantástica del Estudio, y eso, sin duda, jugó en su contra. Tiempo después de su estreno, Fisher comentaría que había pretendido presentar, más que un film de horror, un estudio de personajes, incidiendo en el atractivo y encanto que el mal parece tener para ciertas personas
. Pero él mismo hubo de reconocer que la idea había fallado.
Un aspecto criticado en su momento fue la representación del submundo londinense de finales del siglo XIX, pretendidamente realista, pero que no retrataba fielmente aquellos ambientes de vicio y depravación. Esta crítica en concreto se me antoja harto estúpida, ya que, si Fisher hubiera querido mostrar en pantalla cómo eran realmente esos lugares, la rígida censura británica de la época habría impedido el estreno de la película. No obstante, algún crítico estadounidense de pocas luces la tildó de escabrosa, lo que no deja de ser una exageración típica de un beato meapilas.
Dos detalles interesantes son que la acción se desarrolla doce años antes de que Stevenson publicara su celebérrima novela corta, y que la película es un tanto inusual, porque, en la mayoría de las adaptaciones cinematográficas y televisivas, Jekyll / Hyde acaba muriendo, lo que no ocurre en este caso.
A pesar de su fracaso en taquilla, y de que LAS DOS CARAS DEL DR. JEKYLL puede ser considerado un título muy menor en la filmografía de la Hammer y Fisher, es una película bastante digna, que merece una revisión por todo buen aficionado al cine fantástico.